Plateforme des connaissances sur l'agroécologie

Manual de abonos orgánicos para la agricultura urbana en Cuba

La primera condición que se debe observar en cualquier sistema agrícola la constituye la conservación de la fertilidad del suelo.

A través del tiempo la Naturaleza ha desarrollado varios mecanismos para manejar el suelo. Entre ellos se observa que crecen juntos plantas con animales desde los mamíferos hasta los invertebrados más rudimentarios. Es decir que la diversidad prevalece y que no se observan monoculturas.

También, el suelo se encuentra protegido de la acción directa del sol, de la lluvia, del viento y la totalidad de la energía solar es utilizada. La Naturaleza hace que se autofertilice, es decir que elabora su propio humus proveyéndose de elementos minerales mediante la transformación de los restos de animales y vegetales por hongos y bacterias acumulados en la superficie del suelo. Otro mecanismo utilizado consiste en el bombeo, por las raíces, de elementos nutrientes hacia la superficie.

Todo esto indica que en los procesos naturales nada se pierde, existe un equilibrio entre los procesos de crecimiento y de desintegración, es decir, un reciclaje completo y bien engranado.

Ejemplo de una agricultura imitadora de la Naturaleza y que mantiene un equilibrio entre estos dos procesos, se encuentra en las prácticas del Oriente donde las pequeñas “chacras” de la China, siempre cultivadas, mantienen su fertilidad después de 40 siglos de producción. Ellos desde tiempos remotos, descubrieron el efecto beneficiosa de la orina y residuos sólidos de los animales y lo aplicaban al suelo como materia orgánica. Los campesinos usaban un método tradicional de composteo con restos de cosecha de leguminosas, turba y residuos animales. Después aplicaban al suelo como un importante fertilizante.

Uno de los primeros reportes inscritos acerca de esto aparece en el Imperio Akkadian (alrededor de 2 300 a.n.e.). Más tarde en “La Odisea”, su autor Homero, describe el uso para la agricultura del residuo del ganado. Este autor describió también que los ciudadanos de Athenas utilizaban sus desechos sólidos como fertilizantes en el campo y lo aplicaban en sistemas de canteros.

Los Romanos utilizaron el compost de diferentes materiales y a través del tiempo este abono se convirtió en parte fundamental de la Agricultura Europea.

Esta práctica también aparece en las escrituras de las civilizaciones árabes. De igual forma en el “Talmud” aparece un mandato para manipular solamente aquellos compost que alcanzaban su madurez.

Los colonizadores del nuevo mundo encontraron que sus pobladores en América colocaban un pescado junto a la semilla de maíz con el propósito de que las plantas estuvieran provistas de nutrientes.

Hasta fines del siglo IX, antes de la llegada de los fertilizantes químicos, los campesinos usaron una variedad de desechos industriales y otros productos agrícolas como fertilizantes, residuos urbanos y desechos de todo tipo. Sin embargo, a principios del siglo XX los fertilizantes químicos cobraron tanta importancia como los orgánicos y 5 llegaron a superarlos. Se constata que en el listado de fertilizantes en 1914 aparecían 55 tipos orgánicos mientras que en el reporte de 1979 no se mencionó ningún fertilizante orgánico.

En todo este siglo la revolución química ha marchado, pero algunos agricultores no olvidaron los beneficios de la materia orgánica.

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Éditeur: Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical (INIFAT)
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Année: 2002
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Pays: Cuba
Couverture géographique: Amérique latine et les Caraïbes
Langue: Spanish
Author: Elizabeth Peña Turruella ,
Type: Manuel
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