La Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios+2 debería ser un momento de solidaridad entre los países: Directora de Sistemas Alimentarios de la FAO

Entrevista con Corinna Hawkes, Directora de la División de Sistemas Alimentarios e Inocuidad de los Alimentos de la FAO

Corinna Hawkes, Directora de la División de Sistemas Alimentarios e Inocuidad de los Alimentos, durante un taller celebrado en la Sede de la FAO.

©© FAO/Giuseppe Carotenuto

21/07/2023

Roma - Factores como el crecimiento demográfico, la urbanización, los cambios en los hábitos de consumo y el cambio climático están poniendo a prueba la capacidad de nuestros sistemas agroalimentarios para proporcionar alimentos nutritivos y medios de vida sostenibles para todos.

Para hacer frente a estos desafíos, el mundo necesita un enfoque integral y sostenible que tenga en cuenta factores económicos, sociales y ambientales y que las personas unan esfuerzos, señaló la Sra. Corinna Hawkes, Directora de la División de Sistemas Alimentarios e Inocuidad de los Alimentos de la FAO.

Antes del Momento para hacer balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios dos años después de su celebración, que proporcionará un espacio para que los países examinen los compromisos asumidos durante la primera Cumbre de 2021, le pedimos a la experta que nos describiera los conceptos básicos de los sistemas agroalimentarios y nos explicara lo que se ponía en juego en el acto internacional.

¿Qué es exactamente un sistema agroalimentario?

Corinna Hawkes: El sistema agroalimentario es todo lo que está vinculado a la alimentación y la agricultura; desde lo que comemos con nuestra boca hasta la manera en que se venden, distribuyen y elaboran los alimentos y la forma en que se cultivan los alimentos en los campos, en las tierras y en los mares, así como otros productos que se cultivan, que pueden no ser alimentos, sino combustible y fibra. Todos estos procesos implican toda una serie de actividades, inversiones y decisiones.

Un sistema agroalimentario aúna todo esto en un sistema. Y lo que es realmente importante —y por eso lo llamamos sistema— es que está interconectado. Por lo tanto, esto significa, por ejemplo, que si queremos cultivar frutas y hortalizas para que la población tenga una alimentación más saludable, tenemos que pensar no solo en cultivar las hortalizas, sino también en cómo hacerlas llegar a las personas.

Los sistemas agroalimentarios también constituyen un espacio de soluciones. En los sistemas agroalimentarios encontraremos una solución al cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la malnutrición, las enfermedades crónicas, los alimentos nocivos, la pobreza y la falta de sostenibilidad urbana. Los sistemas agroalimentarios son la solución a los desafíos más importantes a los que se enfrenta el mundo.

¿Por qué el mundo tiene que transformar los sistemas agroalimentarios?

Tenemos que transformar el sistema agroalimentario porque actualmente no tiene la capacidad de aportar esas soluciones; el sistema agroalimentario está “enfermo”, no está bien. Debido a la forma en que está concebido y a su funcionamiento, es débil, carece de resiliencia, no es lo suficientemente sólido y está en mal estado.

¿Cómo puede aportar soluciones algo que está agotado? Así pues, la frustración y los desafíos consisten en que la capacidad potencial del sistema agroalimentario para brindar estas soluciones no se materializará hasta que no transformemos la manera de fortalecerlo ayudándolo a aportar las soluciones que sabemos que puede brindar.

Una de las principales dificultades es que la forma de cultivar y producir alimentos contribuye al cambio climático, lo que, a su vez, debilita el sistema agroalimentario. Pero esto no tiene por qué ser así; el sistema agroalimentario también constituye una fuente de soluciones al cambio climático.

[El sistema agroalimentario] también produce el tipo de alimentos que hacen que las personas enfermen y, cuando las personas están enfermas, no pueden funcionar adecuadamente en el sistema agroalimentario del que forman parte. Y eso lo debilita.

¿Puede darnos un ejemplo de un desafío importante para los sistemas agroalimentarios?

Algo que hemos hecho muy mal es reducir demasiado la diversidad del sistema, y tenemos que volver a incorporar esa diversidad. Me refiero a la diversidad desde la mesa hasta la granja.

Lo que hemos hecho en los últimos decenios es especializarnos en producir determinados productos básicos clave. Y fue una gran idea desde la perspectiva de la productividad y la eficiencia, ya que de esta manera se abaratan los alimentos, por lo que es posible comercializarlos, y se reduce el costo de producción. Es importante que produzcamos estos cultivos de manera eficiente. Pero lo que hemos visto es que, al reducir demasiado la diversidad, se reduce la resiliencia del sistema. Y hemos visto con los conflictos recientes que la dependencia de algunos productores clave reduce la resiliencia.

Por lo tanto, debemos pensar mucho más cuidadosamente en la forma de producir diversidad, que también resulta beneficiosa para la biodiversidad, para el medio ambiente y para las personas, ya que tenemos que llevar alimentos diversos a nuestra mesa.

¿Cómo podemos superar estos desafíos?

Hay muchas maneras de transformar el sistema agroalimentario. La más importante es reunir todos los sistemas. Y eso implica reunir a todas las personas.

Uno de los principales desafíos es que algunas personas intentan solucionar la biodiversidad y otras, la nutrición. Algunas personas tratan de corregir la inocuidad alimentaria, mientras que otras intentan resolver la pobreza y los medios de vida de los productores agrícolas. Pero todos estamos funcionando en nuestros espacios separados, y eso también debilita [el sistema agroalimentario], porque significa que no podemos aprovechar el hecho de que juntos somos más fuertes.

Lo que realmente debe suceder es que las personas se reúnan y digan “Trabajemos juntos como personas que integramos un sistema y pensemos cómo aportar estas soluciones”. De esta manera, comenzaremos a ver que el sistema agroalimentario puede parecer un problema porque está débil, pero, en realidad, es algo muy poderoso.

¿Podría darnos ejemplos de buenas prácticas que se están promoviendo en la actualidad?

Estoy muy entusiasmada con algunas de las iniciativas que se están llevando a cabo a escala subnacional, urbano y de las ciudades. Hay tanta energía en las ciudades, tanto grandes como pequeñas, en las que las autoridades locales y múltiples partes interesadas realmente están adoptando medidas.

Por ejemplo, dicen que hay que mejorar la infraestructura de mercado para que la población tenga un mayor acceso a los alimentos; que hay que garantizar que los alimentos de ese mercado sean inocuos; que hay que reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en ese mercado; que hay que entender las consecuencias que esto tiene para los productores mundiales en zonas periurbanas y rurales cercanas a la ciudad o incluso más lejos. ¿Qué significa para ellos?

Por lo tanto, a nivel urbano y de las ciudades, estamos comenzando a ver estas importantes conexiones que se están estableciendo, como ocurre en cientos de ciudades de todo el mundo.

¿Qué podemos esperar del Momento para hacer balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios dos años después de su celebración, que tendrá lugar próximamente?

Lo que espero del Momento para hacer balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios dos años después de su celebración es que los gobiernos y muchas otras partes interesadas asistan y compartan sus logros y dificultades para realizar cambios.

Lo que espero es que se mantenga un debate abierto y sincero acerca de lo que está sucediendo, pero también sobre lo difícil que es. No es fácil hacer estos cambios, y creo que debemos ser sinceros y decir “estamos esforzándonos, no es fácil, ayudémonos mutuamente”.

Lo que me gustaría ver es un sentido de solidaridad entre los gobiernos y otras partes interesadas que puedan decir: “Miren, si compartimos experiencias, si de verdad estamos intercambiando y pensando en buenas prácticas y en la manera de superar las dificultades, mejoraremos el trabajo conjunto”.

Así pues, lo que realmente espero es que de este Momento para hacer balance surja un mayor sentido de solidaridad entre los países y en el plano subnacional.

¿Hay un resultado ideal?

El resultado ideal es que se mantenga el impulso generado y que el compromiso de cambiar no se quede solo en un compromiso, sino que se traduzca en medidas sobre el terreno con miras a realizar un cambio verdadero.

Esta entrevista ha sido editada por razones de longitud y claridad

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