Oficina de Emergencias y Resiliencia de la FAO

Las cinco cosas que usted debe saber sobre cómo el conflicto en el Sudán está devastando la agricultura y la seguridad alimentaria de la población

Un año después del inicio de las más recientes hostilidades en el Sudán, presentamos las cinco cosas que hay que saber sobre los efectos devastadores del conflicto en la agricultura y la seguridad alimentaria

En la aldea de Tobin, en el estado del Mar Rojo, un agricultor mira de cerca el crecimiento de su cultivo de mijo, esperando con ansiedad una buena cosecha.

©FAO/Mahmoud Shamrouk

15/04/2024

En abril de 2023 irrumpió un conflicto armado entre las Fuerzas Armadas del Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido, en la capital del Sudán, Jartum. El conflicto escaló hasta llegar a una crisis humanitaria catastrófica que alcanzó casi cada rincón del país. Esto dejó a unos 25 millones de personas —es decir, una de cada dos personas, incluidos más de 13 millones de niños— en una situación de necesidad acuciante de asistencia humanitaria. Hoy, el Sudán sufre la crisis por desplazamiento más grande del mundo. Se estima que 8,3 millones de personas han huido de escenas desgarradoras hacia zonas más seguras del país y más allá de las fronteras.

En la medida en que el conflicto amplía su alcance a través del sudeste, está socavando cada vez más la producción agrícola y poniendo en peligro los medios de subsistencia de las personas. La agricultura es un pilar de la vida en el Sudán. Entre el 60 y el 80 % de la población se dedica a la agricultura o depende de ella para obtener ingresos. Pero las actividades agrícolas y pastorales se han visto afectadas por la guerra.

Un año después del inicio de las más recientes hostilidades en el Sudán, presentamos las cinco cosas que hay que saber sobre los efectos devastadores del conflicto en la agricultura y la seguridad alimentaria.



Una madre y sus hijos recogen hojas de hibisco en Darfur septentrional. © FAO/Eilaf Abdelbasit

1. El riesgo de hambruna llama a la puerta

El conflicto hizo estragos durante la época habitual de cosecha en el Sudán (de diciembre a enero), lo que contribuyó a un aumento alarmante de los niveles de hambre. En febrero de 2024, casi 18 millones de personas se enfrentaban a niveles agudos de hambre y 5 millones de personas estaban a un paso del riesgo de hambruna si el conflicto continuaba y no recibían asistencia humanitaria. Los niños no han quedado exentos. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, aproximadamente 3,5 millones de niños sufren malnutrición de aguda a grave y algunos corren riesgo de muerte.

Pero el acceso a los alimentos se ha visto sumamente obstaculizado. Los saqueos generalizados destruyeron los mercados y las reservas de alimentos. La interrupción de las rutas comerciales llevó a que suministros como las semillas, los fertilizantes, los insecticidas y el combustible estuvieran al límite, mientras los precios de mercado seguían disparándose. Con el telón de fondo de la disminución de los ingresos para comprar alimentos y provisiones, los agricultores y pastores se enfrentan a una tormenta de obstáculos perfecta.

A medida que el conflicto se extiende, la recuperación del acceso a los alimentos y los ingresos basados en la agricultura se presenta como un rayo de esperanza en el horizonte. La producción de cereales (sorgo, mijo y trigo) de 2023 fue un 46 % inferior a la del año anterior y las perspectivas en materia de producción de alimentos para 2024 son sombrías. A medida que se acerca la temporada de siembra, las dificultades de los agricultores para acceder a insumos agrícolas cruciales podrían implicar que muchos no siembren este año.

El sector ganadero también ha sufrido golpes duros. Los criadores de ganado se enfrentan a una escasez grave de vacunas y medicamentos que deriva directamente de la destrucción de la capacidad de producción de vacunas en el país, así como de los importantes daños infligidos a la cadena de suministro de medicamentos veterinarios. Si no se abordan estos problemas, las condiciones del ganado podrían deteriorarse, lo que provocaría un aumento de las tasas de mortalidad y una reducción de los ingresos de los ganaderos.

Si no se adoptan de manera urgente medidas de apoyo para restaurar la producción nacional, una oleada de privaciones amenaza con dejar a la población sin nada que comer ni una manera de recuperarse.



Dar Alsalam es una repatriada del estado de Sennar que depende de la agricultura para mantener a su familia de 11 miembros. © FAO/Khalid Ali

2. Los focos de producción sufren ataques

En el Sudán, la agricultura es un modo de vida muy apreciado por millones de personas, y muchas zonas del país están en condiciones de ser cultivadas. En particular, el estado de Al Jazira es una de las zonas más productivas y se considera el granero del país. Del total del producto nacional, aproximadamente el 50 % del trigo y el 10 % del sorgo se cultivan allí. Además, en Al Jazira se desarrolla el Plan Gezira, el proyecto de riego más importante del Sudán y uno de los mayores del mundo. Con una red de 4 300 km de canales y zanjas, el agua llega a muchos campos para la producción de cultivos.

Pero en diciembre de 2023 el conflicto asoló la capital de Al Jazira, Wad Medani. No solo los agricultores se vieron obligados a huir de unas tierras en las que varias generaciones habían invertido sus vidas. Además, se corre el riesgo de que se paralice la producción de cultivos de ese año y de no cubrir las necesidades alimentarias. Más aun, si se destruye la infraestructura de riego crucial, la recuperación del sector agrícola será una tarea más complicada aún.

El conflicto externo no es el único desafío existente. Antes del estallido del conflicto, la FAO empleaba comités de protección de cultivos y ganado a fin de hacer frente a las disputas recurrentes entre agricultores y ganaderos. Los comités ayudan de inmediato a resolver cuestiones relativas a las sendas del ganado y la protección de cultivos. Sin embargo, en la región de Darfur, el conflicto interrumpió el seguimiento periódico, lo que llevó a un aumento previsto del conflicto entre agricultores y ganaderos. Esto podría dar lugar a mayores daños en los cultivos, caminos bloqueados y, en última instancia, a una exacerbación de las tensiones tribales.

Para los agricultores y ganaderos está todo en juego, puesto que enfrentan riesgos importantes en materia de protección, obstáculos para acceder a sus tierras y cultivarlas, y los restos explosivos de la guerra. Estos riesgos no solo los afectan a ellos, sino a todo el país. Sin su contribución al producto agrícola, el Sudán seguirá enfrentándose a un aumento peligroso del hambre.

Algunos pastores reúnen a sus rebaños para una campaña de vacunación de la FAO. © FAO/Eilaf Abdelbasit

3. Los servicios de sanidad ganadera y plagas y enfermedades de las plantas requieren una intervención rápida

En el Sudán, la agricultura se desarrolla en un ecosistema interdependiente entre la población, los animales y el medio ambiente. Eso significa que mantener la salud de los animales y los cultivos libres de plagas y enfermedades es vital para la producción de alimentos y la seguridad alimentaria e ingresos de los habitantes. Por ejemplo, la carne y la leche son fuentes importantes de nutrición y la leche es esencial para la salud de los niños. Además, la venta de ganado es una fuente fundamental de ingresos para las familias y suele funcionar como una red de seguridad cuando el rendimiento de los cultivos es bajo o inexistente.

Pero los graves daños causados al sector agrícola por el conflicto dieron lugar a amenazas alarmantes desde el punto de vista ecológico, que actualmente ponen en peligro tanto la salud del ganado como de los cultivos. Esto augura consecuencias devastadoras para el acceso a los alimentos.

Se han registrado plagas y enfermedades de las plantas, incluido un brote de langosta del desierto en el norte del Sudán, cuyo seguimiento está realizando la FAO. Mientras tanto, el conflicto ha causado daños graves a la infraestructura veterinaria nacional, paralizando prácticamente los servicios veterinarios y causando una escasez muy importante de vacunas. Los animales que no reciben tratamiento y las enfermedades que no se controlan pueden presagiar un futuro terrible para la sanidad animal y, posiblemente, también para las personas, si las enfermedades efectivamente se propagan.


Las mujeres almacenan provisiones para sus familias en Darfur occidental. © FAO/Eilaf Abdelbasit

4. Debe mejorar el acceso humanitario

Millones de personas necesitan una asistencia humanitaria urgente. Sin embargo, la inseguridad y los cambios en la línea del frente dificultan enormemente el acceso a las comunidades vulnerables, especialmente en las zonas de difícil acceso.

La FAO y sus asociados, la columna vertebral de nuestras operaciones en el país, han permanecidos activos en el país hasta ahora. No obstante, es necesario conceder un acceso sin trabas a la ayuda humanitaria a fin de llegar mejor a la población, protegerla e impedir la erosión del sector agrícola.



Fatima, una agricultora viuda y madre, espera poder permanecer en su tierra para cosechar el sorgo y mantener a su familia. © FAO/Khalid Ali

5. El conflicto corre el riesgo de caer en el olvido

La magnitud del conflicto en el Sudán es impactante. La inseguridad alimentaria es un 70 % superior a los niveles previos al conflicto, notificados en 2023, y casi 18 millones de personas se encuentran en una situación de inseguridad alimentaria aguda. Cada una de las personas representada en estas cifras camina cada día sobre una línea delgada para poder sobrevivir.

Pero a pesar de que las personas relatan hechos desgarradores, este conflicto corre el riesgo de caer en el olvido mientras otros compiten por nuestra atención. Este panorama se complica debido a que la financiación no se corresponde con unas necesidades que siguen en aumento. Por ejemplo, en 2023 se recibió solo el 20 % de los fondos solicitados.

Con el riesgo de la hambruna en el horizonte, debe hacerse más para que el mundo no mire hacia otro lado y deje a millones de personas caminando solas por esa línea.

La asistencia de emergencia en el sector agrícola es un instrumento decisivo para restaurar el acceso a los alimentos y los medios de vida. Y no solo para una familia. Las repercusiones de la asistencia basada en la agricultura tienen posibilidades de producir transformaciones para cosechar resultados para la nación.

En 2024 la FAO prevé llegar a 9 millones de personas con asistencia de urgencia en todos los estados del Sudán. La Organización está buscando de manera urgente 104 millones de USD con objeto de reforzar la producción de alimentos, proteger el ganado y brindar ayuda para la recuperación del sector agrícola antes de que el conflicto destruya los logros sembrados por generaciones.