Nuevos datos para medir los presupuestos de nutrientes de las tierras de cultivo

FAOSTAT, la Asociación Internacional de la Industria de los Fertilizantes y varias universidades punteras en investigación ofrecen un nuevo punto de referencia para evaluar las prioridades de la agricultura, el medio ambiente y la sostenibilidad

FAO

La FAO toma los datos básicos sobre la producción agrícola y ganadera que le comunican los países como parte de sus obligaciones internacionales de presentación de informes, los integra con los métodos y modelos facilitados por los asociados de la comunidad científica que participan en este proyecto y produce un conjunto común de datos de referencia, desglosados por países, que abarca el período 1961-2020 y se actualizará anualmente.

©FAO/Marco Longari

15/11/2022
Roma - ¿Cuál es la cantidad correcta de fertilizante con que se garantiza que la producción de los cultivos puede satisfacer las necesidades locales y mundiales de seguridad alimentaria, limitando los daños al medio ambiente?

Esta pregunta tiene difícil respuesta, pero ahora se le puede buscar una más fácilmente gracias a nuevos datos sólidos disponibles en FAOSTAT. Esta nueva herramienta de información constituye un esfuerzo conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Asociación Internacional de la Industria de los Fertilizantes (IFA), en colaboración con científicos y expertos destacados del Centro de Ciencias Ambientales de la Universidad de Maryland, la Universidad de Ciencias Agrícolas de Suecia, el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM) de la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad y Centro de Investigación de Wageningen, la Universidad de Nebraska y el Instituto Africano de Nutrición Vegetal.

Gracias a esta fructífera colaboración, se han obtenido nuevos datos sobre los balances de nutrientes de las tierras de cultivo, lo que permite evaluar la carga ambiental que suponen los insumos de fertilizante en relación con la cantidad necesaria para mantener la producción sostenible de cultivos.

“Balances de nutrientes de las tierras de cultivo” es un nuevo dominio para los datos que alberga FAOSTAT. Como mayor portal del mundo de estadísticas sobre alimentación y agricultura, FAOSTAT funciona como un bien público mundial que posibilita que los Estados Miembros, así como todas las partes interesadas en los sistemas agroalimentarios mundiales, consulten datos armonizados sobre la producción, el comercio y el consumo y, desde ahora, también sobre los flujos de nitrógeno, fósforo y fosfatos, los tres principales macronutrientes que necesitan los cultivos para crecer.

La FAO toma los datos básicos sobre la producción agrícola y ganadera que le comunican los países como parte de sus obligaciones internacionales de presentación de informes, los integra con los métodos y modelos facilitados por los asociados de la comunidad científica que participan en este proyecto y produce un conjunto común de datos de referencia, desglosados por países, que abarca el período 1961-2020 y se actualizará anualmente. Según explica el Sr. Francesco Tubiello, Estadístico superior de la FAO, los datos de FAOSTAT constituyen una herramienta valiosa que aprovecha las estadísticas básicas nacionales para ayudar a desentrañar cuestiones difíciles relativas a la sostenibilidad, como los flujos de nutrientes, en los planos nacional, regional y mundial.

Presupuestos de nutrientes de las tierras de cultivo

Los presupuestos de nutrientes de las tierras de cultivo son un indicador importante de los flujos de nutrientes que pueden reflejar un uso insuficiente, o bien excesivo, de los insumos agrícolas, concretamente de los tres principales nutrientes para el crecimiento de las plantas, ya sea en forma mineral, química u orgánica.

En el enfoque del presupuesto se suman las cantidades de abono y de fertilizantes minerales y químicos que se aplican a las tierras de cultivo y los valores relativos a la fijación biológica del nitrógeno —las legumbres son grandes fijadoras de nitrógeno— y a la deposición atmosférica de este, y se resta la salida de nutrientes asociada con la cosecha de los cultivos.

En principio, una carga excesiva de nutrientes en el suelo (excedente en el presupuesto) presenta riesgos ambientales como el de que se filtren por lixiviación a las fuentes de agua y se volatilicen en forma de emisiones de gases de efecto invernadero. Por otro lado, una carga insuficiente de nutrientes (déficit en el presupuesto) se asocia a menudo con un menor rendimiento de los cultivos y el agotamiento de los nutrientes del suelo.

Otra posibilidad es convertir el presupuesto en una tasa de eficiencia, que mide lo bien que utiliza un cultivo los nutrientes disponibles (cociente de la extracción de nutrientes de las cosechas, por un lado, y del insumo total de nutrientes, por otro). Sin embargo, de acuerdo con los datos, los resultados reflejan problemas subyacentes que han de tratarse con sumo cuidado. Por ejemplo, una tasa de eficiencia aparentemente idónea puede indicar, en realidad, la sobreexplotación de los nutrientes del suelo, situación insostenible en la que la aplicación de insumos insuficientes para alcanzar los niveles de producción de cultivos que son, por otro lado, necesarios acabará por menguar las futuras posibilidades de producción.

Algunas conclusiones

En 2020, se distribuyeron 85 millones de toneladas de nitrógeno (N), 7 millones de toneladas de fósforo (P) y 12 millones de toneladas de potasio (K) en las tierras de cultivo de todo el mundo, esto es, las cantidades de fertilizantes se han cuadruplicado desde 1961 y una proporción cada vez mayor corresponde a fertilizantes sintéticos. El nitrógeno, el fósforo y el potasio se distribuyeron a razón de 54 kg, 4 kg y 7 kg por hectárea, respectivamente. En comparación con las de la década de 1960, estas tasas de aplicación representan un aumento de 3,4 veces del uso del nitrógeno, estabilidad para el fósforo y un descenso del 36 % para el potasio. En las últimas décadas, las tasas de eficiencia de los tres elementos han ido aumentando y se han situado entre el 50 % y el 62 % en promedio durante todo el período.

Los valores de la eficiencia de uso del nitrógeno en África indican claramente que, en general, las prácticas agrícolas están sobreexplotando los nutrientes naturales del suelo para la producción de cultivos.

China y la India tienen dos de los mayores excedentes del mundo por lo que al presupuesto de nitrógeno se refiere, si bien sus tasas de eficiencia se encuentran por debajo del promedio mundial del 50 %. En el Brasil y los Estados Unidos de América existen excedentes mucho menores, en parte debido al cultivo de soja a gran escala, el cual necesita menores insumos en ambos países en razón del suministro biológico natural de nitrógeno que aporta dicho cultivo.

Algunos países tienen excedentes de un nutriente clave y déficits importantes de algún otro, como es el caso de la Argentina, Nigeria y Ucrania. Por esta razón, puede ser aconsejable adoptar estrategias de reequilibrio basadas en la elección de cultivos y las prioridades de fertilizantes, tal y como explica el Sr. Nathan Wanner, Estadístico de la FAO que ha contribuido a la creación de la nueva base de datos.

Objetivos de agricultura sostenible

Entender mejor los presupuestos de nutrientes de las tierras de cultivo puede ayudar a los agricultores y a los encargados de formular políticas a determinar y evaluar de forma más precisa las prácticas orientadas a una agricultura más sostenible.

La FAO es el organismo responsable del indicador 2.4.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con el que se mide la proporción de la superficie en que se practica una agricultura productiva y sostenible.

Los nuevos datos del presupuesto de nutrientes de las tierras de cultivo ofrecen una forma de ir más allá de la utilización de criterios rudimentarios que se basan en las tasas de aplicación de los fertilizantes como punto de referencia simplificado. Puede que los encargados de formular políticas no se pongan de acuerdo respecto a las compensaciones recíprocas entre la utilización de insumos de fertilizantes, las necesidades de producción de alimentos y la protección del medio ambiente, pero los nuevos datos ofrecen una forma más equilibrada y completa de entender las relaciones entre los componentes que determinan los flujos de nutrientes y, por tanto, de determinar mejor las estrategias útiles.

La FAO se ocupa, desde múltiples frentes, de la difícil cuestión de promover la situación de la agricultura sostenible y de observarla tanto mediante estadísticas básicas como mediante datos complejos. Son ejemplos de esta actividad su reciente labor en el marco para la medición de los progresos hacia una agricultura sostenible (PROSA), su papel de organizador de la Alianza Mundial sobre los suelos y las iniciativas recientes de mapeo de nutrientes del suelo.

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