Foro Global sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición (Foro FSN)

Sra. Cara Flowers

Scaling Up Nutrition Civil Society Network - hosted by Save The Children UK
Reino Unido

La humanidad está en un gran dilema: por un lado, debe aumentar la producción de granos básicos para garantizar el derecho a una alimentación nutritiva y, a la vez, reducir en 45% la emisión de gases efecto invernadero antes de 2030.  

Por ende, satisfacer el derecho a la alimentación exige producir granos básicos a nivel local de forma sostenible, en cantidad suficiente, que sean inocuos y de alta calidad nutritiva. Una alternativa para alcanzar estos propósitos es aplicar el Modelo Productor-Innovador (MP-I) que se construyó a partir de una evaluación integral del paquete tecnológico creado y recomendado por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias-México, al compararlo con el manejo hecho por los maiceros. Para ello, se calculó el Índice de Apropiación de Tecnologías Radicales (modernas) y el Grado de Empleo de Tecnologías Progresivas (campesinas); además, se clasificó a los productores según su rendimiento por hectárea, destacando a los eficientes y su patrón tecnológico creando así el MP-I. 

En estudios hechos en distintos periodos y territorios durante más de tres lustros, encontré las siguientes regularidades empíricas: a) hay maiceros con distinta productividad destacando los eficientes, los cuales siembran el maíz como milpa; b) en el manejo de la milpa predomina un diálogo de saberes donde interaccionan tecnologías campesinas y modernas que, mediante el trabajo útil campesino, deriva en el MP-I, el cual posee cualidades productivas superiores a las que le precedieron; c) las tecnologías campesinas son más aplicadas que las modernas y tienen un mayor impacto en el rendimiento, y d) la mayoría de los milperos eficientes son pobres alimentarios.

La eficiencia productiva del MP-I deriva del diálogo de saberes que promueve cuatro procesos clave. Tres de ellos están articulados al manejo de la biodiversidad, calificada como el saber-praxis campesino más potente que forma parte de su herencia biocultural. El cuarto proceso deviene de la aplicación de insumos modernos que catalizan estos procesos.

Los cuatro procesos agroecológicos originados del diálogo de saberes genera un agronicho que recrea una comunidad biótica y abiótica dentro de la milpa, los cuales establecen complementariedades e interacciones entre sí, lo que mejora la captura de dióxido de carbono y el uso eficiente de la energía solar, del agua, del aire, de la sombra, , del nitrógeno, de la temperatura, de la materia orgánica, de los insectos, de los microrganismos y de los nutrientes del suelo, etcétera.

Como política pública, el MP-I propone tres programas: a) evaluar las tecnologías aplicadas en el manejo del maíz e identificar a los milperos eficientes y su patrón tecnológico; b) establecer faros agroecológicos para que funcionen como vitrinas tecnológicas y módulos de experimentación para mejorar la eficiencia productiva del MP-I, y c) compostear la basura orgánica originada en las ciudades. La fabricación de composta crearía miles de empleos y reduciría los problemas causados por la basura en la ciudad: pérdida de vidas y de patrimonio, polución ambiental, generación de gas metano, taponamiento de drenajes e inundaciones, etcétera.

El impacto del MP-I es multisectorial: a) avala sosteniblemente el derecho a la alimentación y reduce la insuficiencia alimentaria; b) mejora la nutrición y la salud; c) reduce la emisión de gases efecto invernadero y mitiga el cambio climático; d) crea empleos; e) reduce la violencia en el campo y la ciudad; f) tutela el manejo de la milpa y con ello, del material genético criollo y del diálogo de saberes aplicados a nivel local, y g) promueve una relación armónica entre sociedad-naturaleza, campo-ciudad y culturas campesinas y modernas.

En conclusión, la ejecución del MP-I articulada al manejo de la milpa, es una alternativa viable para conseguir la seguridad alimentaria y la nutrición y, a la vez, reducir el cambio climático, objetivos centrales de la Agenda 2030 de la ONU.