Un nuevo informe de la FAO señala los posibles beneficios y riesgos asociados a la alimentación del mañana

Un estudio prospectivo ahonda en las posibles ventajas y preocupaciones relativas a los nuevos alimentos, las nuevas tecnologías y mucho más

© FAO/IAEA

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07/03/2022

Roma — Ya se trate de nuevos alimentos, como medusas, insectos comestibles y carne producida a base de cultivos celulares, o de nuevas tecnologías, como la cadena de bloques, la inteligencia artificial y la nanotecnología, el futuro promete interesantes oportunidades para alimentar al mundo. Sin embargo, es ahora el momento de comenzar a prepararse para las preocupaciones que podrían surgir en torno a la inocuidad.

En un nuevo informe publicado hoy por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se examina la forma en que los principales factores mundiales, como el crecimiento económico, los cambios en el comportamiento de los consumidores y las modalidades de consumo, el aumento de la población mundial y la crisis climática, condicionarán la inocuidad alimentaria del futuro. La idea de esta reflexión estratégica a largo plazo es ayudar a los responsables de formular políticas a anticipar futuras preocupaciones, en lugar de reaccionar a ellas una vez que se han materializado.

“Estamos en una época en que las innovaciones tecnológicas y científicas están revolucionando el sector agroalimentario, incluido el ámbito de la inocuidad de los alimentos. Es importante que los países se mantengan a la par de estos avances, especialmente en una esfera fundamental como la inocuidad alimentaria, y que la FAO brinde asesoramiento de manera proactiva en lo que respecta a la aplicación de la ciencia y la innovación”, manifestó la Sra. Ismahane Elouafi, Científica Jefe de la FAO.

En el informe, Thinking about the future of food safety- A foresight report (Pensar sobre el futuro de la inocuidad alimentaria: un informe prospectivo), se exponen algunas de las cuestiones incipientes más importantes en la alimentación y la agricultura, con especial atención a las implicaciones para la inocuidad de los alimentos, que ocupan cada vez más la mente de los consumidores de todo el mundo. Se adopta un enfoque prospectivo basado en la idea de que los factores que determinarán cómo puede desarrollarse el futuro ya están presentes en la actualidad en forma de señales débiles e iniciales. El seguimiento de estas señales mediante la recopilación sistemática de información aumenta la probabilidad de que los responsables de formular políticas estén mejor preparados para abordar las nuevas oportunidades y desafíos.

Principales factores y tendencias

El informe abarca ocho grandes categorías de factores y tendencias: el cambio climático, nuevas fuentes de alimentos y sistemas de producción, el creciente número de explotaciones y huertos en nuestras ciudades, los cambios en el comportamiento de los consumidores, la economía circular, la ciencia del microbioma (que estudia las bacterias, los virus y los hongos que viven en nuestros intestinos y nuestro alrededor), la innovación tecnológica y científica y el fraude alimentario.

Estas son algunas de las conclusiones más interesantes del informe:

  • Una mayor exposición a los contaminantes. La repercusión de los cambios en los patrones meteorológicos y las temperaturas viene recibiendo mucha atención, y la FAO recientemente publicó un informe sobre las consecuencias del cambio climático para la inocuidad alimentaria en 2020. Datos recientes indican que el cambio climático tiene graves efectos en diversos contaminantes biológicos y químicos en los alimentos al alterar su virulencia, ocurrencia y distribución. Algunas zonas que solían ser más frescas son cada vez más cálidas y propicias a la agricultura, por lo que se crean nuevos hábitats para las plagas agrícolas y las especies fúngicas tóxicas. Por ejemplo, las aflatoxinas, que tradicionalmente se consideraban un problema sobre todo en algunas partes de África, se han establecido en el Mediterráneo.
  • Medusas, algas e insectos. Durante generaciones se han consumido variedades comestibles de medusas en algunas partes de Asia. Tienen un bajo contenido de carbohidratos y son ricos en proteínas, pero suelen deteriorarse con facilidad a temperaturas ambiente y pueden actuar como vectores de bacterias patógenas que pueden afectar negativamente a la salud humana. El consumo de algas también se está propagando más allá de Asia y se prevé que siga creciendo, en parte debido a su valor nutricional y su sostenibilidad (las algas no necesitan fertilizantes para crecer y ayudan a combatir la acidificación de los océanos). Una posible fuente de preocupación es su capacidad para acumular grandes niveles de metales pesados, como el arsénico, el plomo, el cadmio y el mercurio. El interés en los insectos comestibles también está aumentando en respuesta a la creciente sensibilización acerca de los efectos ambientales de la producción alimentaria. Si bien pueden constituir una buena fuente de proteína, fibra, ácidos grasos y micronutrientes, como hierro, zinc, manganeso y magnesio, pueden albergar contaminantes transmitidos por los alimentos y provocar reacciones alérgicas en algunas personas.
  • Alternativas de origen vegetal. Cada vez más personas son veganas o vegetarianas y suelen mencionar preocupaciones relativas al bienestar animal y los efectos de la ganadería en el medio ambiente. Esto ha dado lugar al desarrollo de diversas alternativas de origen vegetal a la carne, y se prevé un aumento repentino de las ventas mundiales de estos productos. Con el incremento de las dietas basadas en productos de origen vegetal, se necesita una mayor sensibilización en cuanto a la introducción de preocupaciones relativas a la inocuidad alimentaria, como los alérgenos de alimentos que no se consumían habitualmente en el pasado.
  • Carne producida a base de cultivos celulares. La profecía de Winston Churchill —que un día “escaparemos del absurdo de criar un pollo entero para comer la pechuga o el ala, produciendo estas partes por separado en un medio adecuado”— se está haciendo realidad; se sabe que decenas de empresas de todo el mundo están elaborando filetes, hamburguesas de carne de bovino o bocaditos de pollo rebozado basados en el cultivo de células. Algunos ejemplos de las posibles preocupaciones son el uso de suero de origen animal, que puede introducir la contaminación tanto microbiológica como química.
  • Nuevas tecnologías. Una verdadera revolución tecnológica está transformando nuestros sistemas alimentarios, ayudándonos a producir más con menos. Entre los ejemplos se incluyen el etiquetado inteligente que extiende el tiempo de conservación de los productos alimentarios, la tecnología de cadena de bloques que garantiza que los alimentos puedan rastrearse a lo largo de las cadenas de suministro y las impresoras 3D que producen dulces e incluso texturas “parecidas a la carne” utilizando ingredientes de origen vegetal. Al igual que ocurre con todas las nuevas tecnologías, hay oportunidades y desafíos. Para que estas tecnologías estén a disposición de todos, será esencial promover normas y las mejores prácticas, el acceso a bases de datos de referencia fiables y curadas, la comunicación de las enseñanzas adquiridas y la transparencia en el intercambio de datos entre las partes interesadas.

En un mundo que cambia con rapidez, la prospección es más importante que nunca. Al compartir su información, la FAO pretende ayudar a los países y regiones que carecen de recursos adecuados a aplicar sus propios programas prospectivos.

Coincidiendo con la publicación del informe, la FAO y la Organización Mundial de la Salud anunciaron que la edición de este año del Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, que se celebrará el 7 de junio, se centrará en el tema “Alimentos más inocuos, mejor salud”.

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