En esta primera edición de "CAFÉ CON FAO", tuve el privilegio de conversar con el Dr. Emilio Mínguez, Rector de la Universidad UNICARIBE, reconocido experto en energía nuclear y presidente de la Sociedad Nuclear Española. El Dr. Mínguez es un ferviente defensor del potencial que tiene la energía nuclear para transformar los sistemas agroalimentarios.

Para muchos, cuando pensamos en energía nuclear se nos viene a la mente imágenes de generación eléctrica o, desafortunadamente, los desastres de Chernobyl y Fukushima. Sin embargo, en nuestra conversación, el Dr. Mínguez desmitificó esta percepción, enfatizando las importantes aplicaciones de la energía nuclear en la vida cotidiana, que va desde la medicina, seguridad, agricultura, sostenibilidad entre otras. Por ejemplo, los detectores de humo, en las casas y oficinas, por lo general usan una pequeña cantidad de material radiactivo para detectar partículas de humo.

En el caso de la agricultura y la industria alimentaria, la energía nuclear es vital para enfrentar los desafíos del cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria. En efecto la FAO y la Agencia de Energía Atómica poseen una division conjunta para tratar estos temas.

El Dr. Mínguez explicó cómo la energía nuclear puede reducir significativamente los gases de efecto invernadero en la agricultura al reemplazar los combustibles fósiles en la producción de fertilizantes. Además, destacó que permite optimizar la gestión y uso del agua, minimizando el desperdicio de este recurso cada vez más escaso.  Así mismo, los trazadores nucleares que proporcionan información en tiempo real sobre procesos biológicos en animales.

Algo que ya sabíamos, por lo menos los que trabajamos en el sector, la irradiación permite desarrollar nuevas variedades de cultivos más resistentes a enfermedades, plagas y condiciones climáticas extremas. En el control de plagas, la técnica del insecto estéril (o machos estériles, como se dice en República Dominicana), que utiliza radiación para esterilizar plagas masculinas, ha demostrado ser un método efectivo y ecológico, eliminando la necesidad de químicos nocivos. Esta técnica incluso se ha utilizado recientemente con éxito en el país para controlar la mosca del Mediterráneo.

En el procesamiento de alimentos, la irradiación es un método eficaz para eliminar bacterias y otros patógenos, extendiendo la vida útil de los alimentos y reduciendo la dependencia de conservantes químicos.  La irradiación es clave para garantizar la inocuidad alimentaria, ya que prolonga la vida útil de los alimentos, sin alterar significativamente su calidad, ni sabor (Agencia Internacional de Energía Atómica y EFSA). “Un alimento irradiado no lo convierte en radiactivo” comentó el Dr. Mínguez.

Un tema recurrente fue el escepticismo público hacia la irradiación de alimentos.  A pesar de la sólida evidencia científica que demuestra que la irradiación no afecta negativamente  el valor nutricional y que se trata de un método seguro, aún persiste cierta desconfianza.  El Dr. Mínguez enfatizó la necesidad de continuar educando al público y mantener la transparencia en los procesos para fortalecer la confianza en la energía nuclear.

Por ejemplo, al comparar el impacto ambiental de la energía nuclear con el de los plásticos en los océanos, encontramos un contraste notable. Mientras los residuos plásticos amenazan la vida marina y se descomponen en microplásticos que contaminan nuestra cadena alimenticia, la energía nuclear ofrece una solución de impacto mucho más controlada y sin residuos de larga duración.

Naturalmente, la gran pregunta durante nuestro CAFÉ fue sobre la viabilidad de expandir el uso de la energía nuclear en la República Dominicana. El Rector abordó la cuestión con prudencia, destacando que enfrentar este reto requiere una coordinación público-privada, inversión en infraestructura y formación, así como un marco regulatorio. Sin embargo, lo primero es mejorar la percepción pública sobre la energía nuclear, desmontando mitos y basando las estrategias en sólida evidencia científica.

Por mi parte, con todo lo aprendido, ya estoy convencido de que es hora de añadir un poco de salsa nuclear a mis hamburguesas y aprovechar al máximo esa ciencia deliciosa!!

Nos veremos en el próximo CAFÉ CON FAO.

Por Rodrigo Castañeda

Representante FAO Dominicana