Países de América Latina y el Caribe buscan implementar técnicas nucleares para mejorar la eficiencia en el uso del agua en la agricultura
15 países de la región, con el apoyo de OIEA-FAO, implementarán técnicas nucleares que permitirán mejorar la eficiencia del uso del agua.
La eficiencia del riego suele ser inferior al 40 % en la región, mientras que la media mundial es de 56%.
La reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental descansan en gran parte en los recursos hídricos y en la amplia gama de servicios que estos proporcionan. Desde la alimentación y la seguridad energética, hasta la salud humana y ambiental, el agua contribuye a mejorar el bienestar social y el crecimiento inclusivo.
Según datos de la FAO, la extracción de agua anual total para América del Sur, Centroamérica y el Caribe es de 245 270 millones de m³, que corresponde al 6.3% de las extracciones mundiales. De la totalidad de esta extracción, el 71% del agua se utiliza con fines agrícolas, sin embargo, la eficiencia del riego suele ser inferior al 40 % en la región, mientras que la media mundial es de 56%.
Ante esta situación, 15 países de la región implementarán técnicas nucleares que permitirán mejorar la eficiencia del uso del agua. Esta iniciativa se enmarca dentro del Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL), de la división conjunta del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que tiene como misión la promoción y uso pacífico y seguro de la ciencia y la tecnología nuclear en la solución de problemas prioritarios de la región.
“El proyecto consiste en utilizar técnicas nucleares como el oxígeno-18 (18O) y el hidrógeno-2 (2H) para medir la evaporación del suelo y la transpiración del cultivo, para mejorar la eficiencia a diferentes niveles de campo. Además, el proyecto busca generar datos para mejorar las estimaciones del uso del agua”, señaló Lee Kheng Heng, de la División Conjunta FAO-OIEA.
Para el desarrollo de este proyecto es indispensable reunir conocimientos de diferentes países, siguiendo una estrategia común y tomando en cuenta las características específicas de cada uno, en términos de cultivos, recursos y necesidades. Los resultados obtenidos en las investigaciones llevarán a una mejor compresión de los procesos involucrados en el uso del agua de los cultivos de cada uno de los países miembros.
Cristina Chinchilla del Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) de la Universidad de Costa Rica (UCR), y funcionaria designada nacional para la coordinación del proyecto, propuso crear una red que siga más allá de la vigencia del proyecto y así favorecer la comunicación de todas las personas colaboradoras de manera permanente, para trabajar conjuntamente las problemáticas compartidas.
En este proyecto la innovación, la tecnología y la investigación juegan un rol fundamental, con el propósito de generar acciones que permitan reducir la huella hídrica del sector, produciendo alimentos de una manera más eficiente y sostenible.
“Hago un llamado a que la información que surja de esta acción conjunta sea puesta a disposición y transferida con el lenguaje requerido, para su apropiación por parte de las instituciones públicas, técnicos y productores relacionados al sector agropecuario, con el fin de que los resultados tengan un impacto positivo en nuestro entorno”, comentó Octavio Ramírez, Coordinador Residente de la FAO en Costa Rica.