Herramientas
Los enfoques integrados de desarrollo se implementan mediante un modelo de planeamiento que trata de: (i) analizar la situación actual y la evolución reciente de los territorios desde la perspectiva de su competitividad económica, cohesión social, sostenibilidad ambiental y grado de gobernanza participativa; (ii) proponer estrategias de acción en los planes de desarrollo, y proyectos de inversiones que las concreten; iv) monitorear y evaluar estas inversiones y asegurar que son sostenibles desde un punto de vista económico, social, ambiental e institucional.
El contenido de cada uno de los componentes de los planes de un gobierno (ya sea a nivel municipal, departamental o nacional) y su plan operativo de acciones concretas o inversiones debe ser el resultado de procesos participativos, y deben fortalecer la capacidad de autogestión de las comunidades.
Los siguientes instrumentos se suelen aplicar para verificar si las inversiones concretas son sostenibles desde el punto de vista económico, medioambiental y social:
• La Evaluación económica. La sostenibilidad económica de las inversiones en el territorio se refiere a la capacidad de continuar generando beneficios en el tiempo, incluyendo la disponibilidad continua de los recursos empleados. La metodología RuralInvest desarrollada por la FAO presenta una metodología para la preparación y evaluación de inversiones.
• La Evaluación social. La sostenibilidad social requiere el cumplimiento con los estándares internacionales de salvaguarda de los derechos humanos, promuevan la inclusión social y la igualdad de oportunidades, y permitan a los gobiernos locales el cumplimiento de sus obligaciones de proteger los derechos de los pueblos indígenas. La herramienta de la FAO Análisis social de proyectos de inversión rural y agraria cuenta con una serie de matrices e instrumentos para el seguimiento de los aspectos sociales en el territorio.
• La Evaluación de impacto ambiental. Es una herramienta que asegura que los recursos invertidos den al proyecto de inversión la sostenibilidad a largo plazo que necesita. Al generar marcos de protección sobre los recursos naturales, los hábitats y la biodiversidad, permite establecer con claridad disposiciones para la mitigación de riesgos y efectos adversos sobre el medio ambiente que se deriven de los proyectos de inversión en el territorio.