
El acceso a la financiación supone una gran ventaja para los agricultores (FAO y Rabobank)
El sector agrícola sigue siendo uno de los que más empleo genera en el mundo, pero gran parte de las personas que se incorporan a él acaban enfrentándose a importantes dificultades para obtener beneficios. Rabobank, banco cooperativo fundado en 1895 por agricultores y horticultores de los Países Bajos, entiende los retos a los que se enfrentan los agricultores: gracias a la atención internacional enfocada en los sectores alimentario y agrícola, y una misión manifiesta de promover una nutrición saludable y mejorar la estabilidad de la industria de la alimentación mediante el aumento de la disponibilidad y el acceso a los alimentos; reúne, pues, las características ideales para ser socio de la FAO.
La FAO y Rabobank comenzaron su labor conjunta en 2013, cuando la Fundación Rabobank, una fundación empresarial que recibe fondos por parte del banco, se asoció con la FAO para aumentar los ingresos de los pequeños agricultores, así como el acceso de estos a los instrumentos financieros y su capacidad de invertir en una producción más eficiente de los cultivos alimentarios. Esta asociación apoyó la implementación de proyectos de la FAO en África oriental, en beneficio de más de 2 400 familias de pequeños productores que participan en cooperativas dirigidas por mujeres.
La agricultura a pequeña escala sigue siendo la principal actividad económica en el África subsahariana y da empleo a la mayoría de la población. Sin embargo, a pesar del papel central que desempeñan en la producción de alimentos y en la seguridad alimentaria, los agricultores que practican la agricultura a pequeña escala suelen tener un acceso escaso o nulo a servicios financieros oficiales. Muchas instituciones financieras rurales carecen de conocimientos especializados en el sector agrícola y de herramientas para evaluar adecuadamente la solvencia crediticia de los agricultores y las cooperativas. Además, la falta de préstamos limita la capacidad de los pequeños agricultores de invertir en las tecnologías y e insumos agrícolas que necesitan para aumentar sus rendimientos e ingresos y, a su vez, reducir el hambre y la pobreza. La Fundación Rabobank y la FAO trabajaron con las comunidades de Etiopía, Kenya y República Unida de Tanzanía para desarrollar y fomentar el uso de instrumentos financieros; Rabobank, por su parte, proporcionó asistencia técnica y mecanismos para compartir riesgos que permitieron a los pequeños agricultores y cooperativas locales desarrollar un historial financiero.
Sobre la base del éxito de los proyectos iniciales, la FAO y la Fundación Rabobank ampliaron su cooperación en 2018, centrándose en brindar apoyo a los profesionales financieros y a los legisladores para el desarrollo de los mercados financieros rurales y agrícolas, y en desarrollar un programa de intervenciones a más largo plazo en Etiopía, Kenya y República Unida de Tanzanía. En 2020, la FAO firmó una nueva asociación con el propio banco para promover la transformación inclusiva y sostenible de los sistemas alimentarios centrándose en la mejora del uso de la tierra, el consumo de agua, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el aumento de la resiliencia de los agricultores y las empresas, los instrumentos y mecanismos financieros innovadores, y el intercambio de conocimientos entre las partes, junto con el intercambio entre ambas organizaciones de sus investigaciones y conocimientos especializados para propiciar un efecto que resulte beneficioso para sus respectivas actividades. La nueva alianza también tiene un mayor alcance geográfico, ya que brinda apoyo a los proyectos no solo en África subsahariana, sino también en la India y América Latina.
Rabobank, banco cooperativo neerlandés, y la FAO firmaron un Memorando de entendimiento (MdE) en julio de 2020 para promover un mayor grado de inclusividad y sostenibilidad de los sistemas alimentarios. La asociación se centra en aumentar la resiliencia de los agricultores y los negocios a pequeña escala, al mismo tiempo que mejora el uso de la tierra y el consumo de agua, disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero y reduce la pérdida de alimentos. La colaboración entre ambas organizaciones se remonta a 2013, cuando la FAO y la Fundación Rabobank se aliaron para mejorar los ingresos de los pequeños agricultores, su acceso a las herramientas financieras y su capacidad para invertir en una producción de cultivos alimentarios más eficiente.