Alianza Mundial por el Suelo

Nuevo plan mundial de acción para frenar la creciente degradación del suelo

La gestión sostenible es esencial para lograr suelos y ecosistemas sanos

25/07/2014

Es necesario actuar con urgencia para mejorar el estado de los limitados recursos de suelo del mundo y detener su degradación, a fin de garantizar que las generaciones futuras tengan suministros suficientes de alimentos, agua, energía y materias primas, advirtieron hoy representantes gubernamentales y expertos reunidos en la sede de la FAO.
La asamblea plenaria de la Alianza Mundial por el Suelo aprobó hoy en Roma una serie de planes de acción para salvaguardar los recursos del suelo que suponen la base para la producción agrícola mundial.

Las recomendaciones incluyen la implementación de regulaciones claras y las inversiones correspondientes de los gobiernos para la gestión sostenible de los suelos, de forma que contribuyan a la erradicación del hambre, la inseguridad alimentaria y la pobreza.
"El suelo es la base de la producción de alimentos, piensos, combustible y fibra", señaló Helena Semedo, Directora General Adjunta de la FAO. "Sin los suelos –añadió- no podemos sostener la vida en la tierra, y allí donde se pierde el suelo, no puede ser renovado en el curso de una vida humana. El actual ritmo creciente de degradación del suelo amenaza la capacidad de las generaciones futuras para cubrir sus necesidades”.

“Por este motivo la adopción de Planes de Acción Mundial para el uso sostenible y la protección de los suelos es un logro importante. Pero no podemos detenernos aquí. Necesitamos el compromiso de los países y la sociedad civil para lograr que el plan se haga realidad. Ello requiere voluntad política e inversiones para salvar los valiosos recursos del suelo de los que dependen nuestros sistemas de producción alimentaria", explicó Semedo.

Suelos: fáciles de perder, difíciles de recuperar

El área de suelos productivos del mundo es limitada y se enfrenta a una creciente presión de usos competitivos como la agricultura, la silvicultura y los pastizales, la urbanización, así como la producción de energía y la extracción minerales, según advirtieron los expertos que asistieron a la reunión, de tres días de duración.

Los suelos representan al menos una cuarta parte de la biodiversidad mundial, y juegan un papel clave en el suministro de agua potable y en la resiliencia frente a las inundaciones y la sequía. Fundamentalmente, la vida vegetal y animal dependen del reciclaje de nutrientes primarios a través de los procesos del suelo.

Presión demográfica

Si bien algunas zonas de África y América del Sur ofrecen margen para de expansión de la agricultura, según la FAO, se espera que la población mundial supere los 9 000 millones de personas en 2050, lo que supone un aumento del 60 por ciento en la demanda de alimentos, piensos y fibras, lo que pondrá aún mayor presión sobre los recursos de la tierra.
Cerca del 33 por ciento de los suelos se encuentra moderada a altamente degradado debido a la erosión, por agotamiento de los nutrientes, acidificación, salinización, compactación y contaminación química.

El daño resultante afecta a los medios de vida, los servicios ecosistémicos, la seguridad alimentaria y el bienestar humano.

Los suelos también se ven afectados por -y contribuyen a la vez- el cambio climático. Por ejemplo, la gestión sostenible de los recursos del suelo puede tener un impacto positivo sobre el cambio climático a través de la retención de carbono y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, y también mitigando los procesos de desertificación.

Invertir la tendencia

La Alianza Mundial por el Suelo, que reúne a una amplia gama de partes interesadas gubernamentales y no gubernamentales, subraya la creciente necesidad de que los gobiernos preserven los suelos y hagan las inversiones necesarias. Con este fin se estableció un Fondo para suelos sanos.

La comunidad mundial relacionada con los suelos decidió establecer programas globales para la promoción de la gestión sostenible, conservación y restauración del suelo. Las intervenciones deben estar basadas en el uso de tecnologías adecuadas y en políticas sostenibles e inclusivas que involucren directamente a las comunidades locales en las acciones para proteger los suelos. En particular, existe la necesidad de dar prioridad a la salvaguarda y gestión de los suelos ricos en carbono orgánico, en especial las turberas y las zonas de permafrost.

Está previsto establecer un sistema mundial de información sobre el suelo para medir los progresos realizados y el estado de los recursos del suelo. Teniendo en cuenta la necesidad de sensibilización, educación y extensión en materia de suelos, se creará también un programa especial para el desarrollo de capacidades. Además, hay programado un primer informe sobre El estado mundial del recurso suelo, que se lanzará el 5 de diciembre de 2015.
La ONU ha establecido la fecha del 5 de diciembre como Día Mundial del Suelo y el 2015 como Año Internacional de los Suelos.

Datos clave:

  • En África, aproximadamente el 30 por ciento de la tierra es potencialmente apta para la agricultura. Sin embargo, la erosión del suelo y el agotamiento de los nutrientes ya están afectando a sus suelos. En Somalia, sólo 1,8 por ciento de la tierra es cultivable. Sin embargo, la pérdida anual de suelo por erosión en algunas zonas puede alcanzar más de 140 toneladas/ha/año.
  • En América Latina, se estima que los suelos potenciales naturales para la agricultura intensiva ocupan sólo el 25 por ciento del continente. Sin embargo, la degradación del suelo es un desafío importante en la región. 
  • Desde el siglo XIX, se estima que el 60 por ciento del carbono almacenado en los suelos y la vegetación se ha perdido como resultado de los cambios de uso del suelo, como el aclareo de terrenos para la agricultura y el crecimiento urbano. 
  • El primer metro de suelo de arcillas de baja actividad (la mayoría de los suelos de las tierras altas de los trópicos húmedos y subhúmedos) contiene aproximadamente 185 gigatoneladas de carbono orgánico, cantidad que duplica la del carbono orgánico almacenado en la vegetación amazónica. A través de las prácticas de manejo del suelo no sostenibles, este carbono podría ser liberado a la atmósfera, agravando el calentamiento global vinculado a la quema de combustibles fósiles. La liberación de tan sólo el 0,1 por ciento del carbono almacenado ahora en los suelos de Europa sería equivalente a las emisiones anuales de 100 millones de coches