OCDE-FAO: Los responsables de la OCDE y la FAO destacan la importancia de la paz y de transformar nuestros sistemas agroalimentarios para garantizar el acceso a los alimentos a las personas más pobres del mundo

Perspectivas Agrícolas 2022-2031 subraya el papel crucial de las inversiones en tecnología, infraestructuras y capital humano para elevar la productividad agrícola

FAO

El informe subraya las principales amenazas para los mercados clave de productos básicos: los precios de equilibrio del trigo podrían situarse un 19 % por encima de los niveles anteriores al conflicto si Ucrania pierde por completo su capacidad de exportación y un 34 % más altos si las exportaciones rusas fuesen solo el 50 % de los volúmenes normales.

©FAO/Alessia Pierdomenico

29/06/2022
París/Roma - El sector agroalimentario mundial se enfrentará a retos fundamentales durante la próxima década, en particular la necesidad de alimentar a una población cada vez más numerosa de forma sostenible, los efectos de la crisis climática y las consecuencias económicas y las perturbaciones en el suministro de alimentos relacionadas con la guerra en Ucrania, según un informe publicado hoy por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El informe OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas 2022-2031 se centra en analizar las perspectivas a medio plazo de los mercados de productos básicos agrícolas. Las conclusiones del informe subrayan el papel crucial del gasto público y la inversión privada adicionales en la producción, tecnología de la información e infraestructuras, así como en capital humano, para incrementar la productividad agrícola.

Los precios de los productos agrícolas se han visto impulsados al alza por una serie de factores, como la recuperación de la demanda tras el brote de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) y las perturbaciones resultantes en los suministros y el comercio, las malas condiciones meteorológicas en los principales proveedores y el alza de los costos de producción y transporte, acentuados recientemente por la incertidumbre en torno a las exportaciones agrícolas de Ucrania y Rusia, ambos proveedores clave de cereales. El protagonismo de Rusia en los mercados de fertilizantes también ha acrecentado la inquietud ya existente sobre los precios de los fertilizantes y la productividad a corto plazo.

El informe ofrece también una evaluación a corto plazo de cómo la guerra puede afectar a los mercados agrícolas mundiales y a la seguridad alimentaria. Subraya las principales amenazas para los mercados clave de productos básicos: los precios de equilibrio del trigo podrían situarse un 19 % por encima de los niveles anteriores al conflicto si Ucrania pierde por completo su capacidad de exportación y un 34 % más altos si las exportaciones rusas fuesen solo el 50 % de los volúmenes normales.

En un escenario en el que se supone una fuerte reducción de las exportaciones de Ucrania y Rusia en 2022/23 y 2023/24, y en caso de que no haya una respuesta de la producción mundial, se apunta a un nuevo aumento del número de personas que padecen subalimentación crónica en el mundo tras la pandemia de la COVID-19.

“Sin paz en Ucrania, los problemas de seguridad alimentaria que el mundo afronta seguirán empeorando, sobre todo para los más pobres del planeta”, declaró el Sr. Mathias Cormann, Secretario General de la OCDE. “Un rápido fin de la guerra sería el mejor resultado tanto para la gente de Rusia y Ucrania, así como también para un gran número de hogares que más sufren la fuerte alza de precios provocadas por el conflicto”.

“Este incremento en los precios de alimentos, fertilizantes y combustible, así como también las restrictivas condiciones financieras, están propagando el sufrimiento humano en el mundo”, aseguró el Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO. “Un estimado adicional de 19 millones de personas podrían afrontar condiciones de desnutrición crónica en 2023, si la reducción de la producción y la oferta global de alimentos de los principales países exportadores, incluyendo Rusia y Ucrania, trae como consecuencia una menor disponibilidad mundial de alimentos”.

Al mismo tiempo que se abordan los problemas inmediatos, la comunidad internacional no debe perder de vista la necesidad de trabajar para alcanzar la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Según las Perspectivas, se prevé que el consumo mundial de alimentos —que es el principal uso de los productos agrícolas—, aumente un 1,4 % anual durante la próxima década, y que esté impulsado principalmente por el crecimiento demográfico. La mayor parte de la demanda adicional de alimentos seguirá originándose en los países de ingresos bajos y medianos, mientras que en los países de ingresos altos la demanda se verá limitada por el lento aumento de la población y la saturación del consumo per cápita de varios grupos de productos alimenticios. Sin embargo, es probable que las dietas de los países de ingresos bajos se mantengan en gran medida basadas en productos básicos y el consumo de alimentos no aumente lo suficiente como para cumplir el objetivo del Hambre Cero en 2030.

Durante la próxima década, se prevé que la producción agrícola mundial se incremente en un 1,1 % anual y que la producción adicional se genere mayormente en los países de ingresos medianos y bajos. Las Perspectivas parten de la base de un mayor acceso a los insumos y muestran que el aumento de la inversión en tecnología, infraestructuras y capacitación para mejorar la productividad será un motor fundamental del crecimiento agrícola. Sin embargo, una subida prolongada de los precios de la energía y de los insumos agrícolas —como los fertilizantes— elevará los costos de producción y puede limitar la productividad y el crecimiento de la producción en los próximos años.

En las Perspectivas se destaca la considerable contribución de la agricultura al cambio climático. Se prevé que las emisiones directas de gases de efecto invernadero (GEI) procedentes de la agricultura aumenten un 6 % durante el próximo decenio, siendo la ganadería la responsable del 90 % de este incremento. No obstante, se espera que las emisiones agrícolas crezcan a un ritmo inferior al de la producción, gracias a las mejoras en el rendimiento y a la reducción de la parte que corresponde a la producción de rumiantes, lo que indica un descenso de la intensidad de carbono de la agricultura. Habrá que redoblar esfuerzos para que el sector agrícola contribuya de forma efectiva a la reducción global de las emisiones de GEI, tal y como establece el Acuerdo de París sobre el cambio climático, incluyendo la adopción a gran escala de procesos y tecnologías productivas climáticamente inteligentes, en especial en el sector ganadero.

Las Perspectivas ofrecen una evaluación de cómo se pueden alcanzar objetivos que pueden parecer contrapuestos en el sector agrícola. La productividad agrícola media debe aumentar un 28 % en el próximo decenio para que el mundo cumpla el ODS 2 sobre el Hambre Cero, y al mismo tiempo mantener las emisiones agrícolas en condiciones de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Esto supone más del triple del aumento de la productividad registrado en la última década.

Garantizar el correcto funcionamiento del comercio y los mercados mundiales es esencial para afrontar los retos de la seguridad alimentaria a corto y medio plazo. A nivel mundial, se prevé que el comercio de los principales productos agrícolas y de productos elaborados crezca en consonancia con la producción durante el próximo decenio. Sin embargo, se prevé que algunas regiones exporten una parte creciente de su producción interna, mientras que en otras se pronostica que importarán una parte cada vez mayor de su consumo total. Este aumento de la interdependencia entre los socios comerciales subraya la importancia crucial de un sistema comercial multilateral transparente, predecible y basado en normas.

Puede obtener más información sobre el documento OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas aquí.

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