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Sequía en el océano


Cabo Verde, un pequeño Estado insular en desarrollo, planta cara al cambio climático con las competencias obtenidas mediante la cooperación Sur-Sur

27/05/2024

Willy Gonçalves chasquea la lengua para ordenar a las cabras que aceleren la subida al gran montículo de polvo delante de su granja. Los animales están buscando pasto para comer.

Pese a su nombre, Cabo Verde no luce tan verde en esta época del año. La terrible temporada seca tiñe la isla de Santiago de tonos homogéneos de marrón claro. El calor irá aumentando, y todavía quedan tres meses hasta julio, cuando debería comenzar la estación húmeda, si finalmente llega.

Willy, tras dejar solas a las cabras para que encuentren ellas mismas su desayuno y regresen por el camino habitual a la granja, da de comer a las gallinas y empieza a regar los plantones que espera vender ese mismo día en el vivero de Ze Nena.

Levanta las sábanas con las que protege las plantas durante la noche dejando al descubierto hileras de plantas de tomates, cebollas y yuca, y va a buscar un bote para llenarlo mediante la bomba eléctrica de la que brota el recurso más preciado de esta temporada: el agua.

Cuando la granja consume la reserva de la lluvia de la estación anterior, tienen que recurrir al agua comprada. Se trata de agua desalada, ya que la desalinización se ha convertido en el principal medio de producción de agua dulce en esta isla rodeada por el Océano Atlántico.

Igual que en muchos otros países, la temperatura no ha dejado de subir y las precipitaciones han disminuido, por lo que ha aumentado la dependencia de los agricultores respecto de otras fuentes de agua a pesar de que la compra de este recurso se come una buena parte de sus beneficios.

Willy agarra el perianto de una planta, tierra y plantones envueltos en una manta de plástico negro. Es su momento favorito del día: sembrar plantones, o lo que para él es crear vida.

Es un acto de amor que le recuerda a su padre, quien falleció cuando Willy tenía solo cuatro años. Con la atención de su madre dividida entre el trabajo y seis hijos más, Willy se sentía ignorado a menudo. Encontró una amiga en casa de su vecina, Delfina o Nena, como suelen llamarla.

Desde los nueve años, iba casi cada día a ayuda a Nena en el jardín y allí era feliz. Nena lo trataba como si fuera otro hijo más. Así es Nena. Cuando un agricultor necesita ayuda, acude a ella. Cuando la madre de Willy necesitó que alguien cuidara de sus hijos mientras trabajaba, Nena se ofreció a hacerlo.

Pese a ser un buen estudiante, Willy dejó de ir a la escuela, pero se mantuvo firme en su decisión de seguir su camino de granjero, incluso cuando los profesores intentaron disuadirlo.

Como recuerda Willy, “Cuando venían de visita, mis profesores me preguntaban qué quería hacer con mi vida, porque era un buen estudiante. Siempre les contestaba que este es un trabajo digno y rentable... Lo importante es que la gestión sea buena.”

Willy y Nena trabajaron juntos en la granja, que ha triplicado su tamaño.

Ahora, con 71 años, Nena ha cedido las riendas a Willy, que gestiona la explotación, cuida de la tierra y se ocupa de las finanzas. Pero Nena sigue muy presente: recorre toda la granja realizando pequeñas tareas, cocina para los trabajadores, y supervisa las actividades con la confianza y autoridad de una mujer que ha dedicado su vida a la agricultura.

Willy sonríe cuando habla de ella: “Siempre está dispuesta a echarte una mano si tienes un problema, no importa de qué se trate, desde ayudar a construir una vivienda hasta dar comida a quienes la necesitan. Todos hablamos muy bien de ella. Para mí, es un ejemplo para todos, trabajadora y respetuosa con todas las personas. Todo lo que sé, me lo ha enseñado ella.”

Willy y Nena, con su dedicación y sus ganas de aprender métodos de trabajo innovadores, recibieron con los brazos abiertos la llamada del Ministerio de Agricultura invitando a Willy a participar en una capacitación sobre gestión del suelo y control de plagas impartida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el marco de un proyecto ejecutado en virtud del Programa de cooperación Sur-Sur de la FAO y China.

Debido a los cambios del clima, la erosión del suelo ha aumentado y su fertilidad se ha desplomado, por no mencionar la explosión de plagas de plantas que sufre el país. El aumento de las temperaturas ha convertido Cabo Verde en un caldo de cultivo para estas nuevas plagas. El gusano cogollero del maíz llegó en 2017 y, desde entonces, ha causado estragos en las existencias de maíz. Y los cultivos de Willy no se han librado. Otro enemigo temible son las moscas de las frutas que agreden los cultivos de mango, en particular, y el gusano minador del tomate, que toma el nombre de su objetivo favorito.

Por conducto de la FAO, Cabo Verde solicitó ayuda para luchar contra estas amenazas cada vez más importantes, y eso es exactamente lo que podía ofrecer China, que había experimentado esas mismas dificultades en su vasto territorio.

Los proyectos de cooperación Sur-Sur conectan las tecnologías y experiencias de los países visitantes con las necesidades y peticiones de los países anfitriones, mediante el establecimiento de una asociación que posibilita la transferencia del conocimiento y las competencias especializadas. China está transmitiendo a Cabo Verde el conocimiento aprendido en sus propios paisajes rurales, sorprendentemente similares a los paisajes del interior de esta pequeña isla.

Willy, que siempre está interesado en seguir aprendiendo, habla sobre la capacitación: “Me ha ayudado muchísimo. Por primera vez, he participado en un programa de capacitación en el que se ha hablado de lo que necesitamos de verdad.””

La innovación en la lucha contra las plagas

El sol se oculta en el cielo y Willy, continuando con su jornada de trabajo, recoge las frutas de los huertos. Los mangos que recolecta son mucho más pequeños que los que solían producir los árboles. Las estaciones han cambiado. Y ha llegado la mosca de la fruta. Miles de ejemplares han infestado la cosecha de mango. Luego llega la estación húmeda, cuando el gusano cogollero ataca el maíz.

Willy señala una trampa para plagas. Parece un recipiente normal de plástico colgado de un poste, pero en realidad se trata de una verdadera joya tecnológica. En su interior, almacena feromonas fabricadas en un laboratorio para atraer a los ejemplares macho del gusano cogollero. Al eliminarlos, las hembras ya no pueden reproducirse. Esta innovadora técnica puede reducir significativamente el número de brotes de esta devastadora plaga sin utilizar sustancias químicas que dañan el suelo.

Willy también vigila el suelo. Antes no lo hacía. Para él, el suelo era un insumo básico, pero Yanhua Zeng, experto en horticultura y suelos enviado por el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China, cambió esa percepción.

“El suelo tiene pocos nutrientes; el agua es salada,” afirma Willy. “A veces les echamos la culpa a las semillas y las plantas. Esta formación me ha enseñado a utilizar este suelo.”

Willy aprendió a reconocer la falta de nutrientes de la tierra, lo que le permitió incrementar la producción de los cultivos. Ahora utiliza el sirle de las cabras y los residuos de cultivo para añadir nutrientes a la tierra.

“Willy me estaba diciendo que solía comprar fertilizante orgánico. Ahora ha aprendido a fabricarlo. Y con el dinero que se ahorrará, mejorará otra parte de su granja. Gracias a esos ahorros, puede invertir en otros elementos de su propia explotación,” explica Katya Neves, Asistente del Representante de la FAO a cargo del Programa en Cabo Verde.

Ahora, Willy también ha aprendido a regar las plantas. El estado del suelo indicó a Zeng que Willy estaba regando demasiado algunos cultivos. En los períodos tan áridos como el actual, estos ahorros equivalen a dinero en el bolsillo.

Aunque muchos agricultores se muestran reacios a probar cosas nuevas, a Willy siempre le interesa recibir más capacitación. Es bueno para su sueño:

“Ahora sueño con tener mi propio vivero, en el que pueda producir mis propias plantas y venderlas a los agricultores. Sueño con llegar a ser mi propio jefe.”

Desde que Willy recibió la formación, ha estado trabajando con los demás agricultores para compartir con ellos su conocimiento y todo lo que ha aprendido de los expertos, y seguir transmitiendo ese saber. Este es uno de los objetivos del proyecto, que los agricultores continúen difundiendo la capacitación que ellos mismos han recibido.

“Contamos con él [Willy] para propagar estas técnicas gracias a la influencia que tiene entre sus colegas, defenderlas y buscar la manera de luchar juntos, agricultores y técnicos, contra los problemas de plagas que sufrimos en Cabo Verde,” afirma Gilbert Silva, Ingeniero de Protección de Sanidad Vegetal del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Agrícola.

Situación en Cabo Verde
como pequeño Estado insular en desarrollo

Cabo Verde, archipiélago formado por 10 islas principales, nueve de las cuales están habitadas, es un pequeño Estado insular en desarrollo (PEID) de África occidental donde alrededor del 22 % de la población obtiene sus ingresos de la agricultura, si bien este sector representa menos del 8 % del producto interno bruto (PIB) del país aproximadamente. Aunque está separado físicamente del resto del continente, Cabo Verde forma parte del árido cinturón del Sahel.

Como la mayoría de los PEID, Cabo Verde depende en gran medida de las importaciones: el 80 % de los alimentos que se consumen en el país es importado. Por este motivo, la seguridad alimentaria nacional es vulnerable a las perturbaciones de todo el mundo, como los conflictos o las catástrofes.

En 2018, el país fue asolado por una sequía grave que vació la presa de Poilão en la isla de Santiago. Desde entonces, ha llovido menos y de forma más impredecible que en años anteriores.

Esto se ha traducido en una caída importante de la producción alimentaria y en pérdidas de tierra de pastoreo, lo que, junto con el impacto de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en el importante sector turístico, elevó la inseguridad alimentaria en 2022 en el país hasta niveles sin precedentes.

“La experiencia reciente de cinco años de sequía ha repercutido significativamente en la agricultura y la ganadería en general... Por tanto, estamos sufriendo cada vez más las consecuencias de varios factores climáticos... La erosión del suelo, la falta de acceso al agua y las dificultades asociadas a la distribución, el transporte y la recepción de los bienes representan desafíos importantes para nuestros agricultores,” afirma Ana Laura Touza, Representante de la FAO en Cabo Verde.

Aunque la seguridad alimentaria ha mejorado desde entonces, la producción de alimentos y la agricultura todavía no se han recuperado. Al mismo tiempo, el país tiene capacidad para utilizar la tierra de forma más productiva y aprovechar en mayor medida su sector pesquero.

El Gobierno de Cabo Verde destacó la gestión de la horticultura y la fertilidad del suelo, la protección fitosanitaria, la mejora de la producción animal y el mejoramiento genético animal como esferas prioritarias para la asistencia en el marco de la cooperación Sur-Sur. Este mismo año, se realizará un estudio sobre el potencial del cultivo de algas marinas y el refuerzo de la cadena de valor de este producto.

“Tenemos que adaptar el sistema de producción a estos retos y crear una agricultura inteligente. Para ello se requiere financiación, fomento de la capacidad, innovación y, como hemos comprobado, una colaboración muy sólida con nuestros asociados”, señala Gilberto Silva, Ministro de Agricultura y Medio Ambiente de Cabo Verde.

“La cooperación Sur-Sur con China propiciada por la FAO nos permite formular múltiples políticas en aras de la transformación de los sistemas agroalimentarios. Creemos que se trata de un ejemplo excelente para un pequeño Estado insular en desarrollo... Porque también ayuda a hacer frente al cambio climático y a aumentar la resistencia de nuestro sistema de cultivo,” continúa el Sr. Silva.

“En el marco del acuerdo de cooperación, el equipo de expertos de China compartió con Cabo Verde una serie de experiencias técnicas prácticas y avanzados logros tecnológicos y científicos... para ayudar a los productores agrícolas y operadores de Cabo Verde a responder con eficacia a los efectos adversos del cambio climático global, incrementar la eficiencia de la producción, reducir la dependencia de las importaciones y mejorar la seguridad alimentaria,” afirma Jie Xu, Embajador de China en Cabo Verde.

El ritmo y la batalla de la producción ganadera

Un poco más al norte de la isla de Santiago, se empieza a oír un ritmo de golpes melódicos, como un tambor de invitación al baile. Es Celestina Tavares mientras prepara la mantequilla del día. En una gran jarra de agua de plástico, agita la leche una y otra vez, hacia delante y hacia los lados, con un compás que crea olas de leche y la separa en cuajadas.

Es un trabajo muy enérgico para las 5.00, pero puede vender la mantequilla a 25 EUR por litro, en lugar de los 1,5 EUR que le pagan por 1,5 litros de leche.

Su trabajo compensa la diferencia de precio, aunque no hay mucha gente allí para presenciar esta forma de arte. Con 47 años, lleva decenios practicándola, pero para ella tan solo se trata de su rutina matutina.

Una vez separadas las cuajadas y coladas en un cuenco, las lava, les añade sal y, a continuación, las refrigera. El fin de semana, las lleva a ebullición en un fuego que prepara en el piso superior de su casa, un espacio aún sin terminar reservado para este fin.

Una vez puesto a salvo en el frigorífico el trabajo de la mañana, Celestina se reúne con su padre, Francisco, para cargar el camión y trasladarse a su granja, que se encuentra a solo 10 minutos pero que parece de otro mundo.

Tras recorrer una carretera pequeña y sucia, pasando por campos y otras tierras agrícolas que pueden estar cultivadas o no, llegan hasta sus animales, ubicados a escasa distancia de la línea costera de la isla, una franja negra de playa inutilizada, con fuertes olas que golpean la arena y escarpados acantilados rocosos que caen en picado hasta el océano.

Sus vacas lecheras, Marianna y Eloisa, la están esperando, igual que las gallinas, los cerdos, los gansos y los pavos. Celestina, junto con su padre y su hijo, comienza la larga tarea de alimentar a todos esos animales.

Son tres generaciones trabajando juntas en un establo. Y aunque a Celestina le gusta que su hijo la ayude, intuye que él quiere hacer algo más, como muchos jóvenes de la isla. La juventud local piensa que la agricultura es una ocupación demasiado ardua para los beneficios que genera y prefiere trasladarse a las ciudades o salir al extranjero, en busca de un trabajo más estable y con una recompensa económica mayor.

Aunque Celestina no pensaba igual. Siempre ha querido dedicarse a esto, desde que era una joven que observaba a su padre mientras él se ocupaba de sus animales.

“Cuando nací, mi padre ya trabajaba con animales, y esa rutina me motivaba,” recuerda Celestina. “Todo lo que aprendí fue gracias a él. Más tarde, profundicé en esos conocimientos con la capacitación que recibí, pero todo lo que aprendí me lo enseñó él.”

Celestina siempre tuvo el deseo de trabajar con animales y el sueño de convertirse en veterinaria. Para conseguirlo, comenzó un grado sobre atención primaria de salud animal, pero no pudo llegar más lejos por falta de tiempo y dinero. Todavía sueña con conseguirlo algún día, y también su padre lo espera.

Francisco habla con orgullo de Celestina y de su visión: “Es mi mano derecha. Sin ella, no soy nada... Quería que se hiciera veterinaria, pero no teníamos los medios necesarios, así que tuvo que dejarlo a mitad de camino.”

Por ahora, Celestina es feliz trabajando con los animales que proporcionan a su familia el dinero necesario para vivir.

Alimenta a Marianna y Eloisa con la cebada importada que han comprado. Es más cara que el pienso local, pero, según afirma Francisco, de mayor calidad. El pienso es muy importante para la salud y productividad de los animales, pero puede provocar enfermedades y un descenso en la producción lechera si es de mala calidad.

Este es uno de los temas que más preocupan a Celestina y Francisco: el costo cada vez mayor del pienso, en su mayoría importado a este Estado insular. De hecho, igual que muchos PEID, Cabo Verde importa la mayoría de sus productos alimenticios, por lo que es muy vulnerable a las perturbaciones del mercado que repercuten en el precio de los alimentos y piensos. Son muchas las crisis de este tipo que ha sufrido el país en los dos últimos años, y los ingresos de los hogares y los niveles de pobreza han resultado muy afectados.

Por no hablar de las repercusiones económicas de la escasez de agua. Los animales necesitan agua. Celestina y Francisco, igual que Willy, han tenido que comprar agua desalada para terminar de cubrir sus necesidades.

“El problema al que nos enfrentamos es la falta de lluvia, la falta de agua. Cuando las cosas están así, tenemos problemas con el pasto. Además, como se puede ver, no tenemos agua para el ganado, tenemos que traerla hasta aquí. Esa es la mayor dificultad,” explica Celestina.

Zhiqi Li, el experto en ganadería enviado por el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China, se acerca a la granja por la tarde. Junto con Xeng, visita granjas modelo para impartir capacitaciones para agricultores. La formación de hoy, exclusiva para Celestina y su padre, se centra en concreto en esta inquietud: el forraje.

Li pide a Celestina y Francisco que corten el pasto en sus tierras, cultivado específicamente para convertirlo en pienso. Utilizan una máquina para procesar los tallos y empaquetar este pasto verde en fardos, sin dejarlo secar como harían normalmente. De esta manera, explica Li, se conservan más nutrientes. Además, resulta más barato que comprar pienso.

“Es mucho mejor utilizar los tallos de maíz verde para forraje justo después de la cosecha,” afirma Li. “Con este método, el forraje es más nutritivo. También es una buena práctica para la agricultura circular.”

Francisco muestra interés en estos consejos: formas de utilizar los recursos de la tierra y reducir el gasto, conservando una parte mayor de los ingresos para otras necesidades.

A las vacas les encanta esta comida verde, que sorben con la lengua. Celestina acaricia a Mariana mientras la vaca ingiere este sabroso pasto. “Mi momento preferido es dar de comer a los animales. Me gusta verlos comer, se ve que están felices.”

En este archipiélago de islas de tierra escasa, la mayoría de la población rural tiene ganado, pero no granjas. Los animales son la principal fuente de ingresos. El 85,6 % de la población rural se dedica a la producción ganadera, explica Analina Pereira de Barros Olende, Directora del Servicio de Ganadería y Sanidad Animal del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente.

“El ganado es un medio de subsistencia, pero también se considera una caja de ahorros, en especial los cerdos. Los agricultores crían cerdos para venderlos en tiempos de penuria y cubrir sus necesidades,” añade.

Analina lleva 20 años trabajando con Francisco y Celestina y está orgullosa de lo que han conseguido, y más aún ahora, con la ayuda de los expertos chinos.

Este es el futuro de la isla: buscar formas más sostenibles de utilizar los menguantes recursos hídricos, reducir la dependencia de las importaciones y los precios en ocasiones volátiles, y aprender nuevos métodos de gestión de las plagas y otras consecuencias del aumento de las temperaturas.

En los Estados insulares, el cambio climático es palpable. Está en la mente de todos los agricultores y forma parte de su realidad diaria. Las innovaciones, los conocimientos especializados compartidos y las prácticas susceptibles de ser repetidas son clave para abordar estos desafíos.

Ante la diversidad de planteamientos de lucha contra el cambio climático, es crucial que los agricultores compartan sus experiencias y soluciones. Las asociaciones existentes, como la colaboración entre la FAO, Cabo Verde y China, permiten acercar soluciones cotidianas a los agricultores y pequeños productores de ganado del país.

“Valoro muy positivamente el hecho de que la cooperación Sur-Sur esté trayendo científicos, expertos de China, para trabajar con los expertos de contraparte nacionales y compartir sus experiencias día a día...,” resume la representante de la FAO Touza. “Están mirando con ojos de caboverdianos y aportando conocimientos chinos. Esta aportación resulta muy valiosa puesto que los países que se han enfrentado a situaciones similares y han encontrado soluciones posibles comparten esta información con ellos.”

La sencillez es la clave de la innovación y la mejor solución para los métodos que se pueden ejecutar y repetir con facilidad, con un costo bajo y con eficacia. Este tipo de prácticas, las que influyen en los alimentos producidos y el dinero ahorrado, pueden animar a los jóvenes de Cabo Verde a quedarse en los impresionantes paisajes rurales nacionales, que atraen a turistas de países lejanos. La agricultura tiene capacidad en sí misma para reducir la pobreza y luchar contra el cambio climático con prácticas inteligentes e innovadoras. El conocimiento especializado está ahí. Solo hay que transmitirlo.

La historia de Elisabeth

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