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Clubes Dimitra de la FAO, 10 años empoderando a la población rural para impulsar el desarrollo


Cuatro ejemplos del éxito de los clubes Dimitra en el África subsahariana.

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En el África subsahariana, 3 400 clubes Dimitra han dado a 102 000 personas de zonas rurales un espacio para debatir soluciones a los problemas de sus comunidades. ©FAO/Christiane Monsieur

29/07/2019

Desde hace 10 años, los clubes Dimitra empoderan a la población rural en el África subsahariana para defender e impulsar el desarrollo dentro de sus propias comunidades.  Con 3 400 clubes y 102 000 miembros, los Clubes Dimitra están teniendo un impacto positivo en unos 2 millones de habitantes de las zonas rurales.

Los Clubes Dimitra son grupos voluntarios e informales para mujeres, hombres y jóvenes que discuten sus problemas comunes y determinan formas de abordarlos actuando juntos y utilizando los recursos locales. La agricultura es un tema habitual, pero no el único; entre otros se incluyen el cambio climático, educación, sanidad, infraestructuras, nutrición, la paz y la condición de la mujer. Aunque la FAO facilita su creación y les proporciona formación y orientación, los clubes por sí mismos son autogestionados.

Los clubes Dimitra son un espacio para debatir y tomar medidas en relación a las normas sociales de la comunidad y las conductas que afectan a las mujeres, permitiendo su liderazgo y promoviendo el compromiso de los hombres. Casi todos los clubes tienen una radio que funciona con energía solar. Al fomentar las asociaciones con las emisoras radiofónicas locales, los clubes Dimitra aprenden unos de otros, informan de sus iniciativas y fomentan el diálogo en el conjunto de la comunidad y fuera de ella.

Presentamos cuatro ejemplos del éxito de los clubes Dimitra en los últimos 10 años:

1. Combatir la malnutrición desafiando los tabúes alimentarios

En varias zonas de la provincia de Tshopo, en la República Democrática del Congo, las mujeres rurales padecían más de 30 restricciones alimentarias que les impedían acceder a muchas fuentes importantes de proteínas. Se les decía a las mujeres que comer alimentos prohibidos –como ciertas variedades de pescado o huevos– les provocaría diversas enfermedades. Las prohibiciones se establecieron hace varias generaciones, y nunca habían sido cuestionadas, hasta que intervino el club Dimitra local.

En agosto de 2014, el club pidió a la estación de radio local invitar a un experto en nutrición al estudio. “Cualquier alimento que pueda ser consumido por un hombre también puede ser consumido por una mujer”, declaró el nutricionista. Los responsables de varios clubes Dimitra retomaron este mensaje en sus iniciativas con las autoridades tradicionales. Como resultado, en junio de 2017 habían eliminado más de 20 restricciones alimentarias. Los clubes Dimitra siguen trabajando para eliminar los tabúes restantes.

Izqda: Se alienta a los clubes Dimitra a asociarse con estaciones de radio locales para aprender unos de otros, transmitir sus iniciativas y fomentar el diálogo en el conjunto de la comunidad. ©FAO/Gustave Ntaraka. Dcha: A partir de una propuesta del club Dimitra local, los miembros de la aldea de Kourki en Níger trabajan para detener la degradación del suelo. ©FAO/ SadouDoumi.

2. Solucionar conflictos de larga duración

Durante casi 20 años, las tensiones habían sido muy acentuadas en la aldea de Debenso Bambara, en Malí. Cuando el jefe de la aldea murió en el año 2000, la tradición dictaba que su hijo asumiera el cargo, pero al principio éste se negó. Varios años más tarde, cambió de opinión y destituyó a su sustituto, provocando una división tan grave en la aldea que se había obstaculizado la labor de desarrollo a nivel local.

En 2018, la FAO apoyó a la ONG AMAPROS en el lanzamiento de los clubes Dimitra en la zona. Desde la primera reunión, los socios del club dieron prioridad a este conflicto local como el asunto más urgente a tratar. Durante varios meses, los cinco clubes de la aldea discutieron sobre posibles soluciones consensuadas, para llegar finalmente a un acuerdo. Todas las partes acordaron nombrar al hijo del ex jefe como líder de la aldea. Este último reconoció que su comportamiento había sido la causa de las tensiones y pidió ser perdonado. Los clubes dieron oportunidad a todos los residentes de la aldea para restablecer sus vínculos, hablar entre ellos y finalmente encontrar una solución a este largo conflicto.

3. Movilizarse para hacer frente a los desafíos ambientales

La aldea de Kourki, en el Níger, está situada en el corazón del Sahel, donde la erosión del suelo y un clima hostil hacen ya de por sí difícil la agricultura y amenazan la seguridad alimentaria a largo plazo de la aldea.

Tras discutir las posibles soluciones, el club Dimitra local elaboró una propuesta para crear un fondo para la reparación del dique de la aldea. Dado que el agua es un recurso escaso y precioso, todas las familias acordaron reunir dinero para comprar el cemento necesario. Toda la comunidad colaboró en las reparaciones, completando el proyecto a tiempo para la siguiente temporada de siembra, con el apoyo del servicio municipal de ingeniería rural.

Además, para retener el agua, los aldeanos excavaron medias lunas en las laderas de sus campos, que rellenaron con abono para añadir valiosos nutrientes. Esto ayudó en gran medida a que mujeres y hombres aumentasen notablemente su producción de mijo.

Los clubes Dimitra se han consolidado como una de las mejores prácticas de la FAO para la movilización comunitaria, la igualdad de género y el empoderamiento. ©FAO/Christiane Monsieur.

4. Establecer una cooperativa de crédito para evitar el endeudamiento

Antes de la creación del club Dimitra en el territorio de Isangi, en la República Democrática del Congo, la única forma de adquirir productos era a través de un “Bosasele”, un crédito ofrecido por viajantes de comercio con un tipo de interés elevado. Algunas familias se habían visto obligadas a vender toda su producción agrícola para devolver su préstamo, mientras que otras tuvieron que endeudarse aún más por la misma razón.

Las mujeres del club Dimitra local decidieron crear un fondo mutuo, en el que cada miembro aportaba 500 francos congoleños (0,50 USD). Cada mes, después de discutir las necesidades de sus miembros, utilizan el dinero para pagar deudas o comprar nuevos bienes sin recurrir al “Bosasele”. Menos de un año después, el moderador del club Dimitra se dio cuenta de que podía ampliar sus servicios y se lanzó la Cooperativa de Ahorro y Crédito de Yanonge, con el fin de conceder préstamos a cualquiera que lo deseara.

Como resultado de estos y tantos otros éxitos, los clubes Dimitra se han consolidado como una de las buenas prácticas de la FAO para la movilización comunitaria, la acción colectiva, el empoderamiento y la igualdad de género. Los clubes crean un espacio para que todos se conviertan en agentes de cambio y por lo tanto, son ya una herramienta clave para trabajar hacia el #HambreCero y lograr la Agenda 2030.

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