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Pescadoras en plena faena


Las mujeres de Omán, Nigeria y Guyana impulsan el sector pesquero y acuícola

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Más de 50 millones de mujeres se dedican a la pesca y la acuicultura en el mundo y hacen una contribución significativa a los ingresos de los hogares y a la economía. © FAO/Fahad Al-Dhuhli

08/03/2022

Durante generaciones, el sector de la pesca y la acuicultura se ha considerado erróneamente un mundo de hombres. Pero las mujeres siempre han estado ahí, y ahora se observa un fuerte incremento del número de mujeres que inician sus propios negocios en todos los ámbitos del sector.

En la actualidad, más de 50 millones de mujeres participan en el sector pesquero y acuícola en el mundo y su contribución a los ingresos de los hogares y las comunidades no puede pasarse por alto.

Tomemos el ejemplo de Muzna Saif Rashid Al Hatmi, de la Sultanía de Omán.  Siempre soñó con montar su propio negocio. Tras licenciarse en Ciencias de la Alimentación y Nutrición Humana, esta joven líder de 29 años continuó su formación en el Centro de Innovación Industrial —que gestiona el gobierno para apoyar a los jóvenes empresarios en diversos sectores—, antes de crear su propia empresa de elaboración de pescado.

“Creo que todos podemos hacerlo, pero tenemos que convencernos a nosotros mismos de que somos capaces”, afirma Muzna.

Muzna emplea ahora a cuatro mujeres y vende sus productos —como pasta o cubitos de pescado y pescado en polvo a base de sardinas, gambas y anchoas—, en Omán y en el extranjero.

“Hace tres años lanzamos nuestra pequeña empresa pesquera”, explica Muzna. “Nos dedicamos a la comercialización y a ganarnos la confianza de los clientes aquí en Omán. También estamos intentando vender los productos a través de Internet en los países del Golfo, Oriente Medio y Asia oriental”.

Muzna se beneficia del proyecto de la FAO de desarrollo de la capacidad de las asociaciones de mujeres costeras, que apoya y refuerza el papel de estas en el sector de la transformación de la pesca a pequeña escala en el país. Adquirió conocimientos administrativos y de planificación estratégica, lo que la ayudó a elaborar un plan de negocios concreto para su empresa.

La Sultanía es uno de los mayores productores de pescado de la región del Golfo. La producción de la pesca de captura ascendió a 580 000 toneladas en 2019 y el consumo nacional de productos marinos está muy por encima de la media mundial. A pesar de los trastornos causados por la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) y las repercusiones del ciclón Shaheen en octubre de 2021, Muzna confía en el futuro y afirma que las mujeres que trabajan en la pesca y en las zonas costeras pueden contribuir más si tienen acceso a formación y oportunidades adecuadas.

“Tienen que confiar en sí mismas y en lo que han conseguido, ya sea por sus conocimientos o por sus propias habilidades”, dice.

La iniciativa FISH4ACP promueve el desarrollo sostenible de la pesca y la acuicultura, creando puestos de trabajo y oportunidades de negocio para las mujeres y los jóvenes en particular. Izquierda/Arriba: © Agbato Olubunmi Derecha/Abajo: © Subrina Singh

Producción pesquera en Nigeria

Cuando Agbato Olubunmi puso en marcha su propia empresa de producción y elaboración de pescado en Nigeria en 2017, tanto hombres como mujeres se preguntaban si estaría capacitada para la tarea. Ella persistió y ahora su empresa prospera en un país considerado el mayor productor mundial de bagre africano.

Tras graduarse con dos títulos en gestión pesquera y acuícola, Agbato juntó sus ahorros con préstamos de amigos que creyeron en su sueño y compró una parcela de tierra que, según dice, le hizo ganarse mayor respeto entre la comunidad.

“Antes de conseguir mis tierras, había reticencias a la hora de vender a una mujer”, recuerda.

Empezó con un estanque y un horno. Ahora emplea a un equipo de 13 personas —11 mujeres y dos hombres— y se abastece de pescado que obtiene en ocho estanques. 

“Mientras la población siga aumentando, habrá muchas oportunidades para muchas personas en la cadena de valor”, afirma Agbato. 

Su empresa produce y envasa una variedad de artículos, como bagre ahumado, condimento para pescado, aceite y polvo de pescado, para los florecientes mercados nacionales y de exportación de los países africanos vecinos, así como de los Estados Unidos de América, Europa y Oriente Medio.

La FAO colabora con productores como Agbato a través de FISH4ACP, una iniciativa mundial de la Organización de Estados de África, el Caribe y el Pacífico con financiación de la Unión Europea y el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania cuyo objetivo es promover el desarrollo sostenible de la pesca y la acuicultura y crear puestos de trabajo y oportunidades empresariales, en particular para las mujeres y los jóvenes.

La producción acuícola de Nigeria ha pasado de 22 000 toneladas en 1999 a más de 300 000 en 2017. Dado que el sector del bagre genera 1 millón de puestos de trabajo directos o indirectos allí, Agbato cree que hay mucho potencial para un mayor desarrollo.

Más allá de su propio negocio, forma a otras mujeres sobre cómo establecer sus propias empresas emergentes en el sector de la transformación del pescado y aspira a lo que llama una “ventanilla única” para ellas.

“Hablo de tener una comunidad de elaboración de pescado, en la que todas las mujeres que se dediquen a la piscicultura o la elaboración puedan venir con sus productos y venderlos en un mercado ya establecido”, dice.

Las mujeres han desempeñado un papel vital en la pesca y la acuicultura durante siglos, pero ahora están haciendo avances cada vez mayores en la creación de sus propios negocios o el desempeño de puestos de gestión. © FAO/Fahad Al Dhuhli

Control de calidad en Guyana

Al otro lado del Atlántico, Subrina Singh trabaja como directora de calidad en la mayor empresa de elaboración de pescado y camarones de Guyana.

Esta mujer de 33 años fue contratada por su empresa tras licenciarse en la Universidad de Guyana. Se incorporó a la compañía hace 13 años, ocupando varios puestos antes de ser ascendida a su actual trabajo de dirección.

Subrina dice que le gusta interactuar con otros empleados y formarlos en el sistema de gestión de la seguridad de su empresa, que ella ayudó a desarrollar. 

“Mi responsabilidad consiste en supervisar la calidad y la seguridad general de los productos de la empresa para garantizar que cumplan todos los requisitos de los clientes y todas las leyes, requisitos y reglamentos”, explica.

Subrina dice que es habitual que las empresas empleen a mujeres en el área de control de calidad, aunque reconoce que en los buques pesqueros se sigue empleando principalmente a hombres.

Trabajar bajo la iniciativa FISH4ACP es importante para garantizar la sostenibilidad a largo plazo del sector pesquero, ya que, según Subrina, los pescadores y los procesadores de pescado de Guyana se enfrentan a las repercusiones del cambio climático. Hay indicios de que el cambio climático ha reducido el número de capturas, sobre todo del camarón siete barbas, y ha contribuido al aumento de las algas sargazo en las aguas de la costa, afirma.

“Como mujer, las posibilidades son infinitas cuando se forma parte de un sector dinámico como el de la pesca”, afirma. 

Las mujeres han desempeñado un papel vital en la pesca y la acuicultura durante siglos, pero ahora están haciendo avances y aprovechando las oportunidades para iniciar sus propios negocios o desempeñar puestos de gestión. La FAO apoya sus esfuerzos por aumentar su visibilidad y su contribución a este sector de gran importancia a nivel mundial.

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