Plataforma de Territorios y Paisajes Inclusivos y Sostenibles

Innovación rural

 

Apoyamos inversiones que fomenten la contribución de los productores rurales, desde sus propias necesidades, al desarrollo de agendas de innovación e intervenciones sectoriales para mejorar la competitividad de las cadenas productivas.

Marco conceptual

Ante los grandes desafíos globales a los que se enfrentan las comunidades rurales relacionados con sus medios de subsitencia y seguridad alimentaria, el deterioro de los recursos naturales, los impactos del cambio climático y los precios volátiles de los alimentos, la innovación se ha convertido, durante la última década, en un factor clave para favorecer un desarrollo sostenible y mejorar la competitividad. El papel impulsor de la innovación y su potencial para ser transformado en ventaja competitiva y sostenible de las comunidades rurales es uno de los rasgos principales del desarrollo rural con enfoque territorial.

Diversas experiencias han demostrado que, aparte de una fuerte capacidad de investigación y desarrollo (I+D), la habilidad para innovar está generalmente relacionada con la acción colectiva, las redes, la coordinación, el intercambio de información, la cooperación entre actores. La innovación ha dejado de ser un aspecto técnico y se ha convertido en un proceso relacional (Arboníes, 2006), que incluye aspectos sociales e institucionales. Y son los agentes o gestores de la innovación (“innovation brokers”) los que cumplen una función articuladora e integradora entre los distintos actores sociales del territorio, orientada a incorporar y transmitir el conocimiento tecnológico. Estos agentes intermedios, protagonistas de la innovación, comprenden un marco amplio de personas y organizaciones, públicos y privados, entre los que se incluyen los productores, las empresas, la administración, la Universidad, los Centros de investigación y la sociedad en su conjunto.

El entramado de relaciones entre habitantes, y actores públicos y sociales de un territorio; la manera en la cual interactúan y están comunicados y conectados; y el conocimiento que se deriva de esas interacciones, se conoce como el capital relacional de ese territorio. Su base es la articulación interna a través de redes con un principio de responsabilidad y respeto al medio ambiente, y un sólido compromiso con el progreso de sus habitantes. El capital relacional permite sustituir una lógica de competencia (por los recursos, por los fondos, por el uso del territorio, etc) por una lógica de sinergias y oportunidades, que redunda en un aumento de la capacidad de aprender y crecer de ese territorio, a partir de esa “inteligencia colectiva” que genera la lógica del trabajo en red.

La singularidad y la vocación productiva de cada territorio, su ecosistema y agrodiversidad particular son claves a la hora de elaborar una agenda de innovación. Hay un consenso en la región latinoamericana en avanzar en los procesos de descentralización y en hacer escalables y adaptables, en función de las condiciones y especifidades de cada territorio y de sus actores, los programas e iniciativas a nivel nacional en materia de innovación. Para esto es fundamental crear las condiciones necesarias para la innovación a nivel local.

Las políticas y estrategias de desarrollo rural con enfoque territorial (Ver Desarrollo Rural Territorial) deben considerar el marco normativo e instrumental en el que se desenvuelve la agenda nacional de innovación en todos los sectores; mapear las iniciativas que se articulan a través de este marco y tenerlas presente cuando se elaboren los Planes de Desarrollo Rural de mediano y largo plazo (ya sea a nivel nacional, regional y local), y los correspondientes planes operativos anuales. De la misma manera, los sistemas nacionales de innovación, que se gestionan e instrumentan a nivel nacional y se aplican localmente, deben ser complementarios a las iniciativas de innovación que nacen de la planificación territorial e incorporar entre sus metodologías, cuando sea relevante, la participación de las comunidades y organizaciones de base. En este entramado, la estructura de los sistemas públicos de innovación e investigación se deben adaptar para permitir un diálogo más abierto, profundo y multifacético con otros actores claves identificados en el análisis del sistema de innovación..

En el ámbito rural, la innovación unida a un sistema eficiente de gestión del conocimiento puede cumplir funciones tales como: (a) servir de espacio para la experimentación de nuevas prácticas; (b) ser un escenario de capacitación; (c) facilitar la articulación con socios clave; y (d) ser un mecanismo para atraer oportunidades” (CEPAL-FAO-IICA, 2013). El sector primario (agrícola, ganadero, pesquero y forestal) encierra un enorme potencial de innovación para el territorio, y en algunos países está pasando de ser un mero sector productivo a un área de verdadera innovación estratégica. Aspectos como la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y el respeto medioambiental en los sistemas agropecuaria, la trazabilidad, la logística, los nuevos modos de consumo, o la producción de biocombustibles, son, en estos momentos, objeto de investigación y de especialización en muchos territorios con una fuerte componente agrario.

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