Roma — Se ha otorgado el reconocimiento oficial como
Sistemas
importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM) a tres sitios de China —una zona que produce té desde
la antigüedad, una región en la que se cría ganado de forma nómada y un sistema
de cultivo de secano que emplea bancales de piedra— por la forma singular en
que utilizan las prácticas y los conocimientos tradicionales a la vez que
mantienen una biodiversidad y ecosistemas únicos.
La designación se
produjo en una reunión del Grupo Asesor Científico de los SIPAM celebrada en
Roma esta semana (17 a 19 de mayo). De acuerdo con los criterios de selección,
los sitios deben revestir una importancia mundial, tener valor como bien
público, contribuir a la seguridad alimentaria, la seguridad de los medios de
vida, la agrobiodiversidad, los sistemas de conocimiento, los valores sociales
y la cultura, así como constituir paisajes extraordinarios.
Los SIPAM, que celebran
en octubre su 20.º aniversario, son un programa emblemático de la FAO. “Los
SIPAM han demostrado su potencial como modelo de agricultura sostenible
mediante su notable enfoque agroecológico. Representan una forma de revitalizar
las comunidades rurales y de promover el desarrollo rural aprovechando las
características únicas que poseen y que están integradas en sus sistemas
agrícolas”, declaró Maria Helena Semedo, Directora General Adjunta de la
FAO.
Hasta la fecha se han
incorporado 18 sitios de China a la lista de sistemas del patrimonio agrícola
mundial. En la actualidad, la red mundial del patrimonio agrícola de la FAO
abarca 65 sistemas en 22 países
de diferentes puntos del
planeta.
Una
zona que produce té desde la antigüedadSe piensa que la producción de té en Anxi, comarca situada en la
provincia sudoriental de Fujian, se remonta al siglo X. Su té más famoso, el
denominado Tieguanyin (“diosa férrea de la misericordia”), surgió en el siglo
XVIII y pertenece a la categoría del té oolong o semifermentado, entre el té
verde y el té negro.
Entre los singulares conocimientos técnicos de los agricultores de la
comarca cabe señalar sus prácticas perfeccionadas para gestionar el entorno
natural y garantizar las mejores condiciones para el cultivo del té y la
producción de hojas de té de una calidad excepcional. Gracias a este
acervo se han salvaguardado la estabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de
los sistemas ecológicos de sus plantaciones de té y se ha convertido este
producto emblemático en parte de la identidad de las comunidades locales.
Sistema nómada de pastizalesEl sistema nómada de pastizales de Ar Horqin, en la región septentrional
de China llamada Mongolia Interior, es la primera zona de patrimonio agrícola
nómada que se designa en China y constituye un ejemplo mundial de cría de
animales sostenible y gestión de tierras de pastoreo frágiles. Existen pruebas
de que los primeros habitantes de la zona cazaban y llevaban una vida nómada
desde el Neolítico. Más recientemente, la población de la región, mongola en
gran medida, ha conseguido preservar su producción y estilo de vida nómadas
tradicionales al mismo tiempo que se ha adaptado a un entorno cambiante.
La región posee una variedad de ecosistemas, como bosques, pastizales,
zonas húmedas y ríos, con funciones ecológicas importantes. Para adaptarse al
frágil entorno de los pastizales, los antepasados de los pastores de hoy
adoptaron un estilo de vida típicamente nómada. Al cambiar constantemente de
pastos para su ganado, garantizaron la protección de la vegetación y la
utilización de los recursos hídricos, evitaron la degradación del suelo y el
sobrepastoreo y proporcionaron un suministro continuo de productos pecuarios
como carne y queso a las comunidades locales.
Sistema de bancales de piedra seca de ShexianEl sistema de bancales de piedra seca de Shexian, ubicado en la
provincia china septentrional de Hebei, constituye un sistema agrícola de
secano cuyos orígenes se remontan al siglo XIII. Las tierras de bancales de
piedra, pese a encontrarse en un entorno montañoso y hostil, siguen
contribuyendo decisivamente a hacer que la agricultura sea posible en las
empinadas pendientes de esta árida región. La agricultura ofrece a los
habitantes de la zona un medio de vida estable y sirve de modelo para una
agricultura sostenible, ecológica y cíclica en esta zona septentrional de
montañas calizas a pesar de la falta de suelo y de lluvia.
La comarca es famosa por las nueces y los árboles angélica chinos, pero
en los bancales también se cultivan el mijo, la soja, el azufaifo negro y otros
productos agrícolas y forestales. Gracias a esta variedad de cultivos y
valiéndose de técnicas agrícolas ecológicas, las comunidades locales han
logrado garantizarse durante siglos su propia seguridad alimentaria y
bienestar, a la vez que han dado forma a un paisaje excepcional que es testigo
de su capacidad para vivir en armonía con el entorno.