Plataforma de Territorios y Paisajes Inclusivos y Sostenibles

"Los enfoques territoriales sistémicos son esenciales para avanzar en la erradicación del hambre, la malnutrición y la pobreza de las zonas rurales"

En nuestra sección OPINIONES TERRITORIALES conversamos con Tito Díaz, Experto en Ganadería y Desarrollo de FAO, y Manager de la Iniciativa Regional de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural en América Latina y el Caribe, sobre la importancia de abordar con un enfoque territorial retos tan complejos y críticos para la región como son el combate contra el hambre y la malnutrición.

:30/07/2015

1.      La Oficina Regional de la FAO para América Latina y El Caribe, a través de su Iniciativa Regional de Agricultura Familiar y Desarrollo Territorial, asiste técnicamente a los países de la región en su combate contra el hambre a través de distintos medios. ¿Podría explicarnos brevemente cuales son los principales componentes de la Iniciativa, qué tipo de apoyo está previsto en cada uno de ellos y a qué escala territorial?

La Iniciativa de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural Territorial de la FAO para América Latina y el Caribe es una estrategia integral y focalizada de cooperación que pone la agricultura familiar en el centro de las políticas públicas para el desarrollo territorial sostenible y la lucha contra la inseguridad alimentaria, la malnutrición y la pobreza rural en los países de la región. 

El primer componente busca fortalecer los marcos institucionales y de política pública para la agricultura familiar y el desarrollo rural territorial. Aquí se incluye el fortalecimiento de las organizaciones de productores y la institucionalización de los espacios de diálogo de política entre gobierno, organizaciones de la sociedad civil y organizaciones del sector productivo. Es en estos espacios de diálogo donde se discuten de manera participativa los problemas y las posibles soluciones y se identifica el tipo de políticas, instrumentos de política e incentivos que requiere la agricultura familiar para convertirse en el motor del desarrollo sostenible social, económico y ambiental de los territorios rurales.  

El segundo componente de la Iniciativa facilita el desarrollo de marcos normativos y de mecanismos institucionales públicos y público-privados que garanticen el acceso de los agricultores familiares a los recursos productivos (tierra, agua, semillas), a los servicios rurales (asistencia técnica, crédito, seguros) y a los mercados, de tal manera que se asegure la inclusión social y económica de los agricultores familiares, mujeres, jóvenes y pueblos indígenas en las estrategias de desarrollo rural territorial (equidad e igualdad de oportunidades)y que permitan cerrar la brecha de productividad de la AF y generar las innovaciones institucionales, sociales y tecnológicas que se requieren para la transformación del sector rural en la región con enfoque de derechos y de innovación.

El tercer componente de la Iniciativa promueve la gestión sostenible de los territorios rurales a través del fortalecimiento de mecanismos institucionales para la coordinación y articulación de políticas a nivel de territorio, la gestión de riesgos y la resiliencia de los medios de vida de las comunidades rurales ante desastres naturales y conflictos sociales.  Se promueve la articulación de las políticas agrícolas con las políticas ambientales, de protección social (servicios básicos, salud, educación, nutrición, transferencias de recursos, etc) y de empleo (agrícola y no-agrícola) en el marco de los programas de desarrollo rural territorial.  Este es el componente más complejo donde se expresa en toda su dimensión el enfoque territorial, la multisectorialidad de las intervenciones, y la participación interinstitucional y de diferentes actores de la sociedad civil en los mecanismos de gobernanza para el desarrollo sostenible de dichos territorios.  

2.      ¿Podría compartir con nosotros las estrategias de intervención, metodologías e indicadores previstos en la Iniciativa Regional para su implementación, a nivel del territorio, en la región América Latina-Caribe?; ¿Cuál es el paquete financiero con el que cuenta la FAO para implementar la Iniciativa y en qué periodo de tiempo?

La Iniciativa fue aprobada en la 33 Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, en Santiago, 2014, y soporta el compromiso político con la erradicación del hambre y la pobreza expresado por los Jefes y Jefas de Gobierno de los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), compromiso que se materializó en el Plan para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la CELAC 2025, aprobado en la III Cumbre CELAC en Enero de 2015. En el marco de este Plan, la Iniciativa se articula al Grupo de Trabajo de Agricultura Familiar de la CELAC y apoya la implementación de la Agenda Regional Integrada de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural de la CELAC a través de los componentes descritos anteriormente.  

La Iniciativa tiene metas regionales en el marco del Plan CELAC y metas nacionales en 7 países que aún presentan altos índices de pobreza rural, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Paraguay, y, en Colombia en apoyo a la política de desarrollo rural posconflicto. Es interesante mencionar que la Iniciativa no parte de cero en dichos países sino que apoya y fortalece los procesos políticos, institucionales y programáticos en marcha, entre otros: los diálogos de políticas de AF&DRT en Bolivia, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras y Paraguay, incluyendo los comités nacionales de agricultura familiar;  los planes de desarrollo rural de El Salvador y Guatemala; los programas de compras públicas a la agricultura familiar de Bolivia, Colombia y Guatemala; las estrategias de gestión de riesgos y resiliencia de la agricultura familiar de El Salvador, Bolivia, Haití; la política nacional y el sistema de nacional de semillas de Haití; los sistemas nacionales de innovación de Colombia y Nicaragua; y los programas de agricultura familiar de los 8 países.

La Iniciativa cuenta con socios estratégicos como la Reunión Especializada de Agricultura Familiar (REAF) que es el órgano asesor del MERCOSUR en agricultura familiar y cuya experiencia de 10 años en los países del Cono Sur es muy valiosa para apoyar el fortalecimiento de los espacios de diálogo y los marcos institucionales y de políticas de AF en países centroamericanos y caribeños. Así mismo, se cuenta con la colaboración de las agencias de cooperación internacional de Brasil, México, Venezuela en los programas de cooperación sur-sur, y de la Agencia Japonesa para la Cooperación Agrícola (JICA), el FIDA y la Unión Europea.

El portafolio de proyectos de AF&DRT en los países prioritarios de la Iniciativa asciende para el presente bienio alrededor del 30% del valor de la agenda, y se tiene una estrategia corporativa para movilización de recursos que se suma a la estrategia de gestión para la implementación del Plan SAN de la CELAC.

3.      En la filosofía que rige este Programa, se otorga prioridad al intercambio de experiencias y a la cooperación Sur-Sur. Bajo su punto de vista, ¿qué valor tiene para el desarrollo de un territorio la apertura, el trabajo en red, el intercambio de experiencias? ¿Es posible avanzar en una meta tan compleja de manera individual?

La cooperación sur-sur y el intercambio de experiencias crean un entorno favorable para dinamizar los procesos de análisis crítico, aceleran el fortalecimiento de capacidades institucionales y promueven la generación de soluciones innovadoras a partir de la ampliación de redes de conocimiento y de lecciones aprendidas en diferentes contextos y realidades, además de su contribución al uso eficiente de los recursos disponibles en la región.  Si bien es cierto cada territorio tiene contextos y realidades particulares en los ámbitos político, institucional, social, económico, ambiental y cultural los abordajes metodológicos y los enfoques  desarrollados por redes multiactor así como la experiencia acumulada en las comunidades de práctica son esenciales para facilitar el desarrollo de modelos de gestión diferenciados y marcos de política específicos que se ajusten a las características de un territorio dado.  Un modelo de gestión territorial para la erradicación de la pobreza rural se expresa en la estrategia consensuada por los diferentes actores públicos y privados para la coordinación y articulación de políticas, servicios y acciones que permitan alcanzar la transformación social y económica del territorio bajo un enfoque de derechos, manejo sostenible de los recursos naturales, seguridad alimentaria, inclusión social, innovación, y generación de oportunidades para todos, incluyendo mujeres, jóvenes y pueblos indígenas.  

4.      La Plataforma de Territorios inteligentes tiene por misión la difusión de conocimiento sobre las nuevas perspectivas del desarrollo territorial “smart”, ligadas a la sostenibilidad, la inclusión social y la innovación.  A la luz de su experiencia, ¿cuáles cree que son las principales aportaciones de este tipo de enfoques territoriales sistémicos en el avance hacia un desarrollo rural y territorial más equitativo? ¿Qué papel cree que debe jugar la innovación en la región latinoamericana en la consecución de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible?

El hambre, la inseguridad alimentaria y la pobreza son problemas estrechamente relacionados cuyo tratamiento requiere una aproximación holística. La pobreza rural persiste en muchos países de América Latina y el Caribe y de otras regiones del mundo por múltiples factores, pero quizás un factor crítico es la falta de intervenciones que aborden de manera sistémica los factores determinantes a nivel de territorio.  Para el desarrollo sostenible social, económico y ambiental de los territorios rurales se requiere la articulación de un conjunto de políticas e intervenciones de carácter multisectorial que van desde el sector agrícola, pasando por los sectores de finanzas, infraestructura, salud, educación, ambiente, protección social, empleo,  y por lo tanto, los enfoques territoriales sistémicos son esenciales para avanzar en la erradicación del hambre, la malnutrición y la pobreza de las zonas rurales.  Los procesos participativos de planificación del territorio y na gobernanza adecuada adquieren la mayor relevancia en este contexto. Es muy valioso el aporte que hace la Plataforma de Territorios Inteligentes a la difusión de dichos enfoques, reconociendo que no hay recetas únicas que se ajusten a todas las condiciones. El enfoque territorial que promueve la Iniciativa Regional de AF&DRT de la FAO, se soporta en cuatro estrategias fundamentales que llamamos 4I, a saber, fortalecimiento de la institucionalidad pública y privada y fortalecimiento de las organizaciones de productores; inclusión social y económica de grupos vulnerables, mujeres, jóvenes y pueblos indígenas con acceso a recursos productivos, protección social y empleo; innovación tecnológica y acceso a servicios rurales de calidad; e información y análisis para la toma de decisiones y la gestión de riesgos a nivel territorial.  La erradicación del hambre y la pobreza extrema es el gran desafío de los estados y la sociedad en general en el nuevo marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y la innovación en sus dimensiones institucional, social y tecnológica son esenciales para el logro de dichos objetivos.  

5.      Finalmente, ¿es posible abordar un desafío de la magnitud de la lucha contra el hambre sin un cambio en la gobernanza de los territorios?

La experiencia en el marco de la Iniciativa América Latina y el Caribe sin Hambre ha demostrado que existen tres pilares fundamentales para avanzar a paso seguro hacia la erradicación de esto flagelo en el 2025 como lo plantea la CELAC. El primero es la  voluntad política de los gobiernos para enfrentar este desafío en un contexto de estabilidad macroeconómica y política que permita la provisión adecuada de bienes públicos con el fin de hacer las inversiones requeridas y financiar los programas estratégicos; el segundo es el desarrollo de marcos jurídicos, legales y normativos que garanticen el derecho humano a la alimentación, la seguridad alimentaria y el acceso en igualdad de condiciones a los recursos productivos y los servicios sociales; el tercero es el desarrollo de políticas diferenciadas y focalizadas en los más vulnerables que ataquen las enormes brechas productivas, sociales y económicas en algunos territorios.  Estos 3 pilares se soportan en gran medida en la institucionalización de espacios para el diálogo de políticas y el fortalecimiento de la gobernanza para el desarrollo de los territorios con la participación de todos los actores.  El enfoque territorial requiere claros mecanismos de gobernanza que aseguren la participación de los diferentes stakeholders como gestores y actores de su propio desarrollo.

 

Author: TCIC

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