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Los beneficios previstos del trabajo de la FAO en esta área incluyen el desarrollo y la aplicación de prácticas responsables para la pesca sostenible y la reducción de los efectos de las operaciones pesqueras en los ecosistemas. Más concretamente, estos beneficios incluirán: 

• reducción de los aparejos abandonados, perdidos o descartados (ALDFG) en el medio marino a nivel mundial;
• mejora en la gestión del uso y eliminación de artes de pesca en los países beneficiarios;
• reducción de la incidencia de capturas incidentales tanto de peces como de especies distintas de los peces respecto de especies no deseadas, amenazadas o protegidas a nivel mundial, incluidos los mamíferos marinos;
• beneficios socioeconómicos y de seguridad alimentaria positivos para las comunidades costeras, especialmente en pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) y comunidades de pesca artesanal, a través de la reducción de las incidencias de pérdida de alimentos debida a la “pesca fantasma”, los descartes y las capturas incidentales;
• mejora de la eficiencia energética y las emisiones de gases de efecto invernadero de las operaciones pesqueras mediante la aplicación de enfoques basados en la economía circular dentro del sector pesquero;
• desarrollo de herramientas para reaccionar con mayor rapidez ante situaciones de emergencia;
• mejora de la colaboración entre los organismos principales de las Naciones Unidas que trabajan para abordar la cuestión de la basura marina, en particular el PNUMA y la OMI;
• mejora de la colaboración entre los órganos regionales de pesca (ORP), incluidas las organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP), y otras entidades regionales relevantes;
• mejora de las medidas encaminadas a detectar y mitigar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR).