FAO en Cuba

Agricultura de conservación: Esfuerzos en la construcción de una ruta

Foto: Anabel Díaz/Granma
19/10/2016

La ruta de la agricultura cubana hacia una propuesta que se avizora como el futuro de ese sector en el planeta, la Agricultura de Conservación, podría definir su plataforma de trabajo por estos días en La Habana, gracias a la Consulta de expertos internacionales sobre el tópico, con sede en el hotel Comodoro.

A propósito, el cronograma de trabajo de este martes comprendió ponencias y presentaciones plenarias, tomando como ejes tres subsectores claves de cara al desarrollo de esa modalidad de agricultura: las políticas y programas de apoyo institucional, ciencia e investigación, así como la práctica y apropiación.

Qué defiende esta práctica que se inscribe en el paradigma de la FAO de la Agricultura Climáticamente Inteligente y cómo podría impactar en nuestro escenario productivo, devienen interrogantes claves para comprender el alcance de las soluciones que la consulta internacional cuece —hasta el próximo viernes 21— en la capital cubana.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) —que ha hecho posible este encuentro, de conjunto con el Ministerio de la Agricultura de Cuba— el sistema de prácticas agrarias en cuestión abarca un conjunto de técnicas, dirigidas a «conservar, mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales mediante un manejo integrado del suelo, agua, agentes biológicos e insumos externos».

Asimismo, en su camino estratégico hacia la combinación de sostenibilidad y rentabilidad, pondera la aplicación de principios cardinales: la siembra directa que garantice una perturbación mínima o nula del suelo, la cobertura permanente de este último y la rotación de cultivos.

Según los expertos, resulta una metodología de gran repercusión, sobre todo en economías emergentes y en vías de desarrollo. Dentro de los beneficios que ofrece, destacan: resultados productivos comparables con los de la agricultura convencional (hecho que la valida como actividad rentable y atractiva para los agricultores), menor empleo de combustibles fósiles en las tareas agrícolas, reducción de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, mayor resiliencia y la obtención de alimentos de superior calidad nutricional.

La posición de la FAO, en este sentido, marca la pauta del acompañamiento a los gobiernos para poner en letra viva las mejores prácticas agrícolas que conduzcan a la productividad, el desarrollo sostenible y la resiliencia climática. De manera que la robusta alianza estratégica con las contrapartes nacionales aquí, ya exhibe ejemplos concretos de cómo se puede producir más, empleando menos recursos.

Para hoy se prevé una intensa agenda, cuyas sesiones acercarán el evento a su meta: un documento que siente bases sólidas para extender a nuestra geografía agrícola esta propuesta de manejo sostenible, la cual conjuga rentabilidad productiva con protección ambiental. (Sheyla Delgado G. di Silvestrelli. Tomado de Granma)