Entre los principales riesgos climáticos señalados figuran la inseguridad alimentaria y la pérdida de biodiversidad, presentes en el 88 % de los planes nacionales de acción por el clima
El cambio climático repercute negativamente en el rendimiento de los cultivos y la seguridad alimentaria, dado que aumenta la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos perjudiciales para los cultivos y altera los modelos climáticos que afectan a las temporadas de crecimiento y la disponibilidad de agua.
©FAO/Daniel Hayduk
Bakú (Azerbaiyán). Según un nuevo análisis de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), casi todos los países establecen en sus contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN) que los sistemas agroalimentarios constituyen una prioridad en el empeño de adaptarse al cambio climático (94 %) y mitigar sus efectos (91 %). Eso pone de relieve el enorme potencial de los sistemas agroalimentarios como parte de las soluciones climáticas, en especial ahora que los países se preparan para presentar su tercera ronda de CDN en 2025.
Las CDN son planes nacionales de acción por el clima y el principal instrumento para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. En la publicación Agrifood Systems in Nationally Determined Contributions: Global Analysis (Los sistemas agroalimentarios en las contribuciones determinadas a nivel nacional: análisis mundial) se transmite un mensaje urgente a los responsables de las políticas: si queremos abordar la crisis climática y alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, las soluciones agroalimentarias deben situarse en primer plano.
A este respecto, este análisis mundial aporta datos valiosos para ayudar a los países a mejorar sus planes en este ámbito, en particular abordando las deficiencias en cuanto a la adaptación al cambio climático, la mitigación de sus efectos y la financiación para el clima en el contexto de los sistemas agroalimentarios. Asimismo, ofrece una visión general de los principales riesgos climáticos y los puntos críticos en relación con los gases de efecto invernadero en este contexto y sintetiza las estrategias fundamentales de adaptación y mitigación.
Principales conclusiones y deficiencias
Según se desprende del estudio, la inseguridad alimentaria y la pérdida de biodiversidad son los riesgos climáticos que se señalan con mayor frecuencia, ya que se han incluido en un 88 % de las CDN. Estos riesgos que amenazan con socavar los avances en materia de desarrollo sostenible logrados con tantos esfuerzos adquieren especial gravedad en el África subsahariana, donde el hambre y la pobreza van en aumento como consecuencia del cambio climático.
Aproximadamente dos tercios de todos los países mencionan en sus CDN los efectos climáticos en sus sistemas basados en cultivos y los riesgos que representan, mientras que alrededor de la mitad incluyen los efectos en el ganado, los bosques, la pesca costera y oceánica y los sistemas de acuicultura. Los países menos adelantados y los países de ingresos bajos mencionan los riesgos relacionados con el clima en una mayor proporción que la media mundial, en especial los riesgos para los sistemas agroalimentarios y la seguridad alimentaria, así como su incidencia en los medios de vida, la pobreza y la desigualdad.
El análisis revela asimismo que las desigualdades en los sistemas agroalimentarios siguen constituyendo un obstáculo importante en las CDN. Se reconoce cada vez más que abordar la pobreza y la desigualdad es esencial para la adaptación y para una transición justa, pero solo una parte de las CDN se orienta hacia las vulnerabilidades, los riesgos y las capacidades específicos de los distintos segmentos de la población agroalimentaria. Si no se presta más atención a estas brechas socioeconómicas, en los sistemas agroalimentarios se corre el riesgo de dejar a los grupos afectados por una mayor marginación aún más expuestos a las repercusiones del cambio climático.
Análogamente, son considerables las deficiencias relativas a la mitigación en los sistemas agroalimentarios. Si bien la agricultura y los sistemas alimentarios son una importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero, las actuales CDN solo abordan alrededor del 40 % de estas emisiones. Por consiguiente, hay margen para redoblar las ambiciones en las CDN y las medidas futuras. Se desatienden en particular las emisiones procedentes del ganado, ya que un 66 % queda sin abordar, y más aún las emisiones derivadas de las fases anteriores y posteriores a la producción, con una deficiencia del 82 %. Si no se subsanan estas deficiencias, será prácticamente imposible alcanzar el objetivo de contención del aumento de la temperatura media mundial. Aun si se eliminaran las emisiones de combustibles fósiles, si no se abordan las emisiones agroalimentarias resultará casi imposible limitar el calentamiento a 1,5 °C e incluso no superar los 2 °C representará un enorme desafío.
Los esfuerzos de planificación de la adaptación también son insuficientes. Si bien las medidas de adaptación agroalimentarias incluidas en las CDN son relativamente exhaustivas, su eficacia es dudosa debido a la falta de claridad con respecto a su viabilidad y su solidez. Sin una planificación y una inversión coordinadas y eficaces, los esfuerzos de adaptación difícilmente podrán seguir el ritmo de los riesgos climáticos cada vez mayores.
Los costos del cambio climático en los sistemas agroalimentarios y las necesidades de financiación para el clima
El estudio revela que los decenios de relativa inacción en los sistemas agroalimentarios también llevan aparejado un enorme costo financiero. La agricultura es la más afectada por los desastres relacionados con el clima, con pérdidas de cientos de miles de millones de dólares al año, que equivalen al 5 % del PIB agrícola mundial, en los últimos 30 años. Entre 2007 y 2022, la agricultura padeció el 23 % de las pérdidas relacionadas con desastres, de las cuales más del 65 % correspondió a sequías.
La magnitud del déficit de financiación climática pone aún más de manifiesto los desafíos futuros. La transformación de los sistemas agroalimentarios para soportar las presiones climáticas requerirá 1,15 billones de USD al año hasta 2030, pero la actual financiación se sitúa, por término medio, en solo 28 500 millones de USD al año. Para subsanar este déficit, sería necesario un enorme aumento —equivalente a 40 veces más— de las inversiones anuales en los sistemas agroalimentarios hasta 2030, según un estudio citado en el Global Analysis.
Si bien los países reconocen la necesidad de incrementar la financiación de los sistemas agroalimentarios, las estimaciones actuales de las CDN solo cubren una sexta parte de la financiación necesaria, con lo que podría perderse una oportunidad decisiva de movilizar recursos para los países en desarrollo y ejecutar planes de inversión factibles. El aspecto positivo es que, como el plazo para la presentación de las CDN actualizadas se cumple a principios de 2025, los países disponen aún de una pequeña oportunidad para aumentar sus ambiciones a este respecto.
Oportunidades agroalimentarias: perspectivas futuras
En el reciente balance mundial quedó claro que, pese a las actuales promesas de las CDN, el mundo está aún muy lejos de alcanzar los objetivos climáticos del Acuerdo de París. Los sistemas agroalimentarios son esenciales para la seguridad alimentaria, los medios de vida y las economías, pero siguen siendo especialmente vulnerables al cambio climático.
A pesar de los desafíos, los sistemas agroalimentarios ofrecen un gran potencial, lo que queda reflejado en las actuales CDN de casi todos los países, como muestra el estudio.
Cuando se elaboran cuidadosamente, las medidas climáticas relacionadas con los sistemas agroalimentarios generan una onda expansiva que proporciona beneficios secundarios para todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), por ejemplo, liberar a las personas de la pobreza (ODS 1), poner fin al hambre (ODS 2) y salvaguardar la biodiversidad (ODS 15). En un tercio de las CDN las soluciones agroalimentarias ya se vinculan explícitamente con objetivos de desarrollo más amplios: si se armonizan las prioridades agroalimentarias incluidas en las CDN con otros planes relacionados con el clima y la biodiversidad, los acuerdos multilaterales sobre medio ambiente, las vías para la transformación de los sistemas alimentarios y otras vías hacia el desarrollo similares, surgirán oportunidades únicas para un cambio transformador.
Unos planes ambiciosos basados en datos y una financiación adecuada son esenciales para aprovechar las posibilidades de los sistemas agroalimentarios. Como se expone en el estudio, los países deben subsanar las deficiencias —en cuanto a emisiones, equidad y financiación— no solo para proteger estos sistemas, sino también para que alcancen todo su potencial como piedra angular de la resiliencia climática, la mitigación y el desarrollo sostenible.
Agrifood Systems in Nationally Determined Contributions: Global Analysis (en inglés únicamente)
Publicaciones de la FAO relacionadas con la COP 2024
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