Instrumento de contribuciones voluntarias flexibles (FVC)

Los pequeños productores de América central sortean las dificultades gracias a la agroforestería climáticamente inteligente

Principales repercusiones

  • Se prestó apoyo a 460 familias en Guatemala y a 425 familias en Honduras.
  • Existen 57 nuevas hectáreas gestionadas mediante un enfoque agroforestal.
  • Se proporcionaron 25 depósitos de recogida de agua (de 8,5 m3 cada uno) y sistemas de riego.
  • Se proporcionaron 250 cocinas sin humo y de bajo consumo de leña.
  • Se impartió capacitación sobre agricultura sostenible, en particular gestión integrada de cultivos, fertilizantes orgánicos y protección de cuencas hidrográficas, entre otros ámbitos.

El Corredor Seco de América central —especialmente las zonas situadas en Guatemala, Honduras y El Salvador— está cada vez más expuesto a fenómenos meteorológicos extremos, que dañan los medios de vida y agravan la pobreza.

Las sequías prolongadas, exacerbadas por el fenómeno El Niño entre 2014 y 2016, provocaron que más de 3,5 millones de personas necesitaran ayuda humanitaria. Un estudio interinstitucional de las Naciones Unidas realizado en 2017 estableció un vínculo directo entre estas condiciones de sequía extrema y la migración irregular. Los miembros de la familia que se quedan se enfrentan a la carga de pagar las deudas de los que han emigrado, mientras que el 50 % de las familias entrevistadas padecía inseguridad alimentaria. La investigación destacó la necesidad de llevar a cabo programas a largo plazo para desalentar la emigración y reducir la repercusión en las familias que se quedan en el país.

Santos Roberto Lagos, que vive en el Corredor, se beneficia de un programa de este tipo orientado a ampliar la escala de las prácticas de gestión sostenible de los recursos naturales

Lagos (65) y su familia siempre han trabajado como agricultores en la comunidad de Yuculimay Arriba, en el sur de Honduras. Antes de que comenzaran a trabajar con la FAO, poseían una parcela de 2,8 hectáreas donde sembraban frijoles y maíz, así como un pequeño huerto para cultivar hierba de limón, áloe, mangos y limones. La venta de fruta proporcionaba la mayor parte de sus ingresos y ayudaba a complementar el maíz y los frijoles que cultivaban, que no bastaban para alimentar a la familia durante todo el año.

Las sequías afectaron gravemente a la producción y a su familia de nueve miembros; el suelo de su explotación se degradó y el bosque circundante era cada vez más escaso.

“Esta zona tiene numerosas cuencas hidrográficas naturales y no estábamos utilizando esos recursos de la mejor manera posible porque no teníamos un sistema adecuado de distribución de agua”, aclara Lagos. “Algunos lugares tenían más agua que otros; esto dio lugar a escasez y durante la estación seca solía haber sequía.”

Él y su familia recibieron capacitación en agricultura sostenible, especialmente en materia de gestión integrada de cultivos, mantenimiento de huertos, fertilizantes orgánicos, depósitos de recogida de aguas, sistemas de riego, gestión de sistemas agroforestales y protección de cuencas hidrográficas. El proyecto también proporcionó a Lagos y a su familia tres árboles frutales, semillas para el huerto y un pequeño sistema de riego (un depósito que almacena 8,5 m3 de agua.

“Desde que recibimos ayuda del proyecto aprendimos a utilizar un sistema de distribución de agua eficiente que nos ayuda a tener agua todo el año”, afirma Lagos. “También aprendimos a introducir cultivos variados durante el año, lo cual ha incrementado nuestra producción e ingresos”.

Su familia se ha convertido en líder de la comunidad con una parcela agroforestal de 4,9 hectáreas que combina árboles de mango y limoneros con cereales básicos. Han establecido pequeñas parcelas de hortalizas como la yuca, la calabaza, el boniato y los frijoles que riegan todas con agua del depósito.

En 2018, Lagos espera vender un millón de limones y duplicar sus cosechas anteriores, generando así un beneficio de unos 400 000 HNL (16 878 USD). Ahora toda la comunidad está copiando el modelo. Sus sistemas agroforestales mejoraron el uso del agua e incrementaron la producción para todos.

La familia Lagos es solo una de las casi 1 000 que se benefician del proyecto, cuyas actividades se está considerando ampliar en 2018 y así ayudar a un mayor número de pequeños agricultores en situación de dificultad a afrontar la sequía. Los anuncios de televisión y radio, así como las sesiones de capacitación organizadas con la Secretaría de Agricultura y Ganadería y el Instituto de Conservación Forestal, permitirán a otras personas conocer el potencial de la agroforestería climáticamente inteligente.

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