El regreso de El Niño: ¿estamos preparados?

De la Oficina Regional de la FAO para África

© FAO/Believe Nyakudjara

La FAO brindó apoyo de emergencia para los afectados por la sequía inducida por El Niño en Eswatini en 2016.

©FAO/Believe Nyakudjara

27/06/2023

Accra. Las campanas de alarma están sonando. Según el Servicio Meteorológico Nacional de los Estados Unidos, El Niño ha regresado. Mientras el mundo se prepara para lo que traerá este año, el África austral todavía se está recuperando del impacto de ciclones devastadores, tormentas, lluvias torrenciales e inundaciones repentinas del año pasado, que afectaron a grandes extensiones de tierras habitadas y cultivadas y dañaron la infraestructura social y económica crítica y el equipo de pesca. Sin embargo, la región se encuentra en una posición mucho más fuerte para el regreso de El Niño que hace siete años. Con la alerta y la acción tempranas en la región, los preparativos están en marcha para asegurar que las lecciones aprendidas reduzcan al mínimo los riesgos que se avecinan.

“Mientras nos preparamos para el impacto de El Niño, confiamos en que las lecciones aprendidas, la experiencia adquirida y las sinergias construidas en toda el África austral durante la última respuesta y el intenso refuerzo de la resiliencia que siguió a esa gran sequía nos pongan a nosotros, los Estados Miembros, y a nuestros asociados en condiciones de responder de manera efectiva”, afirma Lewis Hove, jefe del Equipo de Resiliencia del África austral.

Es vital apoyar a los gobiernos de los países de alto riesgo en el fortalecimiento de su capacidad de preparación y respuesta ante la sequía. Se deben integrar suficientes insumos agrícolas resistentes a la sequía en las cadenas de suministro existentes para mantener productivos a los pequeños agricultores y agropastores, y alimentadas a las comunidades. Es igualmente vital seguir invirtiendo en estructuras de seguimiento de la sequía que proporcionen a las autoridades la información necesaria y oportuna para salvaguardar vidas y medios de vida. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha continuado fortaleciendo las capacidades nacionales y locales para responder a El Niño y a otras perturbaciones que se presenten. La Organización también ha invertido en políticas y mecanismos para garantizar que será más ágil en la respuesta a las necesidades de emergencia locales, nacionales y subregionales, trabajando con los Estados Miembros y los asociados para asegurar que no haya escasez de los insumos agrícolas necesarios.

La mayor enseñanza que asegurará una respuesta exitosa a El Niño es la capacidad de los gobiernos, las comunidades locales y los socios para elaborar planes de respuesta sobre programas de resiliencia a largo plazo en lugar de intervenciones aisladas.

Un enemigo conocido

En la temporada de lluvias de 2015/16, El Niño causó estragos en el África austral, dando lugar a la peor sequía en más de 35 años. Este El Niño fue parte de una serie de desastres que dejaron a más de 40 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda. Los países más afectados fueron Botswana, Eswatini, Lesotho, Madagascar, Malawi, Mozambique, Sudáfrica y Zimbabwe, con un fracaso generalizado de las cosechas, baja producción y abrevaderos comunitarios secos para la gente, el ganado y la agricultura. También causó una pérdida enorme de activos e ingresos.

La sequía causada por El Niño tuvo una repercusión ingente en los medios de vida de las personas. Como resultado, los precios de los alimentos se dispararon y los países pasaron a depender de costosas importaciones para compensar las deficiencias alimentarias locales y nacionales. El producto más afectado fue el maíz, el principal alimento básico en la región. Su precio subió muy por encima de los precios internacionales, duplicándose en Malawi y Mozambique. La sequía también devastó la producción ganadera debido a la falta de pastos y agua, lo que dio lugar a muchas muertes de animales en Eswatini, Lesotho, Sudáfrica y Zimbabwe.

Una respuesta rápida y múltiple

En respuesta a la devastación de El Niño en toda la subregión, la Comunidad de África Meridional para el Desarrollo (SADC), con el apoyo de la FAO, lanzó un llamamiento internacional para obtener ayuda humanitaria en junio de 2016. Con este llamamiento se pretendían recaudar 2 400 millones de USD para apoyar a los países más afectados de la Comunidad. El Comité Permanente Regional entre Organismos del África austral también entró en acción con una respuesta en tres pilares: humanitaria, para hacer frente a las necesidades inmediatas; de resiliencia, para fortalecer a las comunidades ante perturbaciones futuras, y macroeconómica, para elaborar políticas gubernamentales y recursos financieros con el fin de afrontar las repercusiones a largo plazo y la gestión de riesgos de la sequía provocada por El Niño. Para este llamamiento se necesitaron más de 1 000 millones de USD con destino a más de 13 millones de personas.

La FAO, en rápida respuesta a las necesidades de sus Estados Miembros, movilizó más de 100 millones de USD para apoyar a más de 3,3 millones de hogares vulnerables. La Organización también desplegó la mayor herramienta de su arsenal: los conocimientos técnicos especializados y la capacidad de convocar a los actores esenciales para la coordinación y la repercusión colectiva. Como parte de su respuesta, la Organización fue fundamental para establecer el equipo de respuesta y coordinación de la SADC que facilitó el plan de la Comunidad y el llamamiento de 1 000 millones de USD, al tiempo que prestó apoyo a la puesta en práctica en los Estados Miembros.

Sobre todo, la FAO apoyó el establecimiento y la capacitación de estructuras nacionales de coordinación que garantizaran que los insumos, el apoyo y la capacitación adecuados llegaran a las personas adecuadas en el momento adecuado. Estas estructuras eran indispensables para la eficacia de la respuesta. La FAO proporcionó apoyo para la recopilación y el análisis de datos a través de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases a fin de reforzar el trabajo de las estructuras de respuesta regionales, subregionales y locales.

La Organización también proporcionó semillas de cereales y leguminosas de ciclo corto resistentes a la sequía, semillas de hortalizas, materiales de siembra y fertilizantes a nivel local, unos insumos agrícolas que fueron esenciales para los agropastores rurales. La FAO proporcionó asimismo capacitación sobre la conservación del suelo y el agua, al mismo tiempo que extendía los huertos domésticos y escolares para complementar la nutrición y los medios de vida de los más afectados. Apoyó el establecimiento y la rehabilitación de abrevaderos comunitarios para el ganado y la producción suplementaria de alimentos fuera de temporada.

Beatrice Makwinja es una pequeña agricultora de la zona rural de Malawi que tuvo acceso a semillas híbridas de maduración temprana en una feria de semillas de la FAO en 2016. Estas semillas resultaron ser el sustento de su hogar. “Esta zona recibe menos lluvia, y plantar variedades híbridas de maduración temprana fue muy bueno, ya que maduraron pronto y produjeron más”, dijo. “Al principio, no tenía dinero para comprar semillas híbridas y simplemente decidí plantar variedades locales. Gracias a la feria de semillas de la FAO, tan pronto como obtuve semillas híbridas de maíz, arranqué el maíz local de todo el campo, lo replanté y lo intercalé con guandú. Después de la cosecha, la producción fue de siete sacos de maíz de 50 kg cada uno y cuatro sacos de guandú descascarado de 50 kg cada uno. Podía alimentar a mi familia, ya que tenía ambos productos disponibles”.

La FAO y otros asociados invirtieron mucho en educar a las comunidades rurales sobre tecnologías y prácticas climáticamente inteligentes, como la agricultura de conservación, las técnicas de recolección de agua, la repoblación del ganado y el control de enfermedades del ganado, para reducir aún más los efectos de la sequía y fortalecer la resiliencia de las comunidades y los hogares. Todas estas acciones funcionaron conjuntamente para proporcionar una respuesta sólida ante una necesidad extrema.

“La comunidad internacional debe prepararse para apoyar las acciones preventivas y los esfuerzos de respuesta ante la próxima incidencia de El Niño. El África austral ya está abrumada con 57,5 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria y nutricional en 2023‑24. No podemos permitir que ese número crezca”, dijo Lewis Hove, de la FAO. 

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Zoie Jones FAO [email protected]