Los bosques y el cambio climático
Según La evaluación de los recursos forestales mundiales 2020 de la FAO, los bosques del mundo almacenan una cantidad significativa de carbono, aproximadamente 662 gigatoneladas en biomasa viva, materia orgánica del suelo y madera muerta. En las últimas tres décadas, las reservas de carbono en la biomasa forestal han disminuido en casi seis gigatoneladas, principalmente debido a la deforestación y la degradación forestal.
El cambio climático tiene efectos tanto positivos como negativos sobre los bosques. Las variaciones en las precipitaciones, las temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos afectan la productividad forestal, la salud y la idoneidad de los hábitats para las especies. El cambio climático también aumenta el riesgo de incendios forestales y la propagación de plagas forestales, particularmente en los bosques de montaña, de tierras secas y costeros.
Se prevé que los cambios climáticos previstos superarán la adaptabilidad natural de muchas especies y ecosistemas forestales. Además, los fenómenos climáticos extremos y los desastres conexos pueden sobrecargar la capacidad de los países para responder eficazmente.
Estos desafíos aumentan la vulnerabilidad de las comunidades que dependen de los bosques, y se requieren políticas y medidas para mejorar la resiliencia a través de los bosques. La GFS puede contribuir a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos manteniendo y aumentando la cubierta forestal, incrementando de esta forma la reserva de carbono terrestre. Por esta razón, las cuestiones relacionadas con los bosques han cobrado más importancia en la agenda política relacionada con la respuesta al cambio climático.
Temas y programas relacionados
La mitigación y la adaptación en el contexto del Acuerdo de París
En 2015, las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) llegaron a un importante acuerdo en París (Francia) para combatir el cambio climático, reconociendo el papel crucial del uso de la tierra en la eliminación de gases de efecto invernadero de la atmósfera. El Acuerdo de París promueve el desarrollo de estrategias que aborden tanto la adaptación al cambio climático como la mitigación de sus efectos a través del manejo integrado y sostenible de los bosques.
Un elemento central del Acuerdo de París son las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN), que representan los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones y adaptarse a los efectos del cambio climático. La incorporación de objetivos climáticos en las políticas forestales nacionales permite lograr un equilibrio entre la gestión forestal y los objetivos climáticos, creando oportunidades para sinergias con otros procesos relacionados con los bosques, incluida la aplicación de leyes, gobernanza y comercio forestales (FLEGT).
Los productos forestales en la mitigación de los efectos del cambio climático
Los bosques manejados de forma sostenible desempeñan una función directa en la mitigación de los efectos del cambio climático, pero también contribuyen indirectamente cuando sus productos reemplazan materiales con alto contenido de carbono, como los combustibles fósiles, el acero, el aluminio y los plásticos. La promoción de combustibles y productos hipocarbónicos es una piedra angular del desarrollo económico verde. La energía renovable basada en la madera constituye la fuente de bioenergía más importante del mundo, y más de dos mil millones de personas en todo el mundo dependen de la energía de la madera para cocinar y calentarse.
Los árboles capturan carbono de la atmósfera, que puede almacenarse en productos de madera duraderos, como madera de construcción y muebles. Esto crea una reserva de carbono fuera de los bosques procedente de la madera. Si se manejan de forma sostenible, los bosques talados vuelven a crecer, secuestrando carbono adicional. Por lo tanto, aumentar el uso de madera en aplicaciones de larga duración es otra estrategia clave para mitigar los efectos del cambio climático y para el desarrollo económico verde.
Sin embargo, hay una enorme brecha entre la realidad y el potencial de los bosques y los productos madereros en la mitigación de los efectos del cambio climático. Para cerrar esta brecha, se necesitan políticas públicas, incentivos positivos y esfuerzos concertados para estimular la oferta y la demanda de productos forestales y servicios ecosistémicos sostenibles.