Con el propósito de garantizar y fortalecer el acceso de niñas, niños, adolescentes y jóvenes a una alimentación buena y saludable, Venezuela se suma al grupo de países en la Región que, en cooperación con la FAO, han decidido a través de sus programas de alimentación escolar ser parte de la estrategia de reducción de la pobreza y el hambre en América Latina y el Caribe.

Caracas. Recientemente, Venezuela ha suscrito su adhesión al Programa de “Fortalecimiento de políticas de alimentación escolar en el ámbito de América Latina y el Caribe sin Hambre (ALCSH) 2025” que ejecuta la FAO con apoyo del gobierno de Brasil; plataforma mediante la cual el gobierno venezolano busca asegurar que su Sistema de Alimentación Escolar (anteriormente denominado Programa de Alimentación Escolar - PAE), se constituya en una herramienta eficiente de inversión social que contribuya a mejorar la inserción escolar, asegurando las condiciones nutricionales de los niños y niñas, adolescentes y jóvenes atendidos en el Sistema Educativo Bolivariano, mediante una ingesta balanceada de alimentos, adecuada al grupo etario, al régimen escolar y a las características socioculturales de su entorno, con la participación consciente y responsable de docentes, familias, la Comunidad Educativa y la comunidad organizada.

El Vicepresidente de Desarrollo Social y Ministro de Educación, Héctor Rodriguez, ha formalizado la incorporación de Venezuela a este Programa, y con ello da inicio en marzo de 2015 a una agenda de trabajo compuesta por equipos técnicos de la FAO y del gobierno venezolano para fortalecer la política de alimentación escolar en el país, a partir de las lecciones aprendidas, de los resultados obtenidos y las condiciones políticas e institucionales que existen actualmente en la Región. Esta iniciativa ya promovió el intercambio de experiencias y el apoyo técnico a más de 5.200 profesionales capacitados en países que ya están participando del proyecto, como Bolivia, Colombia, Ecuador, Jamaica, Nicaragua, entre otros.

Lo anterior, tomando en cuenta la experiencia venezolana del PAE que alcanza los 4.3 millones de beneficiarios en situación de escolaridad, y otras experiencias exitosas como el Proyecto Canaima Educativo que apoya la formación integral de niñas y niños de las escuelas públicas y privadas subsidiadas por el Estado mediante la dotación de una computadora portátil escolar con contenidos educativos, sumando más de 3.5 millones de niñas y niños de educación básica con computadoras otorgadas gratuitamente desde hace apenas 8 años, lo que implica un avance sin igual en el despliegue de la alfabetización tecnológica al servicio de la educación, por lo que mereció el reconocimiento de la Unesco en el año 2013. Actualmente dicho proyecto se ha extendido a la educación media, diversificada y universitaria con la entrega de tabletas en universidades públicas, hecho inédito en la historia venezolana. Estos dos proyectos, PAE y Canaima Productivo, podrán contribuir enormemente a combatir la alimentación inadecuada o deficitaria, el ausentismo escolar y ayudarán a aumentar el rendimiento cognitivo y ampliar las expectativas de vida a largo plazo como retos del desarrollo.

Así también, resalta el especial compromiso y la importante contribución de Venezuela en la lucha contra el Hambre y la Pobreza de 12 millones de dólares para la Iniciativa ALCSH; recursos que estarán destinados a apoyar las capacidades de los gobiernos, organizaciones rurales y de la Agricultura Familiar/Campesina para la generación de políticas orientadas al fortalecimiento de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe. A la par de esta importante acción, la FAO ha contado con el apoyo político de Venezuela en el impulso y aprobación de los Planes de Combate al Hambre: Hugo Chávez Frías en el ámbito de la Zona Económica Petrocaribe y ALBA, así como también para el Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre 2025 en el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); demostrando así su liderazgo regional y la voluntad política de la Región para afrontar los desafíos que se presentan en el desarrollo de políticas públicas locales de alimentación escolar, así como otras dedicadas a erradicar el hambre, a través de la disponibilidad de alimentos adecuados, saludables, de manera sistemática y universal