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CHINA. Agricultor supervisando los cultivos de chile con una tableta.
©iStock.com/xijian

El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2022

Capítulo 1 LA AUTOMATIZACIÓN AGRÍCOLA: EN QUÉ CONSISTE Y POR QUÉ ES IMPORTANTE

MENSAJES PRINCIPALES
  • La automatización presenta muchas oportunidades para los productores agrícolas y los sistemas agroalimentarios en general, pero la desigualdad en el acceso y la adopción entre los países y dentro de ellos impide aprovechar todo su potencial.
  • En particular, la automatización de la agricultura puede permitir incrementar la productividad, aumentar la resiliencia, mejorar la calidad de los productos y la eficiencia en el uso de los recursos, reducir el trabajo pesado y la escasez de mano de obra, mejorar la sostenibilidad ambiental y facilitar la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos.
  • En la agricultura, la automatización puede contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, en particular el ODS 1 (Fin de la pobreza) y el ODS 2 (Hambre cero) y los objetivos relacionados con la sostenibilidad ambiental y el cambio climático, así como impulsar cambios más amplios en los sistemas agroalimentarios mediante la creación de nuevas oportunidades empresariales.
  • La automatización también puede crear desigualdades si queda fuera del alcance de algunos, especialmente de los productores agrícolas en pequeña escala o de sexo femenino. Si no se gestiona de manera adecuada, también puede tener consecuencias ambientales negativas contribuyendo, por ejemplo, al monocultivo.
  • Para aprovechar todo el potencial de la automatización de la agricultura, las tecnologías deben estar disponibles, ser inclusivas, ser accesibles para todos y adaptarse a las condiciones locales (es decir, deben ser neutrales en cuanto a la escala) y, asimismo, deben mejorar la sostenibilidad ambiental.
  • Un reto fundamental es conseguir que las tecnologías se adapten a los contextos locales y a los procesos de innovación locales que se promueven, así como crear capacidad entre los productores para adoptar y utilizar esas nuevas tecnologías.

El cambio tecnológico, impulsado y facilitado por los procesos de innovación, ha sido un motor clave de la transformación socioeconómica a lo largo de los tiempos y ha permitido aumentar la productividad y los ingresos, así como mejorar el bienestar humano. Esto se aplica tanto a los sistemas agroalimentarios como a otros sectores de la economía. Hoy en día, a fin de alimentar a una población mundial en constante crecimiento, debemos aumentar la producción de alimentos nutritivos y, al mismo tiempo, hacer frente a la limitada disponibilidad de tierras agrícolas, al uso insostenible de los recursos naturales, al incremento de las perturbaciones y tensiones y a las consecuencias de la aceleración del cambio climático. Por ello, los sistemas agroalimentarios deben superar el reto de aumentar la productividad de forma sostenible. Es cada vez más urgente poner en marcha nuevas soluciones tecnológicas que puedan aumentar la productividad y sostenibilidad en todos los sectores de la producción agrícola —cultivos y ganadería, pesca y acuicultura y actividad forestal— y elevar los niveles de productividad de los sistemas agroalimentarios más allá de la producción primaria.

A medida que el cambio tecnológico sigue transformando nuestras economías, los recientes avances en las tecnologías digitales, como ordenadores y teléfonos móviles más rápidos, sensores, aprendizaje automático e inteligencia artificial (IA), han dado lugar a la creación de equipo revolucionario, transformando el uso de la maquinaria en las tareas agrícolas. Como ocurre con otras tecnologías, y con las innovaciones en general, estas nuevas tecnologías pueden complementar las tecnologías antiguas o bien sustituirlas. A veces, las tecnologías y prácticas más antiguas pueden ser revitalizadas o bien adaptarse para nuevos usos. Ofrecen posibilidades de evitar no solo gran parte del trabajo físico de la producción agrícola, sino también el trabajo intelectual necesario para recopilar y analizar información y datos y tomar decisiones. Por lo tanto, pueden ayudar a poner en práctica la agricultura de precisión1, ya que mejoran la puntualidad de las actividades y permiten aplicar los insumos de manera más precisa y eficiente.

No es la primera vez en la historia de la humanidad que las consecuencias negativas del progreso tecnológico para los trabajadores causan temor. En la práctica, la idea generalizada de que la automatización conduce a la pérdida de puestos de trabajo y al aumento del desempleo no se ve confirmada por la realidad histórica. En el presente informe se sostiene que, por el contrario, la automatización (incluidas las tecnologías digitales) puede hacer la producción agrícola más resiliente a las perturbaciones y tensiones, como la sequía y la aceleración del cambio climático. La automatización de la agricultura puede aumentar la productividad, mejorar la calidad de los productos, incrementar la eficiencia en el uso de los recursos, aliviar la escasez de mano de obra y promover el empleo decente reduciendo el trabajo pesado, además de mejorar la sostenibilidad ambiental. Aunque debe reconocerse que la introducción de tecnologías de automatización, sobre todo si no se adaptan a un contexto local específico, puede provocar problemas socioeconómicos para algunos grupos, como efectos negativos en el mercado laboral, estos problemas pueden abordarse mediante políticas y legislación adecuadas, que se examinan en el informe. También plantean problemas los obstáculos que pueden impedir la aplicación de la automatización, en particular entre los pequeños productores pobres, creando así desigualdades en cuanto al acceso.

La automatización de la agricultura reviste gran importancia para varios ODS, en particular el ODS 1 (Fin de la pobreza) y el ODS 2 (Hambre cero). En la medida en que la agricultura de todo el mundo sea receptiva a la automatización, también puede impulsar el progreso hacia la consecución del ODS 9 (Industria, innovación e infraestructura), que exige apoyar y actualizar las capacidades tecnológicas, la investigación y la innovación, especialmente en los países de ingresos bajos. Asimismo, si se superan los obstáculos para la adopción, la automatización puede contribuir a reducir la brecha tecnológica y a promover el progreso hacia la consecución del ODS 5 (Igualdad de género), el ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico) y el ODS 10 (Reducción de las desigualdades). Gracias a su potencial para proporcionar condiciones de trabajo más seguras y alimentos más inocuos y de mayor calidad, puede contribuir al logro del ODS 3 (Salud y bienestar). Por último, la adopción satisfactoria de soluciones de automatización que mejoren la sostenibilidad ambiental puede contribuir al progreso hacia el ODS 6 (Agua limpia y saneamiento), el ODS 7 (Energía asequible y no contaminante), el ODS 12 (Producción y consumo responsables), el ODS 13 (Acción por el clima), el ODS 14 (Vida submarina) y el ODS 15 (Vida de ecosistemas terrestres).

En el presente informe se investiga de qué manera la automatización de la agricultura, así como de las primeras etapas de la cadena de suministro de alimentos, puede contribuir a la consecución de los ODS y tener repercusiones positivas. Se examina el estado de la adopción de la automatización agrícola, incluidas las tendencias de su implantación, los factores determinantes de estas tendencias y sus posibles repercusiones socioeconómicas. Se examinan una serie de opciones e intervenciones en materia de políticas y legislación que podrían maximizar los beneficios y reducir al mínimo los riesgos de las tecnologías de automatización. En el Capítulo 1 se define la automatización agrícola, se explica su importancia para el desarrollo sostenible y se exponen las oportunidades, dificultades y compensaciones que las nuevas tecnologías de automatización pueden crear o conformar. Una premisa fundamental del análisis que se presenta en este informe es que los avances en la automatización agrícola pueden ayudar a la humanidad a superar numerosas dificultades relacionadas con la necesidad de aumentar la producción de alimentos nutritivos de forma sostenible, pero que es probable que estos creen nuevas dificultades que habrán de gestionarse si se desea aprovechar al máximo el potencial que ofrece la automatización.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

El proceso de cambio tecnológico en la producción agrícola no es nuevo. La historia demuestra que la humanidad se ha esforzado constantemente por reducir el trabajo en la agricultura desarrollando herramientas ingeniosas y aprovechando el poder del fuego, el viento, el agua y los animales. Alrededor del año 4000 a. C., los agricultores de Mesopotamia utilizaban arados tirados por bueyes2, y los molinos de agua aparecieron en China alrededor del año 1000 a. C.3. El cambio tecnológico se ha acelerado durante los dos últimos siglos, impulsado por el descubrimiento de la energía de vapor (con la aparición de trilladoras y arados de vapor a mediados del siglo XIX), y se vio posteriormente reforzado por el surgimiento de tractores, cosechadoras y máquinas de elaboración que funcionan con combustible fósil, así como por las nuevas tecnologías de conservación de alimentos, entre otras4, 5. Estos cambios han permitido a las sociedades de todo el mundo reducir paulatinamente el trabajo pesado de la producción agrícola y liberar a los productores agrícolas de la gran fatiga física que entraña la agricultura. En consecuencia, la producción agrícola primaria requiere ahora menos mano de obra, se libera a trabajadores para el empleo en otros sectores, como la industria y los servicios, los niños tienen libertad para ir a la escuela y las mujeres pueden dedicarse a oportunidades de empleo no agrícola o a actividades domésticas. Esto ha ido acompañado de enormes avances en otras actividades o insumos agrícolas, como las semillas, los fertilizantes y el riego, avances que condujeron a la revolución verde y permitieron la expansión de la producción de alimentos, incluso con menores insumos de mano de obra y una expansión limitada de las tierras agrícolas6.

Este proceso de aumento de la productividad agrícola y de reasignación de la mano de obra a otros sectores distintos de la agricultura suele denominarse transformación agrícola. A medida que las economías se desarrollan, las tecnologías que ahorran mano de obra empujan a los trabajadores a abandonar las explotaciones agrícolas, mientras que las actividades rentables del sector no agrícola los atraen simultáneamente hacia la industria y los servicios7, 8, 9. La proporción de la población que trabaja en la agricultura disminuye, por lo tanto, a medida que avanza la transformación agrícola. Con anterioridad a la Revolución Industrial, la mayoría de la población mundial vivía en zonas rurales y sus medios de subsistencia dependían de la producción agrícola primaria. Este ya no es el caso en los países que han experimentado una profunda transformación agrícola. En los Estados Unidos de América, por ejemplo, solo el 1,4 % de la población activa estaba empleada en la agricultura en 202010. En otros países de ingresos altos, también hay una proporción muy pequeña de la población empleada directamente en las explotaciones agrícolas.

Este proceso de transformación agrícola no se produce de forma aislada, sino que implica la transformación de toda la economía. De hecho, el suministro de alimentos suficientes, inocuos y nutritivos para poblaciones cada vez más numerosas y urbanizadas requiere inversiones no solo en la producción agrícola sino también en el transporte, el almacenamiento y la elaboración de alimentos, así como en otros tipos de infraestructura física y del mercado. Se requiere acceso a carreteras y transporte a fin de que los productores agrícolas puedan abastecerse de insumos agrícolas adecuados, incluido capital físico y humano, y tengan acceso a mercados lucrativos para sus productos.

El proceso de automatización de la agricultura tiene lugar actualmente en el contexto de la evolución de los sistemas agroalimentarios. De hecho, la automatización de la agricultura tiene implicaciones para los sistemas agroalimentarios más allá de la agricultura primaria y se ve afectada también por la evolución más allá de la producción primaria. La automatización de la producción primaria puede ser un motor de transformación de los sistemas agroalimentarios, sobre todo si crea nuevas oportunidades empresariales en las fases tanto anteriores como posteriores a la producción. Del mismo modo, la automatización en los sectores anteriores y posteriores tiene implicaciones para la automatización de la producción primaria. Los efectos dependerán de la dinámica de los sistemas agroalimentarios, sus componentes y los vínculos bidireccionales entre ellos.

La asimilación de la tecnología también es un proceso gradual11 que requiere práctica, pruebas y adaptación en diversas realidades contextuales, y sus repercusiones tardan en manifestarse. Por ejemplo, aunque el auge de los tractores mecanizados produjo sin dudas muchos beneficios, también tuvo efectos ambientales negativos —en cuanto a la deforestación, la pérdida de biodiversidad y el uso excesivo de combustibles fósiles— que no resultaron evidentes hasta varias décadas más tarde12, 13. Puede aplicarse un razonamiento similar a las tecnologías adoptadas en la revolución verde; sin duda, permitieron mejorar de forma sustancial el rendimiento, pero los costos ambientales a largo plazo han sido muy elevados en algunos lugares13.

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