Program of Brazil-FAO International Cooperation

Mujeres de Latinoamérica compartieron experiencias acerca de sus roles en la cadena de valor algodonera

Limitado acceso a la tierra, a asistencia técnica, a crédito, menores ingresos y dificil acceso a cargos directivos son algunos de los retos que las mujeres algodoneras enfrentan para obtener la equidad en el sector.

Santiago de Chile, 15 de marzo de 2021 - Para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, el proyecto regional de cooperación sur-sur trilateral +Algodón realizó, el día 11 de marzo, el Simposio Virtual: Mujeres del algodón - la fuerza del rural latinoamericano. El evento evidenció los múltiples desafíos, pero también las fortalezas y oportunidades que se logran a partir del incremento de la participación de las mujeres en la cadena algodonera. Para lograr eso, son fundamentales las alianzas y la movilización de iniciativas para un desarrollo sostenible con enfoque de género. 

El proyecto +Algodón es llevado a cabo de forma conjunta por el Gobierno de Brasil, representado por la Agencia Brasileña de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores (ABC/MRE), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y siete países socios: Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Haití, Paraguay y Perú. 

En la inauguración, Cecilia Malaguti, coordinadora de cooperación sur-sur trilateral con organismos internacionales de ABC, afirmó que “la equidad entre mujeres y hombres es un objetivo buscado por el gobierno brasileño y que orienta nuestras acciones de cooperación”.  Acerca del algodón, dijo que el tema tiene gran destaque en el programa de cooperación sur-sur y, que “a partir de las técnicas compartidas para su cultivo y el trabajo junto a la cadena de valor, hemos apoyado el trabajo de un sinnúmero de mujeres latinoamericanas y sus familias”, resaltó Cecilia que, también, agregó que la Agencia trabaja en la planificación de sus actividades de cooperación desde la perspectiva de derecho de las mujeres. 

A su vez, Thaís Dumet Faria, oficial técnica en principios y derechos fundamentales en el trabajo para América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), dijo que, pese a los avances, todavía hay desafíos para la equidad de oportunidades. Según la oficial, la tasa de participación de las mujeres en espacios laborales en relación con los hombres es aún baja, de un 25.9% y que la brecha salarial entre hombres y mujeres es de aproximadamente un 70%. Asimismo, comentó acerca de la actual crisis generada por la pandemia y sus impactos en la salud, en la economía y en el mundo del trabajo: “las mujeres están entre la categoría de las más afectadas con la crisis. En 2020, la pérdida de empleos de las mujeres fue de 5% y de los hombres 3.9%. Como resultado, ellas ganaron menos, ahorraron menos y fueron las más propensas a la pobreza", explicó.    

Para la oficial senior del Programa de Campo de FAO en América Latina y el Caribe, Hivy Ortiz, “Lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible sin pensar en las mujeres es imposible”, resaltó. Hivy también hizo un relieve del trabajo desarrollado por el proyecto +Algodón y del desafío del proyecto de revalorizar los conocimientos de las mujeres en los territorios, del cuidado que ellas tienen con las semillas y en la siembra, la transferencia de saberes entre ellas y cómo se organizan. “Este fue el trabajo que ha logrado con que este proyecto haya tenido los resultados que vemos hasta ahora”, señaló. 

Cimentando sueños

En su exposición magistral, la primera dama de Paraguay, Silvana Abdo, habló sobre el rol transformador de las mujeres en el rural latinoamericano, destacando el papel que cumplen, especialmente en el contexto actual de la pandemia: " Fueron y son pieza clave en este complejo engranaje que no paró de funcionar en situaciones tan adversas". La primera dama presentó el proyecto ejecutado en el país desde el 2017 - Cimentando Sueños: apoyo a las mujeres artesanas paraguayas de la cadena de la moda textil y vestuario – que busca mejorar la calidad de vida de las artesanas por medio del rescate y valoración de las tradiciones textiles, patrimonio cultural intangible del país.  "La artesanía en Paraguay está integralmente relacionada al cultivo del algodón", señaló la primera dama. 

Desafíos de las mujeres algodoneras a nivel regional

Según Lorena Ruiz, economista del Comité Consultivo Internacional del Algodón (ICAC), 29 millones de productoras cultivan algodón a nivel mundial y 41% son mujeres agricultoras. La participación de las mujeres en la cadena en América Latina es de solo un 15%, donde la mayor participación femenina está Colombia y Paraguay, con alrededor de un 20% y la más baja en Brasil, con un 4%. “Sin embargo, el resultado de estos estudios ha concluido que las mujeres realizan gran parte del trabajo asociado a la producción del algodón”, subrayó. Lorena Ruiz también destacó la importancia de generar estudios y estadísticas sobre la participación de las mujeres en la cadena en la región para la identificación de los aspectos que han mejorado, los avances y los desafíos que siguen. La economista hizo hincapié en la contribución del proyecto +Algodón en la producción de información de la región por medio del estudio “Mujeres del Algodón”, publicado en 2015, y que es  único sobre la situación de las mujeres algodoneras latinoamericanas. 

América Latina y el Caribe cuentan con cerca de 60 millones de mujeres rurales, de las cuales 24 millones son indígenas, según informó Vanessa Sampaio, gerente de proyectos de ONU Mujeres Brasil. La gerente comentó algunas de las brechas de género enfrentadas por las mujeres rurales que, en general, trabajan más y ganan menos, es decir, una inequidad de salarios e ingresos; cuentan con peores condiciones de trabajo; y acceso limitado a la protección social. “Acceso limitado a crédito, insumos, semillas, asistencia técnica, capacitación; acceso limitado a conocimientos”, enumeró Vanessa. 

Para la oficial de género de FAO e América Latina y el Caribe, Claudia Brito, la pandemia ha recrudecido todas las brechas que ya enfrentan las mujeres de la región, como las dificultades de acceso a la tierra y al agua, a los recursos productivos y financieros, a tener espacios para decisión y liderazgo. Acerca de soluciones, Claudia señaló que “para la FAO es sumamente importante que pensemos que estas brechas estructurales requieren precisamente de un enfoque sistémico, de un esfuerzo de interseccionalidad y de articulación”, afirmó la oficial que, también agregó la necesidad de más y mejores estadísticas, mejores diagnósticos de la cadena de valor, sobre todo del algodón, mejor asistencia técnica y acceso a mercados para abrir oportunidades a las mujeres algodoneras de la región. 

Mujeres en la producción e industria algodonera

Geni Schenkel, presidenta del movimiento Agroligadas, iniciado en 2018 en Brasil, habló de la iniciativa que reúne cerca de 700 mujeres agricultoras del país. El movimiento tiene el objetivo de difundir y dar visibilidad al ´agro´ brasileño por medio de acciones de educación y comunicación para promover e incentivar el sector agrícola nacional. “Estamos desde el norte hasta el sur del país con mujeres promoviendo acciones de conexión del campo con la ciudad”, dijo. 

Desde Colombia, Luisa Fernanda Melo, gerente general de la empresa Fibras del Interior e integrante de la Confederación Colombiana del Algodón (Conalgodón), reflexionó sobre algunas de las barreras que las mujeres viven en la agricultura, incluyendo en el cultivo del algodón, desde hace muchos años, a partir de aspectos culturales históricos, donde el rol desempeñado por los hombres era mayor, y las mujeres contaban con un papel secundario. Según Luisa, los hombres contaban con más acceso a la tierra, a asistencia, a máquinas, crédito. “Todas estas cosas fueron barreras a las mujeres rurales, barreras culturales que se convirtieron en barreras económicas”. En el caso específico del algodón, la gerente destacó sus dificultades en un “mundo de hombres” donde hay pocas mujeres en el área gerencial. "Cada una de nosotras hemos roto paradigmas; y cada mujer aporta un grano de arena para las futuras mujeres”, finalizó. 

Investigación y ATER para la innovación algodonera

La técnica extensionista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Reconquista, de Argentina, Doriana Feuillade, comentó acerca de los desafíos para las mujeres entorno a la agregación de valor, desde la transformación que sufre el capullo del algodón hasta convertirse en prenda. “Podemos imaginar la cantidad de manos que atraviesan en tareas como el hilado, el teñido, el diseño de la confección y la construcción de una marca que está cargada de sentido y de identidad de un determinado lugar”, señaló. Para Doriana, en esta agregación de valor es importante que se considere el mundo “simbólico” de técnicas y conocimientos que son aprendidos y traspasados de padres a hijos, madres a hijas, de abuelas a nietas. En su cierre, destacó la importancia de políticas públicas que permitan el acceso a mercados. 

Desde Perú, la encargada de extensión del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA)- Piura, Karina Zuñiga, dijo que, con la tendencia creciente por ropa de fibras naturales, su país cuenta con variedades de algodón muy atractivas para el mercado mundial y valoradas por la industria mundial y que para la actividad de cosecha la mujer tiene un rol importante por su destreza con el trabajo manual. Comentó que la pandemia ha golpeado muy fuerte el empleo femenino a nivel general, pero que hay una oportunidad para que las mujeres se organicen mejor. Para Karina, hay que trabajar para “visibilizar la contribución no sólo de las mujeres, sino también atraer el involucramiento de la juventud ya que ellos podrán ser la piedra angular para la introducción de innovaciones en nuestra agricultura familiar", resaltó. 

Inclusión socio productiva de las mujeres algodoneras

La presidente de la Cooperativa Justa Trama, de Brasil, Nelsa Nespolo, habló de su experiencia en la cooperativa, que tiene como principios fundamentales la preservación del medioambiente y la justicia social y económica. “Para nosotros es un gran reto construir cadenas de producción incluyendo todos sus eslabones dentro de una comprensión de economía solidaria”. Nelsa resaltó la relevancia de la producción algodonera agroecológica, desde un enfoque de preservación del medioambiente. “Este es un gran reto, producir de manera orgánica el algodón. El desafío mundial es la preservación del medioambiente que grita para que tengamos prácticas sostenibles”, dijo. 

Liliana Escurra, presidenta de la Cooperativa AoPoi, de Paraguay, destacó el apoyo brindado por el proyecto +Algodón en el fortalecimiento de las capacidades de artesanas paraguayas asociadas de la cooperativa que recibieron entrenamiento en temas como diseño y plan de negocios, entre otros, lo que les ha permitido acceder a mercados. “La capacitación brindada por el proyecto fue muy buena y nos preparó para lo que vino con la pandemia que todos vivimos porque nosotras seguimos con trabajo, tenemos un mercado fijo y, también, fueron abiertas puertas a otros mercados”, afirmó. 

Desde Brasil, cerrando los paneles, Celina Hissa, CEO de la Empresa Catarina Mina, presentó la iniciativa de su empresa que tiene como propósito “repensar los lazos entre diseñadores, artesanas y consumidores. Trabajamos con artesanías hace más de 15 años”. Basado en la transparencia con los consumidores y el acercamiento con las artesanas, los productos cuentan con una etiqueta de rastreabilidad donde por medio de un código de barras se puede acceder a toda la historia del producto, donde fue producido, la artesana que lo produjo. 

La clausura del Simposio Virtual: Mujeres del algodón - la fuerza del rural latinoamericano, se quedó a cargo de Adriana Gregolin, coordinadora Regional del proyecto +Algodón quien subrayó el compromiso absoluto, la motivación y el trabajo "incansable que nosotros desde el proyecto tenemos para avanzar en la inclusión y empoderamiento económico de las mujeres algodoneras latinoamericanas". Según la coordinadora, las acciones afirmativas son necesarias para avanzar en la inclusión económica de las mujeres en la cadena del algodón.