A pesar del comienzo de la recolección de la cosecha de cereales secundarios de 2020, los precios del sorgo y el mijo cultivados localmente siguieron subiendo en noviembre y alcanzaron nuevos máximos históricos, debido sobre todo a la continua depreciación de la moneda nacional. Los precios del trigo, en su mayor parte importado, aumentaron también hasta alcanzar niveles sin precedentes en la mayoría de los mercados examinados. Los precios de los cereales se situaron en noviembre en niveles excepcionalmente altos, más de cuatro veces superiores a los valores ya elevados de hace un año. La tendencia al aumento sostenido comenzó a finales de 2017 debido a la difícil situación macroeconómica, unida a la escasez de combustible y a los altos precios de los insumos agrícolas que elevaron los costes de producción y transporte. En 2020, la escasez de suministros a raíz de la reducida producción de cereales de 2019 y las perturbaciones a las actividades de comercialización relacionadas con las medidas adoptadas para contener la propagación de COVID-19, unidas a las inundaciones generalizadas, ejercieron una ulterior presión alcista sobre los precios.