Genética animal

¿Por qué es importante la genética animal?

Las poblaciones de ganado proveen a las personas de una variedad de productos y servicios, entre los cuales carne, leche, huevos, fibras y tracción, en una amplia gama de ambientes. Esta diversidad de funciones sólo es posible gracias a la diversidad de su conformación genética.

La variación genética en el seno de las poblaciones ganaderas constituye también la materia prima tanto para la evolución por selección natural en respuesta a condiciones cambiantes como para los programas de mejora genética dirigidos por los humanos. Es fundamental tanto para los esfuerzos encaminados a incrementar la producción como para la adaptación de las poblaciones ganaderas a desafíos tales como el cambio climático, las enfermedades emergentes y las presiones sobre los recursos alimenticios y las fuentes de agua.

La genética animal es uno de los pilares para el desarrollo de la ganadería (junto con la sanidad y la nutrición animal y cuestiones de producción como los alojamientos). Es un campo amplio, que abarca desde la caracterización hasta la conservación y la mejora genética e implica acciones a nivel local, nacional, regional y mundial.

La caracterización consiste en la valoración de las poblaciones de ganado y sus entornos de producción para determinar su estado actual e identificar las fortalezas que se pueden mejorar y las debilidades que es necesario superar, por ejemplo a través de un programa de mejora genética. Puede también servir como fuente de información para las estrategias de conservación.

La conservación de los recursos zoogenéticos hace referencia a las medidas adoptadas para evitar la pérdida de diversidad genética en las poblaciones de ganado, incluyendo la protección de las razas frente a la extinción. Puede incluir tanto la conservación de las poblaciones vivas como la crioconservación (conservación mediante congelación a temperaturas extremadamente bajas) de material tal como semen o embriones.

La mejora genética (selección animal) se basa en el principio según el cual los productos (leche, carne, lana, etc…) y los servicios (p. ej. transporte, tracción o manifestaciones culturales) proporcionados por los animales dependen de los genes y de las influencias ambientales a las que están expuestos. La mejora puede ser alcanzada mediante la selección de los animales genéticamente superiores para que éstos sean los progenitores de la siguiente generación. “Genéticamente superior” significa “superior” en relación con un conjunto concreto de características, entre las cuales normalmente se incluye la productividad en las condiciones ambientales esperadas en el futuro, pero también se deben considerar parámetros tales como la fertilidad, la resistencia a enfermedades o la longevidad, que están relacionados con los costes de producción.

Desde mediados del siglo XX, los esfuerzos realizados en materia de mejora genética se han concentrado en un número muy reducido de razas a escala mundial, sin que por lo general se haya tenido debidamente en cuenta la manera en que los entornos de producción locales afectan a la capacidad de los animales para sobrevivir, producir y reproducirse.