El trabajo infantil en la agricultura

Antecedentes

Por "trabajo infantil" se entiende el trabajo que resulta inapropiado para la edad de un niño, afecta a su educación o es probable que atente contra su salud, su seguridad o sus valores morales. No todo el trabajo realizado por niños se considera trabajo infantil. Las tareas apropiadas para su edad que no revisten peligro ni interfieren en su educación pueden ser positivas, ya que permiten contribuir a la transmisión de conocimientos entre generaciones y a su seguridad alimentaria.

El 70 % del trabajo infantil tiene lugar en el sector agropecuario, lo que incluye la agricultura, la ganadería, la actividad forestal, la pesca y la acuicultura.

Esos 112 millones de niños y niñas a menudo realizan actividades peligrosas que pueden afectar a su salud y futura empleabilidad. El trabajo infantil perpetúa asimismo el ciclo de pobreza en sus familias y comunidades. Si no reciben educación, es probable que esas niñas y niños sigan siendo pobres, lo que socavaría los esfuerzos para alcanzar una seguridad alimentaria sostenible y poner fin al hambre.

Cabe hacer hincapié en que no todo el trabajo llevado a cabo por los niños se considera trabajo infantil: las tareas apropiadas para su edad que no resultan perjudiciales ni interfieren en su educación pueden servirles para adquirir conocimientos importantes sobre agricultura y subsistencia y contribuir a su supervivencia y seguridad alimentaria.

Sin embargo, gran parte de las labores que los niños realizan en la agricultura no son apropiadas para su edad, posiblemente revisten peligro o interfieren en su educación y desarrollo general. Por ejemplo, cuando estos están obligados a trabajar durante muchas horas, sus posibilidades de ir a la escuela y desarrollar sus aptitudes son reducidas, lo que muy probablemente afectará a su capacidad para acceder a oportunidades de empleo decente y productivo.

El papel de la FAO

El trabajo infantil en las zonas rurales, con una prevalencia de aproximadamente el triple que en las zonas urbanas, obedece a una serie de factores, como unos ingresos familiares bajos, escasos medios alternativos de subsistencia, un acceso limitado a la educación y una aplicación deficiente de la legislación laboral.

Ahí es donde interviene la FAO: trabajamos con nuestros asociados para ayudar a elaborar estrategias y políticas nacionales contra el trabajo infantil en favor del desarrollo rural. Asimismo, promovemos la inclusión económica de los hogares rurales mediante sistemas de protección social e iniciativas para mejorar la productividad y la diversificación de los ingresos.

En particular, la FAO:

  • Ayuda a los gobiernos a formular y ejecutar políticas y programas agrícolas de lucha contra el trabajo infantil en la agricultura.
  • Fomenta las capacidades de los gobiernos y los servicios de extensión agrícola para combatir el trabajo infantil en la agricultura con ayuda de material de orientación práctica (como el Manual de seguimiento y evaluación del trabajo infantil en la agricultura, 10 cursos de aprendizaje en línea certificados por la FAO y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Marco de la FAO para poner fin al trabajo infantil en la agricultura).
  • Sensibiliza e informa a todos los niveles, en las comunidades y mediante campañas nacionales, intervenciones regionales y la acción mundial.
  • Busca y ofrece tecnologías y prácticas agrícolas alternativas seguras con el fin de que las familias dejen de depender, desde el punto de vista económico y funcional, del trabajo infantil.
  • Colabora con las partes interesadas agrícolas para derribar los obstáculos que los menores del mundo rural con edad mínima para trabajar (entre 14 y 17 años) encuentran para formarse y acceder a trabajos decentes.

¿Quiere saber más sobre nuestra labor? Vea los vídeos aquí debajo y aprenda más sobre nuestras actividades en los planos nacional, regional y mundial.