FAO en Guatemala

Por: José Antonio Hernández

La pandemia resulta un desafío mayor para los empresarios y emprendedores rurales que, en algunos casos, se han visto obligados a clausurar las operaciones y buscar otras fuentes de ingresos, abandonado temporal o definitivamente sus emprendimientos.

Sin embargo, dentro de esta adversidad, empresarias como Karina Brito, de 22 años, ha aprendido a identificar oportunidades de negocios en estos tiempos difíciles.

No ha sido fácil para ella y sus compañeros adaptarse. Después de ver evaluar su situación y ver que las medidas de la autoridades implicaban meses de inactividad, decidieron diversificar sus productos y así atraer nuevos clientes mientras las condiciones regresan a la normalidad.

La iniciativa original comenzó cuando Karin tuvo la oportunidad de participar en una capacitación sobre hortalizas, y posteriormente fue invitada por parte de FAO Guatemala a un proyecto enfocado en la conservación de bosques.

De aquí surgió la idea de iniciar una empresa dirigida al turismo ecológico y, con algunos ajustes, se concretó un proyecto llamado Avantichajil, que en español significa “sembradores de vida”.

Todo marchó según el plan establecido. “Teníamos la idea de abarcar gastronomía y productos maderables y comenzamos a recibir los talleres orientados a las reservas naturales por parte del INAB”, comenta Karina. Pero llegó la pandemia y todo se detuvo.

Para ella la conservación de bosques es mucho más que cuidar de los ecosistemas y generar ingresos, más bien, todo esto se concentra en una mística ancestral que resulta necesaria para mantener el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza.

Esta es una de las características principales que diferencia a este proyecto con otros.

Esta visión surgió del acercamiento que tuvo con sacerdotes mayas de la región.“Como ya quedan pocos sacerdotes era de aprovechar la oportunidad de aprender de ellos” nos cuenta Karina.

Según las enseñanzas ancestrales, la tala debe coincidir con el ciclo de las fases lunares, esto permite conservar un balance entre el ser humano y la naturaleza.

La llegada del coronavirus y las medidas de prevención obligaron a Karina y a su equipo a suspender las rutas que habían diseñado para realizar ecoturismo, así como la fabricación de muebles de maderas originarias, lo que representaba sus dos principales actividades.

Son la única empresa de la región que ha tenido dos iniciativas simultáneamente. Ahora han encontrado en el agro ecoturismo una nueva fuente de ingresos a la cual llamaron “Gastronomía Ixil”, que de momento está enfocada en la preparación de comida de todo tipo, pero se centrará en poco tiempo hacia los platillos originarios de la cultura Ixil.

El menú incluye carnitas, carne ahumada, panes y tostadas con pollo, plátanos, pan de banano, licuados, café de los productores, todo esto producido localmente.

Esta es una de las siete empresas que conforma MercaRed, un centro de negocios que surge durante la pandemia y que cuenta con un espacio físico y puntos de venta. Estas instalaciones son las que usa actualmente Avantichajil              .

“Si no hubiera tenido el apoyo de FAO no habría podido salir de donde estaba, ni tendría el conocimiento sobre el tratado de madera, el potencial de la región y de la tierra”, agrega.

El tiempo que antes destinaba al diseño de productos maderables y al trazado de rutas para turismo ahora lo utiliza para en la elaboración de platillos. Han encontrado en la gastronomía local una oportunidad para generar ingresos de recursos sostenibles durante la pandemia, suficiente para sostener sus proyectos hasta que todo vuelva a la normalidad.

Pero su visión no estaría completa sin un componente fundamental para ella: compartir el conocimiento. Actualmente, Karina también se dedica a capacitar a las comunidades sobre el uso responsable de los bosques para que no centren sus fuentes de ingresos únicamente en la venta de madera. “Les explicamos que también la conservación de los bosques puede ser una fuente de ingresos a través del ecoturismo”, añade.

“Si nos hubiéramos quedado enfocados en la iniciativa inicial no sé cómo estaríamos ahora. Hay que probar, dar un paso al frente e innovar y aprender cometiendo errores”, asegura Karina.