FAO en Panamá

Feliciano Jiménez - “Caminar de la mano con los pueblos indígenas para alcanzar el hambre cero”

Panamá implementa un Plan Integral de Desarrollo de los Pueblos Indígenas con apoyo de la FAO en su eje productivo

Situada en el corazón de América, Panamá goza de una ubicación privilegiada, una gran riqueza biológica y una singular diversidad etnográfica y cultural. Estas características han contribuido a convertirla en una de las economías más dinámicas de América Latina y el Caribe. Pero estos progresos no alcanzaron a todos por igual.

Las comunidades indígenas que coexisten en el territorio panameño - Ngäbe, Buglé, Naso Tjërdi, Bri-Bri, Guna, Emberá y Wounaan - se ven afectadas por mayores índices de pobreza, que en algunas áreas superan el 90%, de inseguridad alimentaria y desigualdad.

Para abordar esta problemática, el Gobierno de Panamá impulsó el Plan de Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas, una iniciativa que busca generar mecanismos que permitan superar estas inequidades desde la gobernanza, la participación y el diálogo intercultural.

“El Plan no es más que el proyecto que los mismos pueblos indígenas que confeccionaron a través de sus autoridades tradicionales”, explica Feliciano Jiménez, Viceministro de Asuntos Indígenas de la República de Panamá e indígena de la étnica Ngäbe. 

Nuestra acción es llevar capacitación, formación y concienciación sobre diferentes ámbitos y en el ámbito productivo, el Ministerio de Gobierno colabora con el Ministerio de Desarrollo Agropecuario y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)”.

El Proyecto para la restauración de los sistemas agroalimentarios indígenas es parte del eje productivo del Plan y de una iniciativa impulsada por la FAO, en colaboración con diversas instancias en 18 comunidades del país, para mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades.

“A través de capacitaciones, ellos están adquiriendo nuevas técnicas y procedimientos para cultivar los alimentos con otra mecánica”, describe Jiménez.

Esta iniciativa se ha desarrollado en plena consonancia con las tradiciones indígenas y sus necesidades, aplicando el procedimiento de Consentimiento Pleno, Libre e Informado en todas y cada una de las comunidades.

“Como Viceministro, respeto la cosmovisión y las tradiciones de los pueblos indígenas” -relata Jiménez- “por eso hemos consultado con las autoridades tradicionales antes de su implementación. Eso ha permitido que las poblaciones se vayan a apropiar de este proyecto”.

La experiencia ha sido bien acogida, tal y como le comentan los productores al Viceministro, quienes están convencidos que les va a procurar más alimentos a la comunidad, de mejor calidad y en más cantidad, “lo que va a ser un beneficio para las familias y particular para la niñez y para las futuras generaciones”, afirma Jiménez.

El reto está en escalarlo a nivel nacional: “Es importante establecer una agenda de Estado, que la erradicación del hambre y la pobreza en las comunidades indígenas sea una prioridad”, sostiene.

“Pero las nuevas generaciones vienen con una cultura de empoderarse de los temas indígenas y apreciar su riqueza cultural”. Por este motivo, está convencido de que van a aprovechar racionalmente y de forma correcta la tierra para adquirir mejores alimentos. Y en esta ruta hacia el hambre cero, él está comprometido en caminar de la mano con los pueblos indígenas.