FAO en El Salvador

Del Semiárido de Brasil al Corredor Seco de El Salvador

11/05/2018

Intercambiando experiencias de desarrollo rural-territorial para mejorar las condiciones de vida de familias del Corredor Seco Salvadoreño.

Productores y productoras familiares de diez estados de la zona semiárida de Brasil visitaron a los agricultores familiares del Corredor Seco de El Salvador, para conocer su experiencia en almacenamiento de agua para consumo y producción de alimentos, protección de suelos, uso de semillas criollas, crianza de aves de gallinas mejoradas, protección y  manejo de los recursos naturales, estrategias de coordinación comunitaria y las experiencias de convivencia con problemas consecuentes de la variabilidad y cambio climático que los afectan.

Los agricultores brasileños intercambiaron con los salvadoreños las experiencias innovadoras que se han implementado a partir de la Cooperación Técnica de la FAO, tales como los reservorios familiares para la producción de Tilapia y huertos familiares con sistemas de riego por goteo que hacen más eficiente el uso del agua, protección de fuentes de agua y sistemas de captación del recurso hídrico, para consumo humano, o para tareas productivas y abrevadero del ganado.

“Para nosotros es de gran importancia poder compartir y conocer de ustedes sus experiencias. Le agradecemos muy especialmente a FAO por habernos invitado a este intercambio que nos ha dejado muchos aprendizajes y nos posibilitará una relación más estrecha entre el Semiárido Brasileño y el Corredor Seco de El Salvador”, explicó uno de los miembros de la plataforma Semiárido de Brasil (Red ASA).

En El Salvador, para sustentar sus necesidades de agua, las familias rurales requieren diariamente entre 50 y 100 litros de agua en lugares donde el acceso es limitado por factores que inciden en la obtención del recurso, incidiendo adicionalmente en la pérdida de los suelos fértiles, siendo estas dos las principales causas por las cuales las familias migran y se desplazan hacia otras zonas.

“Antes, debido a la sequía, ya no teníamos prácticamente tierra fértil, solo quedaba el pedrero; con la iniciativa de FAO comenzamos a hacer las barreras a nivel con zacate y eso nos ha dado beneficios, porque ha retenido la basura y se ha mantenido la humedad en el suelo, lo que ha significado un mayor cuido de la tierra y al mismo tiempo, esas barreras sirven de comida para el ganado”, explicó Pedro Chamel Ramos de la Comunidad La Colmena, en el municipio de Candelaria de la Frontera.

Además, Ramos compartió que se encuentran trabajando en el establecimiento de un reservorio de 500 metros cúbicos, para cultivar hortalizas y para riego de zacate.

El acceso y manejo de los recursos naturales en las zonas de sequía es uno de los grandes desafíos de los países de la región. Para el caso del Corredor Seco Centroamericano, se estima que viven más de un millón de familias que tienen como recurso principal la agricultura de subsistencia. Los niveles de pobreza y desnutrición son alarmantes y afectan principalmente a las poblaciones rurales y a las comunidades indígenas.

“Para la FAO, el fenómeno migratorio en los países del Triángulo Norte Centroamericano está directamente ligado a tres grandes factores interconectados: a) la pobreza y falta de oportunidades; b) los elevados niveles de violencia e inseguridad que se viven en estos países; y c) la vulnerabilidad ante los fenómenos climáticos cada vez más intensos y frecuentes. Estos tres grandes factores han colocado a la migración casi como la única alternativa para la supervivencia de una gran parte de la población”, expuso el Representante de la FAO en El Salvador, Alan González.

Adicionalmente, el funcionario reafirmó que a las personas que viven en estos territorios, debe ofrecerles mejores oportunidades y condiciones para evitar la migración a otras zonas, tomando en cuenta las características de los territorios, creando las condiciones para la producción de alimentos y generación de ingresos, promoviendo el desarrollo rural territorial con la participación de las organizaciones sociales, agricultoras y agricultores agrupados, vinculando a los gobiernos locales y otros actores relevantes.. “No vamos a cambiar el futuro de la migración si los actores de estos territorios no tienen la oportunidad para construir ellos, con nuestro apoyo, sociedades donde gocen de un ejercicio más pleno de los derechos humanos, y de los recursos básicos para contar con condiciones de seguridad alimentaria y nutricional”, dijo González.

Ha sido de particular importancia, el apoyo de las instancias en el territorio para incrementar la resiliencia de los hogares, las comunidades y las instituciones para prevenir y hacer frente de manera más eficaz a las amenazas y los desastres que afectan a la agricultura, la seguridad alimentaria y la nutrición.

Con las acciones que el Programa de Cooperación de la FAO ha implementado, bajo el liderazgo del Gobierno de El Salvador, los productores que residen en zonas de baja intensidad pluvial han fortalecido sus medios de vida; contribuyendo a generar mayor estabilidad en los territorios y evitando consecuentemente la migración interna de zonas rurales a urbanas, ocasionadas por escasez o falta de agua.

“Para llenar dos cántaros antes teníamos que caminar grandes distancias y luego solo el llenado de los cántaros nos tomaba como dos horas, ahora ni siquiera necesitamos ir muy lejos por las fuentes de agua que hemos establecido en nuestra comunidad y ligerito llenamos los cántaros”, comentó doña Ofelia Chávez de la comunidad La Colmena.

Cada una de estas acciones ha contribuido a que el 90% de las familias participantes de las iniciativas de FAO puedan diversificar sus medios de vida y garantizar para ellas condiciones de Seguridad Alimentaria y Nutricional.