Impacto
Este indicador mide los avances en el logro de una agricultura más productiva y sostenible. Está compuesto por subindicadores pertinentes que ofrecerán a los gobiernos información estratégica para la formulación de políticas basadas en datos objetivos.
Principales resultados
La agricultura sostenible se encuentra en el centro de la Agenda 2030 y constituye el primer paso fundamental para lograr el hambre cero. Si bien muchos de los ODS abordan cuestiones relacionadas con la agricultura, el indicador 2.4.1 de los ODS se centra completamente en este sector.
Durante los últimos 30 años se ha debatido ampliamente sobre la forma de definir la “agricultura sostenible”. Dado que la agricultura contribuye al desarrollo —como actividad económica, como fuente de medios de vida y como proveedora y usuaria de servicios ambientales—, la Agenda 2030 sugiere considerar todos los sectores, incluida la agricultura, a partir de las tres dimensiones de la sostenibilidad: económica, social y ambiental.
El indicador 2.4.1 de los ODS, que se define como la proporción “de la superficie agrícola en que se practica una agricultura productiva y sostenible”, es similar. En el pasado, se definía sobre todo en función de criterios ambientales. Si el suelo era pobre o el agua no se gestionaba debidamente, una explotación podría haberse considerado insostenible.
En los últimos años, sin embargo, se ha comprobado que la sostenibilidad va mucho más allá, pues abarca las dimensiones económicas y sociales, y sitúa a los agricultores en el centro. Si una explotación no es sólida desde el punto de vista económico o no es resistente a las perturbaciones externas, o si no se toma en consideración el bienestar de quienes trabajan en la explotación, esta no puede ser sostenible.
Este indicador se elaboró a través de un proceso con múltiples partes interesadas en el que participaron estadísticos y especialistas técnicos de los países, organizaciones internacionales, oficinas nacionales de estadística, la sociedad civil y el sector privado. Agrupa temas relativos a la productividad, la rentabilidad, la resiliencia, la tierra y el agua, el trabajo decente y el bienestar a fin de reflejar el carácter multidimensional de la agricultura sostenible.
Se está aplicando de forma experimental en varios países de diferentes regiones.