La biodiversidad es la base de los sistemas agroalimentarios, de la producción agrícola sostenible y de la seguridad alimentaria y la nutrición para todos. La biodiversidad abarca las distintas especies de plantas, animales, hongos y microbios del mundo, la diversidad genética dentro de estas especies y la diversidad de todos los ecosistemas terrestres y acuáticos en los que habitan. 

 La biodiversidad es vital para las funciones y los servicios de los ecosistemas y se extiende más allá de las especies y variedades utilizadas directamente para la obtención de alimentos, combustible y fibras. Esta biodiversidad más amplia comprende animales polinizadores que incrementan el rendimiento de los cultivos y una serie de especies que ayudan a controlar las plagas. Bajo tierra, una gran comunidad de organismos vivos contribuye a la salud de los suelos, el ciclo de los nutrientes, la retención y purificación del agua y la fijación de carbono. En los sistemas acuáticos, las especies recolectadas dependen del oxígeno y del alimento proporcionado por otras especies, y se benefician de hábitats como los bosques de algas y los arrecifes de coral.  

En todo el mundo, la biodiversidad sustenta también los medios de vida de los Pueblos Indígenas, los agricultores familiares y comunidades locales, los guardabosques, los pescadores, los criadores de ganado y los pastores.  

 La diversidad de las variedades de cultivos, razas ganaderas y tipos de peces cultivados, que durante milenios han sido desarrollados, sosteniblemente utilizados y conservados por los pequeños agricultores y las comunidades, contribuye de múltiples formas a la seguridad alimentaria, la nutrición y los medios de vida de las personas.  

 Para salvaguardar la producción alimentaria y agrícola, ahora y en el futuro, necesitamos gestionar sosteniblemente la biodiversidad existente en los sistemas de producción y la amplia gama de servicios ecosistémicos obtenidos de los paisajes terrestres y marinos circundantes.  

La biodiversidad es vital para los sistemas agroalimentarios, pero también se ve afectada por ellos. El tratamiento de la biodiversidad y de las crisis climáticas y el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible requerirán la transformación de la agricultura, la silvicultura y la pesca para garantizar que se reduzcan sus repercusiones en la biodiversidad y que se atiendan las necesidades de las personas.  

Esta es la razón por la que la FAO trabaja para la integración de la biodiversidad, que es el proceso de incorporar consideraciones relativas a la biodiversidad en las políticas, estrategias y prácticas de los principales actores públicos y privados que repercuten en la biodiversidad o que dependen de ella, de modo que se conserve y utilice de manera sostenible a nivel tanto local como mundial (FMAM, 2016). 

Garantizar que la agricultura sea sostenible y productiva es un paso importante hacia la detención de la conversión y fragmentación de los bosques y otros ecosistemas. Esto contribuirá a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos y a reducir el riesgo de futuras pandemias al ayudar a controlar la aparición y propagación de patógenos.  

 Partiendo de una larga historia de fomento del desarrollo agrícola sostenible y de la conservación y utilización sostenible de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura, el Marco estratégico de la FAO para 2022-2031, que guía la labor de la Organización, refuerza su compromiso en pro de la utilización sostenible y la conservación de la biodiversidad como elementos integrales de su visión de un mundo sostenible y donde todas las personas gocen de seguridad alimentaria.  

La FAO actúa como foro neutral y está presente en más de 140 países. Haga clic en la pestaña “Nuestro trabajo” para conocer más sobre la labor llevada a cabo por la FAO con los gobiernos y otros actores clave para integrar la biodiversidad en los distintos sectores agroalimentarios.