Estimados:
considero que en el capítulo 3, sistemas alimentarios, sería deseable explicitar el impacto de los productos altamente industrializados (ultra-procesados, Carlos Monteiro et al) sobre la salud, y su vinculación con la malnutrición, especialmente el sobrepeso y la obesidad. Existe múltiple evidencia que demuestra que los productos ultra-procesados (PUP) están afectando los sistemas alimentarios, especialmente de los países con economías emergentes, con una sustitución de alimentos y preparaciones de tipo tradicional por estos productos, que en su composición tienen más sal, más azúcar, más grasa y mayor densidad calórica.
El aumento en el consumo de PUP en la alimentación, tiene como consecuencia la reducción en el consumo de alimentos enteros, frescos y mínimamente procesados. Por esta razón la agricultura también sufre las consecuencias de este cambio, aunque indeseablemente, muchos productores pasan a acompañar el incremento de la demanda por la producción de ingredientes que sirven a la fabricación de PUP (básicamente harinas, azúcar, sal, aceites y grasas) y la reducción de la demanda por alimentos. Los PUP tienen una composición monótona, pues se componen de pocos ingredientes (fundamentalmente los recién citados y muchos aditivos). En la medida que la agricultura acompaña la producción de materia prima para PUP pasa a comprometer la agro-biodiversidad.
Frente a este problema debemos pensar más allá de los conceptos tradicionales:
· es un desafío del mundo moderno considerar qué se hace con los alimentos y los nutrientes contenidos originalmente en ellos, antes de que sean comprados y consumidos
· por tanto, es fundamental considerar el procesamiento de los alimentos y lo que nos ocurre a nosotros como resultado
nos preocupa mucho el incremento en el consumo en los últimos 20 años de estos productos (que a su vez aplican campañas de marketing intensivo -y no ético- tienen envases muy atractivos), aspecto que se vincula estrechamente con el incremento del sobrepeso y obesidad y con la pérdida progresiva de la cultura alimentaria regional y local que lentamente homogeiniza la forma de alimentarnos mundialmente.
Este no solo es un grave problema de salud pública, sino también un problema político y de soberanía alimentaria (que afecta muy especialmente a las economías emergentes), pues implica una lenta y progresiva destrucción de los sistemas alimentarios regionales y locales y una mayor dependencia externa para alimentar a la población.
Estamos muy agradecidos con la posiblidad de brindar nuestra opinión, saludamos cordiamente.
Mme Maria Curutchet