El índice de precios de los alimentos de la FAO vuelve a disminuir en febrero

Se prevé un aumento de la producción de trigo en 2024 pese a la reducción de la superficie sembrada motivada por los precios

Trigo creciendo en Tayikistán.

©FAO/Nozim Kalandarov

08/03/2024

Roma – La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) informó el viernes de que el indicador de referencia de los precios mundiales de los productos alimenticios había disminuido por séptimo mes consecutivo en febrero, ya que el descenso de las cotizaciones internacionales de todos los cereales principales había compensado con creces la subida de los precios del azúcar y la carne.

El índice de precios de los alimentos de la FAO, que hace un seguimiento mensual de los precios internacionales de un conjunto de productos alimenticios comercializados a escala mundial, se situó en febrero en un promedio de 117,3 puntos, lo que supone un 0,7 % menos que en enero y un 10,5 % por debajo del valor registrado en el mismo mes de hace un año.

El índice de precios de los cereales de la FAO descendió un 5,0 % en febrero, situándose en un nivel un 22,4 % inferior al de febrero de 2023. Los precios del maíz para la exportación fueron los que más cayeron ante las expectativas de abundantes cosechas en América del Sur y los precios competitivos ofrecidos por Ucrania, mientras que los precios internacionales del trigo disminuyeron sobre todo por el intenso ritmo de las exportaciones de la Federación de Rusia. En febrero también disminuyeron, un 1,6 %, los precios internacionales del arroz.

El índice de precios de los aceites vegetales de la FAO descendió un 1,3 % desde enero, situándose un 11 % por debajo de su valor de febrero de 2023. Los precios internacionales del aceite de soja se redujeron marcadamente, debido a las perspectivas de una abundante producción de soja en América del Sur, mientras que las amplias disponibilidades exportables de los aceites de girasol y colza a escala mundial hicieron disminuir los precios. Los precios mundiales del aceite de palma subieron ligeramente en febrero, debido al descenso estacional de la producción.

El índice de precios del azúcar de la FAO, por el contrario, subió un 3,2 % en febrero. El aumento obedeció a la persistente preocupación por la próxima producción en el Brasil, tras un período prolongado de precipitaciones por debajo de la media, así como a las previsiones de descenso de la producción en la India y Tailandia, dos de los principales países exportadores.

El índice de precios de la carne de la FAO subió un 1,8 % desde enero, siendo las cotizaciones de la carne de aves de corral las que más subieron, seguidas de las de la carne de bovino, que se vieron afectadas por las lluvias intensas que trastornaron el transporte de ganado en Australia. También subieron ligeramente los precios de la carne de cerdo, debido a la mayor demanda por parte de China y a la situación de escasez de la oferta en Europa occidental. Los precios internacionales de la carne de ovino disminuyeron en parte debido a una producción récord tras la reconstitución de rebaños en Australia.

El índice de precios de los productos lácteos de la FAO aumentó un 1,1 %, impulsado por la mayor demanda de importaciones de mantequilla por parte de los países compradores asiáticos. También subieron ligeramente los precios de las leches en polvo y del queso.

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Nuevas previsiones para los cereales a nivel mundial

La FAO también ha publicado una nueva Nota informativa sobre la oferta y la demanda de cereales, en la que eleva ligeramente su pronóstico sobre la producción total de cereales del mundo en 2023, ubicándola en 2 840 millones de toneladas, y ofrece una serie de proyecciones nuevas.

Según el pronóstico actual, la utilización mundial de cereales en 2023/24 asciende a 2 823 millones de toneladas, lo que supone un aumento del 1,1 % respecto del año anterior, fundamentalmente a causa de un mayor uso del maíz y el trigo como piensos para el ganado. Se prevé que aumenten las reservas mundiales de cereales, debido enteramente a los cereales secundarios, y que la relación entre las reservas mundiales de cereales y su utilización finalice el año en un nivel “holgado” del 31,1 %, frente al 30,9 %. El pronóstico indica que el comercio mundial de cereales aumente un 1,3 % respecto del año anterior, impulsado por la mejora de las perspectivas sobre la exportación de maíz en Ucrania y la mayor demanda de China.

La FAO también publicó su pronóstico preliminar sobre la producción mundial de trigo en 2024, fijándolo en 797 millones de toneladas, lo que representa un aumento del 1,0 % desde 2023. La bajada de los precios del trigo ha provocado un descenso interanual del 6 % en la siembra de trigo de invierno en América del Norte, donde, pese a ello, la producción podría aumentar debido a las buenas perspectivas de rendimiento. Las condiciones atmosféricas favorables también apuntalan las expectativas de aumento de la producción de trigo en 2024 en la Federación de Rusia, una potencia exportadora, así como en China, la India, el Pakistán, la República Islámica del Irán y Türkiye.

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Los conflictos agravan la inseguridad alimentaria

Los conflictos y las condiciones atmosféricas adversas están exacerbando el hambre en los 45 países de todo el mundo de cuyas evaluaciones se desprende que necesitan asistencia alimentaria externa, según el último informe Perspectivas de cosechas y situación alimentaria, una publicación trimestral del Sistema mundial de información y alerta sobre la alimentación y la agricultura (SMIA) de la FAO, también publicado hoy.

En el informe se señala que los conflictos en los países asiáticos del Cercano Oriente y en África occidental y oriental están provocando niveles alarmantes de la fase más grave de inseguridad alimentaria aguda, con gran preocupación por la situación de toda la población de la Franja de Gaza en Palestina. Se prevé que las condiciones atmosféricas secas generalizadas agraven la inseguridad alimentaria en África austral.

Aunque se espera que la producción total de cereales en 2024 aumente modestamente en los 44 países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, los bajos niveles de producción registrados en 2023 y la creciente escasez de existencias han hecho que aumenten las necesidades de importación de varios países subsaharianos.

La recolección de las cosechas de cereales de 2024 comenzará en abril en África austral, donde el prolongado déficit generalizado de precipitaciones asociado al fenómeno meteorológico El Niño ha reducido drásticamente las perspectivas sobre la producción. Las principales zonas de cultivo de Malawi, Mozambique, Zambia y Zimbabwe han recibido menos del 80 % de la media de precipitaciones desde el pasado mes de noviembre, lo que apunta a un aumento de la necesidad de importación de cereales en estos países en la próxima campaña de comercialización 2024/25.

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