Iniciativa Pesquerías Costeras

Los habitantes de Djirnda necesitan desesperadamente volver a pescar

En Senegal, las medidas para prevenir la propagación del COVID-19 han afectado enormemente la pesca costera

08/06/2020

8 de junio de 2020 Djirnda, Senegal – Elhadj Issakha Sarr pone el grito en el cielo. Hasta ahora, señala este pescador y comerciante de 52 años de edad, los habitantes de Djirnda habían logrado salir adelante. “Hoy día”, agrega, “ya casi es imposible”.

Anidada en una isleta en el delta del río Saloum al sur de Senegal, cerca de Gambia, la pequeña comunidad de Djirnda vive de la pesca. Sin embargo, las medidas impuestas por las autoridades senegalesas para controlar la propagación del COVID-19 la tienen de rodillas.

En primer lugar, dice Issakha, tenemos el toque de queda. Nadie puede salir desde las ocho de la noche hasta las seis de la mañana. Esto ha puesto fin a la pesca del camarón, que ocurre de noche. Según Issakha, el camarón representa alrededor del 25 por ciento de las capturas de Djirnda.

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Las medidas de emergencia han afectado enormemente la pesca en el delta del río Saloum de Senegal. © FAO/John Wessels

Las mujeres son las más afectadas, expresa. Su principal labor es secar camarones y ahumar pescado. Sin camarones, y sin comerciantes de Burkina Faso o Guinea que compran la mayoría de sus productos de pescado ahumado, están enfrentando enormes dificultades. Más aún porque el punto de venta alternativo (el cercano puerto de Joal) es inalcanzable debido a las restricciones del transporte.

Los hombres también lo pasan mal, añade Issakha. “Todavía se puede ir a pescar durante el día”, explica, “pero no sabes realmente si vas a vender”.

Las medidas de emergencia, como la prohibición del transporte, el cierre de mercados y la suspensión de las exportaciones, han impactado enormemente en el sector pesquero, según Ibrahima Lo, quien está a cargo de la pesca en la región de Fatick, donde se encuentra Djirnda.

“Pesca, procesamiento, comercio, todo el sector se ha visto afectado”, agrega Ibrahima Lo. El riesgo de crisis alimentaria resultante de una ralentización de las actividades y la pérdida de ingresos es real, concluye.

La nueva normalidad

Djirnda no es un caso aislado. Las comunidades a lo largo de la costa de Senegal enfrentan desafíos similares ahora que la pesca – un motor de la economía que representó el 16 por ciento de las exportaciones nacionales en 2018 – se ha detenido por completo.

Asimismo, el impacto del COVID-19 no se siente solo en la pesca, dice Robert Guei, Coordinador Subregional de la FAO para áfrica Occidental y Representante de la FAO en Senegal. Todos los sectores de la producción de alimentos están enfrentando graves dificultades. “La FAO se está adaptando a esta nueva normalidad”, explica. “Nuestra prioridad a corto plazo es evitar que la crisis sanitaria provocada por la pandemia se convierta en una crisis alimentaria”.

Para mantener activa la cadena de suministro de alimentos, la FAO se ha asociado con el gobierno, ONU Mujeres y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para lanzar la iniciativa “Canasta de alimentos para el hogar”.

Esta iniciativa tiene como objetivo construir un puente entre los productores (que no pueden vender sus productos alimenticios debido a las restricciones relacionadas con el COVID-19) y los hogares que enfrentan inseguridad alimentaria y nutricional.

Mejorar la pesca costera

“A largo plazo, tendremos que adaptarnos y ayudar a encontrar nuevas soluciones para apoyar a los más vulnerables”, explica Nathanael Hishamunda, Oficial Superior de Pesca de la FAO.

En Senegal, Hishamunda cuenta con que la pesca costera sea parte de la solución.

La pesca costera representa alrededor del 80 por ciento de la captura total de Senegal, y representa la mayoría de los puestos de trabajo en la pesca y el procesamiento artesanales, aproximadamente medio millón.

Esto explica por qué la Iniciativa Pesquerías Costeras (IPC), un esfuerzo mundial para mejorar la gestión de la pesca costera y conservar la biodiversidad marina, trabaja con las comunidades locales senegalesas.

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Líderes de los pescadores artesanales de Djirnda y oficiales de la FAO discutieron formas para volver más sostenible la pesca en el delta del río Saloum. © FAO/John Wessels

“La pesca es un sustento para las comunidades costeras en Senegal”, señala Leah Karrer, Especialista Ambiental Superior del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) que está financiando la IPC. “Como la pandemia del COVID-19 nos muestra dramáticamente hoy, debemos cuidar el medio ambiente si queremos un crecimiento sostenible para las personas y el planeta”.

En febrero, antes de la aparición del COVID-19 en el país, los líderes de la comunidad pesquera local de Djirnda discutieron con la FAO los desafíos de la pesca artesanal en el delta del río Saloum.

Expresaron la necesidad de una presa para proteger de las inundaciones el espacio de trabajo de las mujeres. También acordaron intensificar la vigilancia para salvaguardar especies en peligro de extinción en las áreas marinas protegidas.

A Elhadj Issakha Sarr, que participó en la discusión, le encantaría poder concentrarse nuevamente en esos temas. Pero todo parece muy lejano. En este momento, la gente de Djirnda tiene preocupaciones más urgentes, explica. Lo único que desean es poder volver a pescar. “Es una cuestión de supervivencia”.

Véase también: Mejorar la pesquería costera y proteger el medio ambiente [galería de fotos]