En Rosario, ciudad ribereña de Argentina, el gobierno materializó un programa de agricultura urbana que se ha convertido en un ejemplo muy reconocido como buena práctica en políticas de desarrollo rural sostenibilidad, inclusión social, reducción de la pobreza y promoción de la economía solidaria.

 

Los programas de agricultura urbana y periurbana, cada vez más extendidos, tienen numerosos beneficios, especialmente en términos de seguridad alimentaria en los países testigos del vertiginoso incremento de población en sus ciudades. Estos programas apoyan la producción de alimentos frescos, generan empleo, reciclan residuos urbanos, crean cinturones verdes, y fortalecen la resiliencia de las ciudades frente al cambio climático. La agricultura urbana es utilizada por 90,000 habitantes de La Habana (que produce 6.700 toneladas de alimentos), y en un 20 por ciento de los hogares urbanos en Guatemala y Santa Lucía. En Bolivia, 50,000 familias son también productoras de alimentos. En Bogotá, 8,500 hogares producen alimentos para el consumo doméstico.

El programa de agricultura ecológica en terrenos urbanos desocupados de Rosario (argentina) contribuyó a garantizar la seguridad alimentaria y fuentes alternativas de ingresos, a la vez que se revitalizaron parcelas urbanas deterioradas y umentan las zonas verdes.

Más información en:

• Crecimiento ciudades más verdes en América Latina y el Caribe (FAO, 2014)
• http://www.fao.org/urban-agriculture/es/