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Agricultura en blanco y negro... con algunos tonos grises


Agricultura en blanco y negro... con algunos tonos grises

Recolectando algodón en Zimbabwe. Una gran parte de empresas algodoneras y tabaqueras está en manos de la minoría blanca (Foto de Margaret Waller)

Zimbabwe intenta encontrar soluciones justas para la amplia mayoría de sus agricultores sin destruir la confianza de una minoría fundamental

Por Andrew Meldrum

Ephraim Nyakujara, un anciano de 76 años, pequeño y delgado pero resistente, escruta su pobre maizal y se queja sobre lo poco que ha llovido en las Tierras Comunitarias de Chiendambuya, a unos 200 kilómetros al nordeste de Harare, la capital de Zimbabwe; "Esta tierra es demasiado seca y rocosa, en ella no se puede plantar nada", dice/Incluso en años con lluvias abundantes no conseguimos una buena cosecha".

Nyakujara recuerda con afecto la tierra donde vivía su familia cuando el era joven. "Era hermosa. En ella habríamos podido sembrar cualquier cosa. En algunos lugares hasta habríamos podido cultivar arroz", declara. "Pero desde que los rodesianos nos trasladaron a esta tierra, muchas de nuestras cosechas fracasaron. Incluso ahora es difícil hacer crecer algo aquí",

Los cabellos y la barba de Nyakujara son grises y su cara esta marcada por profundas arrugas pero sus OJOS son penetrantes y se expresa con decisión En 1945, explica, las autoridades coloniales blancas (Zimbabwe, que entonces se llamaba Rhodesia, fue una colonia británica hasta 1965, cuando el gobierno de la minoría blanca dirigido por Ian Smith declaro unilateralmente la independencia) trasladaron a cientos de familias, entre las cuales la suya, desde sus tierras ancestrales a la zona que ahora es llamada Headlands.

Ni un chelín

"Muchos resistimos pero la policía nos quemó las casas y los campos, destruyeron nuestras propiedades y después nos trasladaron", recuerda Nyakujara "Dispersaron a nuestra gente. A algunos los llevaron al este, y a otros al oeste y al sur" Ante la pregunta de si se les pagó alguna compensación por sus tierras, Nyakajura ríe amargamente. "Nada, ni un chelín, ni un penique", dice "Simplemente nos tiraron aquí donde tuvimos que partir desde cero. Todavía hoy quiero que me devuelvan nuestra tierra tradicional".

El deseo de Nyakujara de recuperar las tierras de su familia es el mismo de otros miles de zimbabwenses. A trece años de la independencia formal - otorgada por los británicos después del derrumbe del gobierno de la minoría blanca presidido por Ian Smith - el gobierno del presidente Robert Mugabe ha comenzado una segunda fase de la redistribución de tierras para satisfacer esos deseos. El modo en que el gobierno compre la tierra y la desarrolle para la agricultura en pequeña escala será tremendamente importante para la economía de Zimbabwe y tendrá implicaciones políticas y sociales de largo alcance.

Ephraim Nyakujara y miles de otros zimbabwenses fueron obligados a abandonar sus tierras ancestrales entre 1910 y 1970. Esa tierra, que abarca 11 millones de hectáreas, o sea el 40 por ciento de la superficie del país, pertenece actualmente a 4 300 agricultores comerciales en gran escala, casi todos blancos, Es la mejor tierra agrícola y tiene el suelo más fértil y el promedio mas elevado de lluvias.

Más de siete millones de zimbabwenses, casi todos negros, se apretujan en cambio en las Zonas Comunitarias, que abarcan unos 14 millones de hectáreas Son tierras que los rodesianos blancos no querían pero que utilizaban como "reservas" para las poblaciones negras desplazadas Actualmente esas Zonas están densamente pobladas y sufren por lo general a causa de la superexplotación.

El mercado de Mbare Musika, en Harare, la capital de Zimbabwe Cerca del 80 por ciento de la venta de alimentos del país crece en grandes plantaciones comerciales (Foto de Margaret Waller)

Corregir el daño histórico causado por la apropiación colonial de las tierras de los africanos es una política prioritaria del gobierno de Robert Mugabe desde que este llego al poder en abril de 1980

La perdida de sus tierras fue la injusticia insoportable que llevo a los campesinos a apoyar a los combatientes nacionalistas de Mugabe en los 14 años de guerra contra el régimen de Ian Smith. Una vez en el gobierno, Mugabe prometió que 162 000 familias serian reubicadas en tierras que anteriormente pertenecían a los blancos Pero a 13 años de la independencia solo 55 000 de ellas han sido reubicadas en proyectos agrícolas que no prosperaron Eso no satisfizo el hambre de mejores tierras de los zimbabwenses

Frente a su impopularidad en las zonas urbanas, el partido de Mugabe, el Zimbabwe African National Union-Patrotic Front (ZANU-PF), cuenta con el apoyo de las zonas rurales, donde viven el 70 por ciento de los 10 millones de zimbabwenses, para ganar las elecciones de 1995 Y, para revitalizar el entusiasmo por su partido en las zonas rurales, ha retornado al problema de la tierra Su gobierno se ha comprometido a hacer revivir la reforma agraria comprando cinco millones de hectáreas - casi la mitad de la tierra en manos de los agricultores comerciales para redistribuirla a los pequeños campesinos negros.

Para poder hacer esta nueva distribución de la tierra, el gobierno de Mugabe altero la Constitución y aprobó leyes especiales Durante el primer periodo de la reforma agraria en los años 1980, la Constitución redactada por los británicos permitía solo al gobierno la compra de tierra si a si lo deseaban tanto los compradores como los vendedores El gobierno solo podía comprar fincas en venta y tenia que negociar la adquisición al precio del mercado El resultado fue que el gobierno no pudo comprar las tierras mas adecuadas para la renunciación de los campesinos porque las mismas no estaban en venta.

Nuevas leyes

Para la segunda fase de la reforma agraria el gobierno de Mugabe cuenta con nuevas leyes que lo autorizan a comprar la tierra que quiera fijando su propio precio En marzo de 1992 el Parlamento de Zimbabwe aprobó unánimemente la Ley sobre la Compra de Tierras.

El día anterior a la aprobación de esta ley la tensión entre los agricultores blancos y el gobierno subió a niveles jamas vistos desde la Independencia y, en menor medida, aumento las tensiones existentes entre los zimbabwenses blancos y negros.

Buena parte de la resistencia a la Ley se debió a la falta de comunicación Durante mas de un año los contactos directos entre el gobierno y la rica y bien organizada Unión de Agricultores Comerciales (CFU, en la sigla inglesa), que representa a los terratenientes blancos, habían sido escasos En las ultimas semanas antes de la aprobación de dicha ley, la CFU lanzo una campaña de prensa contra el proyecto del gobierno, con avisos a toda pagina en los di anos y constantes anuncios televisivos.

La mayoría negra de la población se resintió ante los costosos esfuerzos de los agricultores blancos destinados a obstaculizar los planes gubernamentales. Dado que muchos zimbabwenses tienen parientes que, como Nyakujara, fueron echados de sus tierras ancestrales por las autoridades rodesianas la opinión publica es muy favorable a la redistribución de las tierras Los agricultores blancos fueron vistos como defensores de las iniquidades coloniales y su posición llego a ser sumamente impopular. El amplísimo apoyo a la redistribución de las tierras se reflejo en el voto unánime en el Parlamento en favor de la ley agraria pues hasta los parlamentarios blancos y de la oposición votaron por la misma.

A la oposición de los grandes cultivadores comerciales se unieron solamente los diplomáticos representantes de los países industriales occidentales que objetaron una cláusula que permite al gobierno fijar su propio precio e impide que los agricultores apelen a la justicia si creen que el mismo es demasiado bajo. Algunos abogados consideraron que negar a los terratenientes el derecho de apelar es inconstitucional, y añadieron que la ley podría ser invalidada por la Suprema Corte.

Los diplomáticos en cuestión advirtieron por su parte que Zimbabwe podría perder la ayuda financiera si se comprase la tierra de modo forzoso y a menos del precio de mercado. "Eso es completamente contrario a las normas de la ley internacional y toda compra obligatoria debería por lo menos contar con el arbitraje judicial en lo que respecta al precio", declaro un indignado enviado occidental.

"¿Donde estaban las normas de la ley internacional hace 40 años cuando le quitaron la tierra a nuestra gente?" respondió Reg Austin, un abogado que es también miembro del ZANU-PF, el partido gobernante

Los agricultores blancos tienen una base mas sólida cuando se oponen a la ley sosteniendo que ellos dan una contribución vital a la economía de Zimbabwe. El tabaco que en su mayor parte se produce en sus tincas es la fuente principal de las tan necesarias divisas y en 1992 aporto 800 millones de dólares Su algodón, te, cate, nueces, rosas y frutas tropicales son otros importantes cultivos de exportación Las fincas comerciales producen también el 80 por ciento de los alimentos vendidos en Zimbabwe y son la principal fuente de empleo, pues dan trabajo a mas de 500 000 personas Incluyendo las familias de estos trabajadores, se calcula que dos millones de zimbabwenses dependen de las fincas comerciales Los propietarios de las mismas argumentan que sostienen mas gente que la que podrían mantener los programas de reubicación.

La mayor parte de las tincas comerciales son eficientes y sumamente productivas y contribuyen de modo vital a la autosuficiencia alimentaria de Zimbabwe El gobierno de Mugabe tendrá que actuar con cautela para asegurar que esa tierra - sea quien fuere quien la trabaje - mantenga su productividad.

Esperanzas de prosperidad

Los agricultores blancos de Zimbabwe no han arrojado la toalla En su mayor parte prosperaron en los años posteriores a la Independencia y desearían seguir haciéndolo. Con la nueva ley, la mitad de ellos podrán mantener su propiedad agraria ya que el gobierno planea comprar solamente el 50 por ciento de la tierra. Y entre aquellos cuya tierra sea comprada algunos podrán seguir en otras tincas de su familia otros podrán comprar a su vez nuevas tierras y muchos deberán buscar otra cosa.

La vecina Zambia esta tratando desesperadamente de revitalizar su agricultura en gran escala y esta ofreciendo incentivos como prestamos a bajo costo y un acceso liberal a las divisas extranjeras, que interesan mucho a los zimbabwenses

Sigue en pie una pregunta importante como efectuara la redistribución de la tierra el gobierno de Mugabe?

En 1992 se hizo muy poco debido a la grave sequía que devasto toda la parte meridional de Africa y que obligo al gobierno de Zimbabwe a concentrar su acción en la ayuda alimentaria de emergencia a la población rural de las Zonas Comunitarias. En cierto momento, el gobierno anuncio que pensaba comprar 35 fincas en la provincia oriental de Manicaland para reubicar a los campesinos desplazados por la construcción de un nuevo dique. Pero mucho de los propietarios de las mismas demostraron que sus tierras proveían a la cercana ciudad de Mutare los productos lácteos y las verduras que esta necesitaba y el gobierno modifico su decisión. Por ultimo compro solo 10 fincas muy poco explotadas, a precios razonables El gobierno y los cultivadores comerciales concordaron en reunirse en el futuro en comités para determinar cuales fincas podrían ser compradas por el Estado.

Pero las controversias reaparecieron en abril de este año con un anuncio del Ministro de Agricultura Tierras y Reubicación Rural Kumbirai Kangai de que el gobierno compraría 70 fincas con un total de 190 000 hectáreas. Los agricultores comerciales se quejaron de inmediato de que muchas de las fincas destinadas a ser compradas eran muy productivas y acusaron al gobierno de no seguir los consejos de los comités agrarios.

Los Habitantes de Zimbabwe se quejan por haber perdido las mejores tierras agrícolas bajo el gobierno colonial, lo cual les forzó a emigrar a tierras menos prósperas (Foto de Margaret Waller)

"Nuestros comités han identificado muchas fincas infrautilizadas, declaro el Director de la CFU, David Hasluck "Si el gobierno siguiese nuestras sugerencias, podría ubicarles en las tierras que necesitan".

Aunque los cultivadores blancos se oponen al objetivo de cinco millones de hectáreas, el cuerpo diplomático ha permanecido notablemente tranquilo ante los últimos planes gubernamentales Incluso los gobiernos que en el pasado simpatizaban con los intereses de los terratenientes blancos parecen aceptar ahora que no se puede impedir una nueva reubicación de los campesinos.

"Nos preocupa mucho la cuestión agraria", dijo un diplomático occidental "Nos hubiera gustado que cualquier nueva distribución de la tierra se hiciese con justicia pagando precios equitativos. Pero desperdiciaríamos cualquier influencia que pudiéramos tener pronunciándonos públicamente en favor o en contra de la redistribución de la tierra".

Se teme una caída de la productividad

Los cultivadores, los diplomáticos, los economistas y los funcionarios gubernamentales están preocupados por la mecánica de la compra de tierra para los pequeños campesinos.

En primer lugar, el gobierno tendrá que conseguir los fondos para comprar las fincas y después el dinero para desarrollarlas de modo de poder volver a distribuirlas, el cual se calcula en el triple del precio de compra. La experiencia de Zimbabwe en el nuevo desarrollo de 3,3 millones de hectáreas desde 1980 ha probado que la reubicación de los campesinos puede ser costosa y puede provocar una caída de la productividad.

Las duras lecciones de la primera fase de la reforma agraria aparecen en un informe publicado en marzo último por el Auditor General, A.E. Harid: "En los programas de reubicación existe una gran subutilización de la tierra, especialmente en los programas cooperativos", sostiene dicho informe. "El gobierno no ha alcanzado su objetivo de reducir la presión sobre la tierra en las Zonas Comunitarias... La reubicación por sí sola no puede alcanzar el objetivo gubernamental de reducir dicha presión en esas Zonas. Habría que acelerar el desarrollo de otros medios alternativos como, por ejemplo, la industrialización, para aliviar la presión demográfica en las Zonas Comunitarias y mejorar en ellas el nivel de vida".

El auditor general comprobó que la interferencia política ha lesionado mucho tanto la adquisición de las tierras como la reubicación en ellas de la gente. El informe recomendaba seleccionar agricultores dinámicos y con buena capacitación para ubicarlos en las nuevas tierras cambiando así la política gubernamental anterior que seleccionaba a los más pobres, a quienes carecían de tierras o a los que tenían contactos políticos.

Campesinos de Zimbabwe elaborando alimento con maíz. El gobierno intenta a toda costa que la producción alimentaria disminuya (Foto de Margaret Waller)

El auditor general concluía sugiriendo que se les permitiese a los campesinos rebuscados comprar su tierra y que se debería alentarles a realizar en ellas inversiones a largo plazo. El gobierno podría así recuperar parte de los fondos gastados en la compra y el desarrollo de las tierras. Tales sugerencias contradicen directamente los principios socialistas que el gobierno Mugabe trató de promover en los años ochenta. Pero el fracaso innegable de muchos programas de recolonización y el hecho de que el gobierno se ha embarcado en nuevas políticas orientadas por el mercado indican que esta vez quizás podrían intentarse nuevos enfoques en este campo.

En los últimos años funcionarios zimbabwenses han visitado Malasia para estudiar cómo ese país - que también es una ex colonia británica - había redistribuido eficientemente su tierra, sobre bases comerciales. Ellos encontraron que el programa en Malasia había requerido una gran cantidad de planificación y de gastos pero que había recuperado una parte importante de lo gastado poque los campesinos reubicados habían pagado los costos en 20 años. Y que, lo que es aún más importante, la tierra seguía siendo muy productiva.

Los funcionarios zimbabwenses admiten que las cooperativas fracasaron de modo desalentador pues muchos de sus miembros desertaron a pesar de que contaban con buena tierra y abundantes lluvias. Los planificadores no sólo excluyen las cooperativas sino que también sugieren que a los campesinos reubicados se les permita comprar sus tierras. Actualmente sólo cuentan con concesiones que les permiten cultivar la tierra durante 10 años.

Si el gobierno permitiese a los agricultores reubicados comprar su lotes de 12 ha en un lapso de 20 años, como en Malasia, podría recuperar parte de los fondos destinados a pagar a los blancos y dar también a los campesinos un incentivo para el desarrollo.

La redistribución de la tierra en Kenya permite otra comparación. Allí la redistribución de la tierra fue menor y abarcó 430 000 hay no 3,3 millones como en Zimbabwe, pero permitió que el nuevo colono comprase su lote para incentivar al campesino a desarrollar su nueva tierra. (Los críticos sostienen que los terratenientes ricos muy poco tiempo después volvieron a comprar la mayor parte de las tierras redistribuidas y que los pequeños campesinos se quedaron nuevamente sin tierras.)

Urge una nueva política

La Zimbabwe Farmers Unión (ZFU), que representa a 500 000 campesinos de grupos negros pequeños y medios, está exigiendo al gobierno que elabore nuevas y más eficaces políticas de redistribución de la tierra.

"Recomendamos vigorosamente que la tierra adquirida sea redistribuida a cultivadores calificados que han demostrado sin sombra de duda que su única limitación es la escasez de tierra", dice el presidente de la ZFU, Gary Magadzire.

Magadzire mismo es un exitoso agricultor que cultiva ahora una propiedad importante. "Antes se elegían a los agricultores en las Zonas Comunitarias para dar algún respiro a esas tierras superpobladas", dice Magadzire, quien concuerda con la idea de que la reubicación no puede resolver por sí misma el problema de la superpoblación en las zonas rurales de Zimbabwe,

"El gobierno debe dar una buena cantidad de fondos a Agritex (el servicio de divulgación agrícola) para permitirle volver a planificar las zonas comunitarias y atender también a las zonas de reubicación de los campesinos", agrega.

La ZFU también ha pedido al gobierno que venda tierras a los agricultores reubicados en vez de volver a aplicar el programa anterior que otorgaba la tierra agrícola mediante licencias que había que renovar. Sólo cuando los agricultores posean directamente la tierra y puedan 'dejársela a sus herederos la harán trabajar e invertirán lo necesario para desarrollar plenamente su finca, sostiene Magadzire.

"Querríamos que todos los agricultores de Zimbabwe tuviesen un propósito común", declara. "Nos gustaría que la tierra fuese para los cultivadores, no para los blancos o para los negros, sino para nuestra comunidad compuesta portados los agricultores. Los cultivadores comerciales tienen muchos conocimientos y experiencia que durante la era colonial nos han sido negados. Trabajando codo a codo con ellos podemos aprender. Deberíamos asociarnos. Manteniéndonos separados estamos perpetuando lo que nos opuso".

Magadzire pide al gobierno que promueva "políticas de colonización que sostengan la productividad agrícola en Zimbabwe porque no nos podemos permitir el lujo de desperdiciar nuestra tierra. En el país contamos solamente con 39 millones de hectáreas y nuestra población crece muy rápidamente. Debemos enfrentar el hecho de que no tenemos tierras suficientes para emplear en la agricultura a este gran porcentaje de nuestra población.

"Debemos construir industrias basadas en la agricultura, que aporten valor agregado a lo que producimos y que den empleo a la gente. Estamos esperando, por ejemplo, la apertura de una empresa que produzca semillas para los agricultores. Deberíamos instalar prensas para fabricar aceite de girasol, o extraer y elaborar el jugo de nuestras frutas, o crear plantas de deshidratación para nuestros tomates, Hay muchos proyectos que es posible desarrollar".

Andrew Meldrum es un periodista de Harare, Zimbabwe.


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