Pesca artesanal sostenible

A día de hoy, 120,4 millones de personas están empleadas en cadenas de valor de la pesca de captura o practican la pesca de subsistencia, y un porcentaje considerable de estas personas, el 93,9%, trabaja en la pesca artesanal.

Apoyar a los pescadores artesanales, los trabajadores de la pesca y sus comunidades.

Los desafíos a los que se enfrenta el sector son la disminución de las poblaciones de peces; la competencia de otros sectores (p. ej., la industria y el turismo); una representación débil y la imposibilidad de expresar su opinión en la gestión de los recursos. Las nuevas circunstancias relacionadas con la COVID-19 han agravado esta situación. Sin embargo, el sector está reaccionando y han surgido prácticas prometedoras, lo que contribuye a aumentar la resiliencia.

Para apoyar a este sector, la FAO lideró la elaboración participativa de las Directrices voluntarias para lograr la sostenibilidad de la pesca en pequeña escala en el contexto de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza (Directrices PPE), que se fundamentan en un enfoque basado en los derechos humanos. Estas Directrices trascienden la ordenación pesquera y también tienen en cuenta el género, el desarrollo social, el empleo y el cambio climático. La FAO trabaja con todos sus asociados en su aplicación. Para saber más, haga clic aquí.

Principales mensajes de políticas

Las grandes flotas industriales acaparan los esfuerzos de ordenación pesquera y el interés político. Sin embargo, las políticas deberían desplazar el foco a las necesidades y los desafíos de la pesca en pequeña escala, que constituye una fuente esencial de empleo, medios de subsistencia, alimentos y nutrición para millones de familias y comunidades costeras.
Las Directrices PPE, adoptadas por Estados Miembros en 2014, representan el consenso global sobre los principios, las buenas prácticas y el asesoramiento adecuados para asegurar que la pesca en pequeña escala sea sostenible y beneficiosa para los pescadores artesanales, sus comunidades y la sociedad en conjunto. Los ministerios y los encargados de formular las políticas de los gobiernos están trabajando en la aplicación de estas directrices.
Las Directrices PPE sostienen la necesidad de colaboración entre organismos gubernamentales, organizaciones de pesca en pequeña escala, comunidades de pescadores y otras partes interesadas. En especial, se precisa una mejor colaboración entre ministerios y una mayor coherencia de las políticas, dado que la pesca en pequeña escala influye en el comercio, el medio ambiente, el turismo, el desarrollo socioeconómico y cuestiones de género. Esto es pertinente, sobre todo, en épocas de crisis. Los pescadores en pequeña escala, los trabajadores de la pesca y sus comunidades se enfrentan actualmente a la amenaza de la pandemia de la COVID-19, que afecta a toda la cadena de valor y a los medios de subsistencia que dependen de ella. Hoy más que nunca, los países deberían colaborar más entre ellos a fin de compartir prácticas y oportunidades prometedoras para un futuro próspero del sector.
Las políticas deberían procurar mejorar los datos, las definiciones y la información disponible acerca de la pesca en pequeña escala, sobre todo donde prevalezcan las capturas no declaradas y el comercio informal, a fin de cuantificar mejor la importancia, el valor monetario y la escala de este sector y perfeccionar el análisis de las cuestiones relacionadas.
Los Estados deben encarar los problemas de la pesca en pequeña escala para cumplir muchos aspectos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de aquí a 2030, sobre todo la meta 14.b (“facilitar el acceso de los pescadores artesanales a los recursos marinos y los mercados”) dentro del objetivo número 14, dedicado a la “vida bajo el agua”. Esto se ha hecho especialmente evidente durante la pandemia de la COVID-19, ya que esta ha afectado a los pescadores artesanales y los trabajadores de la pesca, así como a las comunidades y los medios de subsistencia que dependen de ellos. El sector ha demostrado su capacidad de reacción y han surgido prácticas y oportunidades prometedoras, lo que debería contribuir a aumentar la resiliencia del sector.
Las Directrices PPE reconocen el hecho de que la mejora de la gobernanza va de la mano de un entorno normativo más propicio. La FAO asegura este entorno mediante la inclusión de la pesca artesanal en los procesos de toma de decisiones por los siguientes medios: tendiendo puentes entre diferentes partes interesadas, estableciendo y ensanchando líneas abiertas de comunicación entre organizaciones pesqueras y formuladores de políticas nacionales y ofreciendo una plataforma a los pescadores y los trabajadores de la pesca. Además, estos esfuerzos se respaldan con un análisis exhaustivo de los datos y la información para garantizar que los conocimientos y la experiencia tradicionales se preserven y apliquen en el diseño de leyes y políticas nacionales.