Los productores agrícolas pueden utilizar la energía de forma más eficiente al tiempo que reducen su dependencia de fuentes de energía no renovables. Los sistemas agrícolas bien planificados también pueden producir energía de forma sostenible sin comprometer la seguridad alimentaria, contribuyendo así a la transición hacia la agricultura climáticamente inteligente. Esto solo puede ocurrir si los ejemplos existentes de alimentación energéticamente inteligente pueden ser replicados y ampliados de forma significativa.  

La integración segura de la producción de alimentos y de energía puede constituir una de las mejores formas de mejorar la seguridad alimentaria y energética a través de Sistemas de producción integrados de alimentos y energía (IFES, siglas en inglés). La producción integrada de energía puede reducir la pobreza de forma climáticamente inteligente. 

Es posible crear sinergias entre las prácticas agrícolas energéticamente inteligentes y aquellas climáticamente inteligentes a través de prácticas agrícolas de uso eficiente de los recursos que reducen la presión sobre los cambios en el uso de la tierra. Estas prácticas también reducen las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura y disminuyen la dependencia de los combustibles fósiles, mejorando la productividad y la resiliencia de los agroecosistemas.

La relación entre desarrollo de bioenergía, sostenibilidad y seguridad alimentaria puede explicarse a través del enfoque de la FAO sobre bioenergía y seguridad alimentaria (BEFS, siglas en inglés).