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Uso de la tierra en la agricultura según las cifras
El artículo en que se basa esta nota puede encontrarse en el sitio web de la División de Estadística de la FAO.
La tierra —una noción que generalmente abarca el clima, la topografía, la vegetación, los suelos y otros recursos naturales— constituye la base de la agricultura y la interacción entre los componentes anteriores es fundamental para determinar la productividad y sostenibilidad de los ecosistemas agrícolas. En especial ante el cambio y la variabilidad del clima, determinar los usos correctos de la tierra en función de las condiciones biofísicas y socioeconómicas que se den en cada caso es esencial para minimizar la degradación de la tierra, rehabilitar las tierras degradadas, garantizar el uso sostenible de los recursos de la tierra y maximizar la resiliencia.
La tierra de cultivo es aquella que se utiliza para cultivar tanto cultivos temporales (anuales) como permanentes (perennes), y puede incluir zonas que se dejen en barbecho periódicamente o se utilicen temporalmente como pastizal. Las praderas y pastos permanentes son tierras que se utilizan para el pastoreo. Engloban tanto pastizales manejados como naturales, así como un elenco de tipos de cubierta vegetal que se usan en los terrenos de pasto, tales como las sabanas de gramíneas y boscosas.
La conversión de tierras de ecosistemas naturales en terrenos agrícolas ha sido históricamente la mayor causa de las emisiones de gases de efecto invernadero y está relacionada con la pérdida de biomasa y carbono en la biomasa por encima y por debajo del suelo. Hoy en día, la conversión de tierras en terrenos agrícolas sigue siendo uno de los principales factores de la pérdida de biodiversidad y degradación de la tierra. Es necesario disponer de planes y estrategias de uso y gestión eficientes de la tierra para maximizar la productividad de los cultivos al mismo tiempo que se minimiza el potencial impacto ambiental causado por la pérdida excesiva de hábitats y el uso excesivo de recursos naturales como los suelos y el agua.
Tendencias mundiales
La superficie de tierra destinada a la agricultura es de aproximadamente 5 000 megahectáreas (Mha) a nivel mundial o el 38 % de la superficie de tierra mundial. En torno a un tercio se utiliza como tierra de cultivo, mientras que los dos tercios restantes son praderas y pastizales para el pastoreo.
En lo que respecta a las tierras de cultivo, alrededor de un 10% de su superficie está destinada a cultivos permanentes, tales como árboles frutales, y plantaciones de palmas aceiteras y de cacao. Otro 21% de la superficie está provista para riego, que es una práctica importante de gestión de la tierra en la agricultura.
A medida que crece la población mundial, y habida cuenta de que el número de personas en el mundo se duplicó con creces entre 1961 y 2016, hay una mayor demanda de alimentos. Y la presión sobre la tierra, que es un recurso limitado, también ha aumentado. La superficie de tierras de cultivo per capita a nivel mundial disminuyó de forma constante en el período comprendido entre 1961 y 2016; pasando de unas 0,45 hectáreas per capita en 1961 a 0,21 hectáreas per capita en 2016 (Figura 1, abajo).
Figura 1. Tierras de cultivo per capita a nivel mundial, 1961-2016
Tendencias regionales
La distribución regional del uso de los terrenos agrícolas depende de una combinación de factores agroclimáticos, edáficos –del suelo– y motores socioeconómicos. En promedio durante el decenio de 2007 a 2016, Asia concentró la mayor proporción de terrenos agrícolas, al albergar 1,6 hectáreas globales (gha) o el 34 %, seguida de las Américas (1,2 hectáreas globales o 25 %) y África (1,1 hectáreas globales o 24 %), mientras que Europa y Oceanía supusieron cada una un 9-10 % del total.
En lo que respecta a la capacidad de irrigación, la región con la mayor superficie de tierra provista para riego en el último decenio fue Asia con diferencia, con 237 Mha o el 70 % del total mundial, seguida de las Américas (52 Mha o 16 %), Europa (26 Mha, 8 %), África (15 Mha, 5 %) y Oceanía (3 Mha, 1 %).
En cuanto a la proporción relativa de las tierras provistas para riego con respecto al total de tierras de cultivo, Asia también presentó las cifras más elevadas (40 %), seguida de las Américas (13 %), Europa (9 %), Oceanía (7 %) y África (6 %).
En lo tocante a la disponibilidad per capita, Asia registró la cifra más baja de tierras de cultivo per capita entre 2007 y 2016 (con 0,13 hectáreas per capita), seguida de África (0,22 hectáreas per capita), las Américas y Europa (0,40 hectáreas per capita) y Oceanía (1,21 hectáreas per capita).
Tendencias de los países
En promedio durante el pasado decenio, China fue el país con la mayor extensión de terrenos agrícolas (en torno a 500 Mha), seguida de los Estados Unidos de América, Australia (alrededor de 400 Mha para cada uno) y el Brasil (278 Mha). La India contó con la mayor superficie de tierras de cultivo (casi 170 Mha), seguida de los Estados Unidos de América (158 Mha), China y la Federación de Rusia (en torno a 120 Mha cada uno).
Los dos países con la mayor superficie de tierras de cultivo provistas para riego fueron la India y China, con alrededor de 68 Mha cada uno, seguidas de los Estados Unidos de América (27 Mha), el Pakistán (20 Mha) y la República Islámica del Irán (9 Mha).
Figura 2. Diez países con la mayor a) superficie de terrenos agrícolas y b) superficie de tierras de cultivo. Promedio de 2007-2016