Estamos a principios de primavera, es decir, la principal temporada de cosecha. Con un gran cubo naranja y un cuchillo, Zoe se encuentra en una pequeña isla al norte del círculo polar ártico, a 33 millas náuticas de la Noruega continental. Aunque está aislada, la rodean ricos ecosistemas y bosques acuáticos. A medida que la marea va llegando a su punto más bajo, empieza a mostrarse la abundancia de vida marina.

Con cuidado, Zoe recoge un puñado de largos vegetales marinos con forma de espagueti —Himanthalia elongata— y examina su color marrón pardo y su textura robusta. Hace un corte limpio dejando intactos el pedúnculo basal de fijación, es decir, “raíz” del alga marina, y el estípite, esto es, el tallo. Gracias a esta recolección manual sostenible de pequeñas cantidades de algas marinas, estas pueden volver a crecer al año siguiente. Zoe llena su cubo antes de trasladarse a otro lugar de recolección.

Zoe ha dedicado los últimos 10 años de su vida a la humilde alga marina, fundando la Northern Company en 2013, empresa encargada de recolectar diversas especies de algas marinas y kelp silvestres por todo el archipiélago de Træna, en Noruega.

Cuando se le preguntó cómo despertó su interés por las algas marinas, Zoe respondió que en aquella época “no sabía mucho sobre lo que existía debajo de la superficie del agua y llegué a considerar este bosque de algas casi un tesoro escondido”. Zoe cree que cuanto más entendamos la vida submarina, más dispuestos estaremos a cuidarla y protegerla. “Para que nuestras prácticas sigan siendo sostenibles”, señala Zoe, “debemos, metafóricamente hablando, tocar cada alga marina, besarla y ponerla en una bolsa”. Aquello que podemos ver y tocar se convierte en algo que nos resulta más fácil de contemplar, lo que despierta la curiosidad. Y esta curiosidad conduce a soluciones.

Debido a su intenso sabor y su riqueza en nutrientes, Zoe cree que esta alga marina, que crece con tanta abundancia a lo largo de la costa de Noruega, se convertirá en un alimento básico de los hogares noruegos. Añade que “la alimentación es algo a lo que estamos profundamente conectados”. Si cada vez más personas se interesan por la alimentación y sus efectos, esta se convierte en un espacio esencial para hablar de sostenibilidad de forma más general, tanto en favor de los seres humanos como del planeta.