Santo Domingo.- En la República Dominicana, las comunidades rurales de las zonas montañosas dedicadas a la agricultura en pequeña escala se enfrentan a graves problemas de degradación del suelo y agua, que socavan constantemente su productividad y medios de vida.

En el interés de proteger estos ecosistemas, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) firmaron un acuerdo de asistencia técnica para la gestión y prevención de incendios forestales en la República Dominicana.

Mediante este proyecto se promoverá la restauración de ecosistemas degradados por efecto de incendios forestales y sistemas de producción sostenibles en la Sierra de Neyba; en los corredores que conectan el Parque Nacional Valle Nuevo, el parque Nacional La Humeadora y la Reserva Barbacoa; y en la cuenca media del río Ozama.

Asimismo, se implementará un Sistema Nacional de Alerta Temprana para la gestión y el control de incendios, incluida la caracterización de unidades de tierra según el riesgo, vulnerabilidad y respuestas ecológicas al fuego.

A través de este proyecto, FAO proveerá de asistencia técnica al Ministerio de Medio Ambiente para la incorporación de buenas prácticas para el manejo sistémico de las áreas montañosas con enfoque de género y juventudes y para el establecimiento de esquemas de manejo de corredores biológicos y sistemas de producción agrícola.

El acuerdo

El convenio, que tendrá un periodo de ejecución de 3 años (2022-2025), fue suscrito por Orlando Jorge Mera, Ministro de Medio Ambiente, y por Rodrigo Castañeda Sepúlveda, Representante de la FAO en el país, y cuenta con un presupuesto de RD$ 42 millones de pesos (US$ 755,050.00).

La asistencia técnica se realiza en el marco del proyecto “Integración de la conservación de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas en paisajes productivos en áreas boscosas de montañas amenazadas”, que ejecutan el Ministerio de Ambiente y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), donde FAO como entidad socia, tiene la responsabilidad de implementar actividades relacionadas con la gestión integrada de incendios forestales.

El cambio climático amenaza la seguridad alimentaria

El cambio climático amenaza nuestra capacidad para garantizar la seguridad alimentaria mundial, erradicar la pobreza y lograr el desarrollo sostenible. Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de la actividad humana son un importante impulsor del cambio climático, atrapando el calor en la atmósfera de la tierra y desencadenando el calentamiento global.

Este fenómeno tiene efectos directos e indirectos en la productividad agrícola, incluidos los cambios en los patrones de lluvia, la sequía, las inundaciones y la redistribución geográfica de plagas y enfermedades.

La República Dominicana está clasificada como un pequeño estado insular en desarrollo, colocándose en la primera línea en el rango de riesgos y vulnerabilidades agudas a largo plazo, desde más inundaciones, sequías y tormentas extremas. El Índice de Riesgo Climático de Germanwatch 2019 ubicó al país en el puesto 12 en el mundo por vulnerabilidad a los choques climáticos.

El país posee un 67% de su territorio con vocación forestal y según el Inventario Nacional Forestal del 2021 (INF-RD/Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales), un 37.7% (1 millón 814 mil 503 hectáreas) posee cobertura forestal, más un 5.1% de árboles frutales (café y cacao con sombra) para un total del 42.8% del territorio.

Junto con el aumento de la cobertura boscosa, se requieren mayores recursos técnicos y financieros y medidas de adaptación para la acción efectiva ante el cambio climático ante la gran evidencia de la alta vulnerabilidad climática que presenta el país.

La FAO reconoce la necesidad de asistencia y la importancia multilateral alcanzada por los miembros en la 26.ª Conferencia de las Partes en el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26) para redoblar los esfuerzos por intensificar la ambición y las medidas en cuanto a la mitigación, la adaptación y la financiación con objeto de superar las dificultades derivadas del cambio climático,  tomando como eje central el papel positivo de una agricultura y unos sistemas agroalimentarios y forestales sostenibles.