FAO en República Dominicana

Innovación y gastronomía social: Ingredientes clave para frenar las pérdidas y desperdicios de alimentos

01/09/2017

Santo Domingo. - Esos guineos que compraste hace unos días en el supermercado han empezado a ponerse negros y se ven todo menos apetitosos. El primer impulso es tirarlos a la basura. ¿Quién querría comérselos en ese estado? ¿Pero que tal si usas tu creatividad y elaboras un pan de guineo, que además de sencillo es super delicioso? De seguro que tu familia lo verá con una mirada muy distinta a la que les diste a esos guineos ennegrecidos.

Decisiones tan sencillas como esta son algunas de las recomendaciones que distintos organismos recomiendan ante la pérdida y el desperdicio de los alimentos producidos para consumo humano, que ronda los 1,300 millones de toneladas al año a nivel mundial, mientras paradójicamente, una parte importante de la población padece hambre.

Aprovechar excedentes y generar impacto social

La tarea de reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos que se dan en toda la cadena alimenticia está siendo abordada desde la perspectiva de innovación social, la cual incluye el aprovechamiento de excedentes alimentarios a los que se les agrega valor transformándolos en nuevos productos, que no solo alimentan a las personas, sino que también les abre una oportunidad de mejorar sus ingresos y su calidad de vida.

“La innovación social da lugar a emprendimientos sociales que pueden llegar a ser autosostenibles y generar un impacto social en los lugares donde están establecidos”, asegura Sara Granados, especialista de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

De ahí la alianza que estableció este organismo con el movimiento social Gastromotiva de Brasil, entidad que viene trabajando desde hace muchos años el concepto de gastronomía social, educando a los jóvenes en manejo de la cocina y aprovechamiento de excedentes alimentarios, visualizando con ello la oportunidad de generar desarrollo en las comunidades vulnerables a partir de la comercialización de estos nuevos productos.

En las favelas de la ciudad de Rio de Janeiro, Gastromotiva recupera 500 toneladas de alimentos mensualmente, que de otra manera serían desechados. Además, capacita a unos 200 jóvenes en el refectorio o comedor que posee la entidad, quienes salen de allí capacitados en gastronomía y en técnicas de transformación alimentaria, con la idea de que encuentren oportunidades laborales en estas zonas de alta vulnerabilidad social.

Un claro ejemplo del impacto de esta iniciativa es María Clara Brito, una jovencísima chef que se formó en Gastromotiva y hoy forma parte de su staff. Ella fue una de las cocineras que participó en el seminario sobre “Innovación Social a partir de la Gestión de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos”, organizado recientemente por la FAO en el país.

En este taller, líderes comunitarios de barrios cercanos al Merca Santo Domingo y miembros del Comité Nacional de Prevención de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos aprendieron novedosas técnicas para reutilizar alimentos descartados en este mercado, como fue el guisado brasileño vegetariano, ensalada ahumada con vinagreta de cereza, compota de chinola y crumble o pastel de naranja.

La destaca chef dominicana Inés Páez -Chef Tita- fue otra de las cocineras comprometidas por esta iniciativa, quien aportó sus conocimientos de la cocina criolla para la creación de novedosos platos a partir de excedentes: ¨Podemos mejorar la alimentación de las comunidades con recetas sencillas y fáciles que la gente puede hacer en sus casas sin complicaciones, utilizando productos que generalmente uno desecha pero que son reutilizables. La idea es que no se bote nada¨, afirma la chef.

Técnicas para aprovechar los alimentos

Para aprovechar los alimentos hay 5 procesos básicos: Picar, congelar, deshidratar y elaborar salsas o mermeladas, instruye Agnes Alencar de Castro, instructora de Gastromotiva. “Si tienes una gran cantidad de papas no la cocines y la congeles toda, mejor congela las papas majadas que puedes comer de nuevo luego de descongelar”.

Agnes desmonta el mito de que comer saludable resulta más caro o complicado: “Comer saludable no es más caro ni más complicado. Se trata de incorporar pequeños cambios en nuestra dieta diaria: disminuir la cantidad de azúcar y de sal, hornear o hervir en vez de freír los alimentos”.

El caldo de vegetales, por ejemplo, se puede comprar hecho en el mercado. Pero si guardamos y congelamos las partes de los vegetales que no utilizamos como las cascaras o las cabezas de las zanahorias o de las berenjenas, cuando necesites un caldo solo debemos descongelarlas y hacer el caldo. “Quizás no es tan sofisticado, pero es un caldo, a fin de cuentas, que además está libre de sodio y de otros ingredientes que no son saludables”, apunta la especialista.  

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