El impacto de los microplásticos en la inocuidad alimentaria: el caso de los productos pesqueros y acuícolas

Los micro plásticos presentes en el agua de los océanos y aguas continentales son ingeridos involuntariamente por un gran número de animales acuáticos de valor comercial. Estas partículas de plástico están hechas de compuestos tales como polímeros y aditivos cuya composición varía dependiendo del uso para el que ha sido fabricado cada material. Estos polímeros pueden sorber (absorber o adsorber) y desorber contaminantes presentes en el ambiente circundante, lo que podría suponer una amenaza para la inocuidad alimentaria de los productos pesqueros y acuícolas. Para determinar el impacto de la presencia de estos micro plásticos en la salud humana, el Departamento de Pesca y Acuicultura de la FAO ha evaluado la exposición de polímeros plásticos, aditivos y contaminantes sorbidos por mejillones.

El plástico está presente en casi todos los elementos de la vida moderna, desde simples envoltorios para alimentos, ropa hecha con fibras sintéticas y neumáticos de automóvil hasta equipos médicos de soporte vital. Su fabricación, uso y reciclaje ha aumentado de forma considerable, causando una acumulación de estos materiales en vertederos, océanos y aguas continentales. En 1950 la producción de plástico en todo el mundo era de 1.7 millones de toneladas métricas mientras que en el 2015 se alcanzaron los 332 millones de toneladas métricas (Worldwatch Institute, 2015). Existen muchos tipos de plástico pero de éstos, cinco dominan la producción mundial: polietileno, polipropileno, cloruro de polivinilo, poliestireno y tereftalato de polietileno (GESAMP , 2015). El plástico penetra en el medio acuático a través de la corriente y se desintegra en residuos plásticos de mayor o menor tamaño. Estos elementos provienen normalmente de aguas residuales no tratadas, como consecuencia de un control industrial inadecuado o también debido a un comportamiento humano inapropiado y artes de pesca abandonadas o perdidas (PNUMA, 2017). La mayoría de los plásticos se degradan muy lentamente pero cuando se exponen a la luz ultravioleta (UV) y a un proceso de abrasión constante, este proceso se acelera de forma significativa.

Los micro plásticos se dividen en dos grupos principales: los plásticos primarios son los fabricados intencionalmente para tener un tamaño en concreto; mientras que los plásticos secundarios son el resultado de la descomposición de materiales inicialmente más grandes. Ejemplos de micro plásticos primarios son: gránulos, polvos y microesferas para uso industrial. Además, los plásticos se dividen según su tamaño en nano, micro y meso. El término nanoplásticos se refiere a aquellas partículas que miden entre 1 y 100 nm, micro plásticos a partículas de 0,1 μm (1000 nm) a 5000 μm y meso plásticos a todos los materiales de más de 5 mm.

Se han encontrado micro plásticos en doce de las veinticinco especies y géneros más importantes que contribuyen a la pesca marina mundial (Lusher, Holmann & Mendoza, 2017). Por lo tanto, plantean un problema emergente en materia de inocuidad alimentaria debido a que la toxicidad del plástico y sus componentes (monómeros polimerizados, aditivos y, posiblemente, contaminantes presentes en los océanos) no ha sido evaluada por los comités científicos internacionales de expertos como el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA ). Se sabe que algunos monómeros de plástico son cancerígenos o tóxicos si se ingieren; sin embargo, durante la polimerización éstos se vuelven menos tóxicos. Se sospecha que muchos aditivos plásticos pueden causar desórdenes a nivel endocrino y los contaminantes tóxicos absorbidos por los plásticos pueden liberarse y bioacumularse en el medio ambiente (Meeker, et al., 2009 y UNEP, 2008). Algunos comités científicos internacionales de expertos como el JECFA, han llevado a cabo una evaluación exhaustiva sobre la toxicidad potencial a la luz de los nuevos datos científicos generados. Este complejo proceso de evaluación es clave para todas las fases que incluye el análisis de riesgos (evaluación de riesgos, gestión de riesgos y comunicación de riesgos). Se ha hecho una evaluación preliminar de los riesgos mediante la caracterización de los peligros, la evaluación de la exposición y la caracterización de los riesgos.

Las micro partículas de plástico se acumulan principalmente en el tracto digestivo de los animales. Por ello, es una buena práctica vaciar las vísceras antes de su consumo para minimizar la exposición directa a los micro plásticos. Sin embargo, existen algunas excepciones que comprenden especies de peces como los pequeños pelágicos (sardinas, boquerones), algunos peces de agua dulce que se consumen enteros, crustáceos (por ej. camarones) y equinodermos (por ej. erizos). Los bivalvos también son motivo de especial preocupación porque se consumen enteros, incluyendo el tracto gastrointestinal. Dentro del grupo de los bivalvos, los mejillones han despertado un gran interés en el campo de la investigación. En varias publicaciones se han presentado informes que ilustraban la presencia de plásticos en estos productos pesqueros pero que afectaban principalmente a áreas como Europa, América del Norte, Brasil y China. El nivel más bajo de concentración de micro plásticos en mejillones (menos de 0,5 partículas/g) se registró en Europa. Por el contrario, la mayor concentración de micro plásticos en mejillones se observó en China, con un valor de 4 partículas/g (EFSA, 2016).

Para evaluar la exposición a los micro plásticos a partir del consumo de mejillones, se necesitan datos sobre la ingesta estimada de mejillones y la concentración de micro plásticos en este producto. Las estadísticas resumidas de los datos del consumo crónico individual de alimentos (CIFOCOss ) indican que los diez principales consumidores del mundo son países europeos, con la excepción de China que ocupa el sexto lugar. No es sorprendente que, debido a su tradición culinaria, el consumo más alto registrado corresponda a los ancianos belgas (con 250gr de mejillones por día por persona aproximadamente). Si tenemos en cuenta la concentración más alta de micro plásticos en mejillones (4 partículas/g) y el consumo estimado más alto, una porción de 250gr de mejillones podría contener hasta 1000 partículas micro plásticas - aproximadamente 9 μg - dependiendo de la densidad y el volumen de las partículas. Estos valores fueron seleccionados con el fin de representar el peor de los casos y cubrir todos los segmentos de población, especialmente los de mayor riesgo. La evaluación de la exposición de micro plásticos en mejillones confirmó que la ingesta estimada de micro plásticos es de 0.15 µg/kg por día. Por una persona de 60kg equivaldría a 9 µg por día. La ingesta diaria tolerable (TDI) para plásticos aún no ha sido establecida; por lo tanto, no es posible determinar si este nivel de exposición cumple con las regulaciones. Sin embargo, teniendo en cuenta que se ha establecido el TDI para algunos de los principales aditivos plásticos y contaminantes, es posible revisar la exposición a estos compuestos en los mejillones. La ingesta estimada de aditivos y contaminantes derivados del plástico es significativamente menor que la TDI. Incluso en el peor de los casos, se puede concluir que la ingesta de aditivos plásticos (por ej. ftalatos, bisfenol A, alquilfenol y agentes que retrasan la inflamabilidad de los combustibles), contaminantes (por ej. bifenilos policlorados, hidrocarburos poliaromáticos, dicloro-difenil-tricloroetano) presentes en las partículas micro plásticas ingeridas por los organismos acuáticos es inapreciable.

Respecto a dónde se deposita el plástico en el cuerpo humano y los posibles efectos adversos para la salud, todavía hay muchas incógnitas. Se cree que sólo las partículas más pequeñas (1.5 μm o inferior) penetrarán en los capilares de los órganos mientras que el resto se excretarán (Yoo, Doshi, & Mitragotri, 2011). Se piensa que el plástico pueda interactuar con el sistema inmunitario, causando estrés oxidativo y cambios en el ADN (EFSA, 2016 & Brown et al., 2001). Si tenemos en consideración las pruebas científicas disponibles hasta la fecha, se puede afirmar que los micro plásticos no parecen representar una amenaza significativa para la inocuidad alimentaria y que los beneficios para la salud asociados al consumo de productos pesqueros son mayores que los potenciales riesgos. No obstante, existen muchas lagunas en la investigación, como los datos toxicológicos de plásticos comúnmente ingeridos, el impacto potencial de la toxicidad de los micro plásticos cuando se cocinan o se procesan alimentos a altas temperaturas y las vías específicas para la translocación, distribución y absorción de partículas nano plásticas dentro de los tejidos y órganos del cuerpo humano. Otra importante área de trabajo en curso es el desarrollo, estandarización y armonización de métodos analíticos adecuados para detectar nano plásticos en los organismos acuáticos y en el cuerpo humano.

La contaminación plástica en los océanos y aguas continentales es un serio problema que afecta no sólo al medio acuático sino también a los seres humanos. Los consumidores deben ser conscientes de que, teniendo en cuenta los datos disponibles sobre la toxicidad de los micro plásticos, el riesgo asociado al consumo de productos de la pesca y la acuicultura contaminados por micro plásticos es insignificante mientras que sus beneficios son numerosos. No obstante, es necesario adoptar medidas preventivas y correctivas a nivel internacional, gubernamental y por parte del consumidor para evaluar la toxicidad de los polímeros comunes, reducir el uso de plásticos fomentando el uso de materiales alternativos, reciclar y adoptar prácticas sostenibles en el uso y la gestión de la contaminación plástica.

Recursos

 

AutoresMaría Angel Fonseca M.; Esther Garrido GamarroJogeir ToppeTarub BahriUwe BargDepartamento de Pesca y Acuicultura de la FAO, Roma, Italia

Este artículo ha sido publicado en el Boletín de Noticias de Acuicultura de la FAO Núm. 57 de Septiembre 2017, Roma.

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