FAO en Cuba

Representante de la FAO en Cuba defiende Agricultura de conservación para la Isla

Foto: Jorge Luis Baños (IPS)
10/07/2014

La Habana (IPS) -- Con menores costos e impactos ambientales, la agricultura de conservación sería la variante más inteligente para Cuba en sus intentos por incrementar la producción agrícola, opina Theodor Friedrich, representante de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La situación local en el sector es muy compleja aun cuando el gobierno le confiere mucha prioridad a aumentar la producción agrícola para reducir las importaciones de alimentos, consideró.
Y, por otro lado, dijo a la Redacción IPS Cuba que la FAO está tratando de apoyar con asistencia técnica al país en el difícil camino hacia la seguridad alimentaria.
La meta conlleva la organización de las cadenas de valor en la producción agrícola para lo que las autoridades locales ya dieron pasos como la entrega de tierras ociosas y la reestructuración de las formas operacionales de las cooperativas.
Sin embargo, también hay retos como la degradación de los suelos, que provoca una disminución de los niveles productivos o aumenta los costos de producción, declaró.
La degradación es el proceso que reduce la capacidad de cultivo de la tierra, causado por la deforestación, desmedido uso de fertilizantes inorgánicos, pastoreo intensivo y la utilización de prácticas agrícolas inadecuadas.
Estudios indican que este problema afecta en alguna medida cerca de 60 por ciento de los suelos cultivables del país.
"Para este problema la FAO tiene una respuesta, un concepto desarrollado en los últimos 40 años en diferentes países del mundo: la agricultura de conservación, la base de lo que llamamos la agricultura climáticamente inteligente", explicó.
Esta modalidad es considerada productiva, sostenible y que da respuestas a amenazas como sequías y lluvias torrenciales, sin necesidad de que el agricultor sepa si el año va a ser seco o con mucha lluvia.
Además ayuda a mitigar al cambio climático.
"Le permitiría a Cuba no solo enfrentar el reto del cambio climático, sino también aumentar la producción, pero de forma sostenible y con costos reducidos", apuntó Friedrich.
La agricultura de conservación promueve la labranza cero, por lo que "no consume combustible, mano de obra y tiempo de tractores, las labores de movimiento de tierra que en el actual sistema productivo son las que más cuestan", detalló.
De acuerdo con el representante de FAO, además de reducir los costos, la ausencia de labranza le da al suelo la oportunidad de recuperar la vida, su estructura natural y la materia orgánica, lo que conduce al aumento de la producción y a la larga, baja el uso de fertilizantes.
"En los suelos degradados que tiene Cuba, con menos de dos por ciento de materia orgánica, el uso de fertilizantes para alcanzar cualquier nivel productivo aceptable tendría costos exageradamente altos, no solo por la labranza sino también por el uso de fertilizantes", destacó el experto.
"Si dejamos de labrar, los rendimientos suben y los costos bajan. Cuba podría realmente alcanzar las metas que espera", sostiene.
Según Friedrich, el suelo naturalmente estructurado, con mayor materia orgánica y cobertura, conserva los canales de raíces y lombrices, lo que permite mayor humedad y mejor drenaje de las lluvias.
Cuando cae un aguacero, indicó, en estos suelos no se ven encharcamientos ni escorrentía no erosión. Entonces, los suelos cubanos explotados a través de esta técnica sufren menos daños por el impacto de los eventos extremos más comunes en Cuba, la sequía y los aguaceros torrenciales.
Otra de las aristas de la agricultura convencional es la mecanización, uno de los rubros priorizados para inversiones en Cuba.
A juicio de Friedrich, "cuando se hacen inversiones en maquinaria hay que repensar y decidir qué rumbo vamos a tomar. Si se va hacia la agricultura de conservación, las inversiones se pueden reducir a la mitad o se puede comprar el doble de la maquinaria para el doble del área que abarcarían las máquinas de agricultura convencional".
Esta nueva perspectiva agrícola no requiere de tractores muy grandes, sino medianos, y no necesita ni arados ni gradas.
La máquina imprescindible es la sembradora directa.
Experiencias emprendidas en Cuba en agricultura de conservación quedaron en el camino, porque no se montaron como una política nacional.
"Necesitamos un nuevo apoyo a este tipo de agricultura. Hay iniciativas, interés y técnicos que conocen el sistema, pero no se aplica todavía. Y eso hay que cambiarlo e integrar esa agricultura a los polígonos, para que crezca la evidencia demostrativa", sentenció.