El 5 de septiembre, el Banco Central de Uzbekistán implementó un régimen cambiario de flotación libre, eliminando la paridad de la moneda local (som) frente al dólar estadounidense, lo que resultó en una reducción casi inmediata de su valor a la mitad. El decreto también suavizó algunos controles de capital sobre las divisas para negocios y personas. La medida tiene como objetivo eliminar el mercado negro para su moneda, así como aumentar la competitividad interna y atraer la inversión extranjera. Se prevé que un som más débil incremente el costo de las importaciones, incluyendo los cereales, de los que el país importa aproximadamente el 30 por ciento de sus necesidades de consumo. En un esfuerzo por frenar el posible aumento de precios, el Gobierno aprobó el 13 de septiembre una resolución para fijar unos objetivos de inflación como marco de su política monetaria.