Las zonas urbanas están creciendo rápidamente. La FAO se asocia con ciudades de todo el mundo para establecer mejores sistemas alimentarios y promover un crecimiento más verde. ©jamesteohart/shutterstock.com
Difícilmente se calificaría a la mayoría de las zonas urbanas de verdes, ya sea en su aspecto o en sus acciones, pero la FAO se está asociando con ciudades de todo el mundo, en el marco de una nueva iniciativa denominada “Ciudades verdes”, para lograr que así sea.
Las ciudades del mundo están creciendo rápidamente. Hoy en día el 55 % de la población mundial vive en zonas urbanas y se prevé que esta cifra aumentará al 68 % para 2050. Las ciudades ya usan casi el 80 % de la energía total producida en el mundo y consumen hasta el 70 % del suministro de alimentos.
Está claro por qué es cada vez más difícil satisfacer las necesidades nutricionales de esas poblaciones en crecimiento, y este año la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha dificultado aún más las cosas. Las ciudades han tenido que enfrentar nuevos desafíos, como el de garantizar el acceso a alimentos inocuos, nutritivos y asequibles incluso en medio de restricciones de los desplazamientos y cierres de mercados.
Sin embargo, las perturbaciones de la normalidad también ofrecen oportunidades y dan lugar a una transformación a más largo plazo. La iniciativa “Ciudades verdes” de la FAO apoya a los gobiernos locales y nacionales fomentando sus capacidades para crear ciudades y sistemas alimentarios sostenibles. Tiene por objeto fortalecer la resiliencia de los sistemas alimentarios urbanos y promover dietas saludables en al menos 100 ciudades, con vistas a mejorar los medios de vida y el bienestar de las poblaciones urbanas y periurbanas.
Entonces, ¿cómo podemos fortalecer la resiliencia de los sistemas alimentarios en las ciudades?
1) Utilizar la innovación digital para mejorar las cadenas de suministro de alimentos
La innovación es una fuerza poderosa y los sistemas alimentarios resilientes deben aprovecharla. Esto implica adoptar soluciones digitales, como plataformas en línea para el comercio electrónico o los servicios de entrega.
En Mascate (Omán) el distanciamiento social debido a la COVID-19 obligó a su Mercado Central de Pescado a innovar. Los vendedores crearon una plataforma en línea para permitir que los pescadores y los mayoristas mantuvieran un ingreso incluso durante el cierre de los mercados. Los trabajadores del mercado ahora cargan fotos y detalles de la captura en la plataforma en línea, donde los mayoristas, minoristas y restaurantes pueden ver la oferta diaria y hacer sus pedidos por medio de una subasta en línea. Los jóvenes agroempresarios de todo el mundo también han aprovechado de forma creativa la innovación digital, pasando a los pedidos en línea, comercializando a través de medios sociales y aceptando pagos por teléfono móvil.
La pandemia ha obligado a las personas a volver a repensar la manera en que llevan adelante sus negocios, pero estas soluciones digitales más verdes pueden ofrecer beneficios a más largo plazo.
La recuperación de la pandemia es una oportunidad para transformar nuestros sistemas alimentarios y reverdecer nuestras ciudades. Izquierda: ©FAO/Ami Vitale; derecha: ©FAO/Joan Manuel Baliellas
2) Garantizar la inocuidad alimentaria y la calidad nutricional de las dietas
La nutrición en las ciudades suele pasar a un segundo plano en favor del ritmo de vida y la comodidad. La obesidad está en aumento en todo el mundo, pero es fundamental tratarla en nuestras ciudades en crecimiento. Este tema debe abordarse desde varios ángulos, en particular impartiendo educación a los consumidores en materia de nutrición, pero también fomentando la capacidad de las cadenas de suministro para entregar más alimentos nutritivos e inocuos, lo que es igualmente importante.
Una ciudad que está abordando este desafío de hacer llegar alimentos nutritivos a las ciudades durante la pandemia es Montevideo (Uruguay), donde los ciudadanos y las organizaciones locales han puesto en marcha ollas populares, un modelo tradicional de entrega a domicilio de alimentos, frutas y hortalizas que a menudo pasan directamente de los productores a los consumidores. Otro caso es el de agricultores del Perú, que enviaron alimentos tradicionales y nutritivos a sus seres queridos en las ciudades más grandes del país. Es importante reforzar esos vínculos entre los medios rural y urbano para hacer que las ciudades sean realmente verdes.
3) Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos
Las ciudades producen la gran mayoría de los desperdicios del mundo: el 70 % para ser más precisos. La pérdida y el desperdicio de alimentos son cuestiones particularmente preocupantes, ya que implican el desperdicio no solo de fuentes viables de nutrición, sino también de los recursos naturales que se utilizan para producirlas.
Mediante la promoción de un comportamiento responsable en los hábitos de compra de alimentos, la creación de medios eficaces de distribución de alimentos y la utilización de soluciones innovadoras podemos reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.
La municipalidad de Chía (Colombia), por ejemplo, encontró una solución digital para el desperdicio de alimentos durante la pandemia de la COVID‑19, que consistió en crear una plataforma en línea para quienes desearan donar alimentos no perecederos y conectar los productos con las personas sin que estas se muevan de su hogar.
4) Fortalecer las empresas agroalimentarias
El fortalecimiento de los vínculos con el sector privado a lo largo de las cadenas de valor de los alimentos puede ayudar a crear modelos de negocios sostenibles e impulsar la cooperación, aumentando así la resiliencia del sector.
En Milán (Italia) la administración municipal trabajó con el sector privado, así como con una organización no gubernamental, durante la pandemia para desarrollar un sistema de ayuda alimentaria que garantizó a las personas mayores y vulnerables acceso continuo a alimentos frescos durante el confinamiento. El servicio utilizó instalaciones del centro de logística del Banco Alimentare de Lombardía y de la Cruz Roja italiana para almacenar alimentos antes de distribuirlos semanalmente a 10 centros locales en Milán. Posteriormente, los voluntarios preparaban paquetes de alimentos para más de 4 900 familias necesitadas. Estas alianzas se basan en las respectivas fortalezas de diversas entidades para producir mejores resultados.
5) Promover la inversión en cadenas de valor alimentarias verdes
Una buena práctica para comenzar a mejorar la sostenibilidad de nuestros sistemas alimentarios urbanos es reverdecer las cadenas de valor alimentarias y promover las inversiones conexas. Por ejemplo, ofrecer instrumentos financieros que incentiven la adopción de prácticas sostenibles, tecnologías energéticamente eficientes o capacitación en materia de prácticas resilientes al clima puede marcar una gran diferencia en la reducción de las huellas de carbono del sector agroalimentario, en particular en los sistemas alimentarios urbanos.
Algunas ciudades ya han comenzado a invertir en esos cambios transformando sus puertos en “Puertos azules”. Esta iniciativa se centra en la conservación de recursos marinos y el medio ambiente mejorando al mismo tiempo las condiciones laborales y los medios de vida de quienes dependen del puerto. Vigo (España) es una de las ciudades que ha adoptado esta iniciativa y ha invertido en ella. La FAO está trabajando con otros puertos de todo el mundo para promover esta práctica.
En Santiago (Chile) el principal mercado mayorista se ha adaptado a las restricciones de la pandemia y está trabajando para garantizar la seguridad de los comerciantes y los compradores. ©FAO/Max Valencia
6) Mejorar las políticas
La gobernanza y las políticas alimentarias son fundamentales en todos los niveles, desde el plano local hasta el plano internacional. Por ello, la iniciativa “Ciudades verdes” de la FAO está trabajando con alcaldes de todas partes del mundo para promover el intercambio de ideas y estrategias, que en última instancia orientarán las decisiones en materia de políticas. Durante el evento del 18 de septiembre de 2020, alcaldes de seis ciudades brindaron testimonio sobre lo que funcionó bien en sus municipalidades. De esa manera las ciudades de todo el mundo pueden aprender las unas de las otras a medida que avanzamos hacia una sociedad globalmente verde.
La pandemia de la COVID‑19 tuvo grandes efectos en muchas ciudades del mundo y en sus pobladores. En solo algunas semanas la disponibilidad, la accesibilidad y la asequibilidad de los alimentos básicos cambiaron radicalmente, lo que afectó severamente a la seguridad alimentaria y la nutrición de las poblaciones urbanas. La iniciativa “Ciudades verdes” es solo un componente del Programa de la FAO de respuesta y recuperación de la COVID-19, cuya finalidad es ayudar a conseguir que nuestros sistemas alimentarios, en particular los urbanos, sean más robustos y más resilientes a otras perturbaciones. La recuperación de la pandemia es una oportunidad para transformar nuestros sistemas alimentarios y reverdecer nuestras ciudades, reconstruyendo mejor para el futuro.
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